LUNES 15 de Diciembre de 2025
 
 
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Educación pampeana 

“La vocación no se cambia nunca”

La semana pasada, el Ministerio de Educación de La Pampa realizó un emotivo acto en homenaje a la trayectoria docente, en el marco del Día de los y las Docentes. Durante este evento, se entregó el premio “Profesor Alfredo Natalio Fernández”, en distinción a la labor educadora provincial, a María Eugenia Alonso Rodríguez, profesora de Educación Inicial y Primaria de General Pico.

 

La actividad oficial contó con la presencia de la ministra de Educación de La Pampa, Marcela Feuerschvenger, quien expresó: “Ustedes saben que el nivel Inicial enfrenta hoy uno de los mayores desafíos: universalización de salas de 3 años, obligatoriedad de salas de 4 y 5 años. María Eugenia, como tantas otras docentes se ha puesto al hombro este gran desafío, es una de las artífices de que todo esto sea posible”.

 

Alonso Rodríguez es oriunda de General Pico y actualmente se encuentra a dos meses y medio de alcanzar su jubilación. Ella trabaja en el Jardín Nº 2 Sala de 5 años Anexo 233 y por la tarde en Speluzzi como preceptora del Jardín Nº 26. Su carrera docente inició el 24 de febrero de 1993, a los 23 años, acumulando 31 años ininterrumpidos frente a estudiantes.

 

Al ser consultada sobre su elección por la docencia, María Eugenia comentó: “Yo amaba a mi maestra jardinera que estaba en Córdoba y después la iba a ver de grande. Me llamaba la atención todo lo vinculado al jardín. Estudié, me encantaron las prácticas, me enamoré; digo ‘esto es lo mío’ y bueno, acá sigo firme. Cambió un montón de cosas pero la vocación no se cambia nunca”.

 

María Eugenia tuvo su primera experiencia en el nivel inicial en Embajador Martini. Luego continuó en Mauricio Mayer y Ojeda, y comentó: “Tuve la suerte de trabajar en todos los jardines de General Pico”, así como en varios de sus anexos, desempeñándose como maestra de sección y preceptora. También trabajó en el nivel Primario en General Pico y como coordinadora de curso y auxiliar docente en el nivel Secundario. Sobre estas experiencias, mencionó: “Períodos breves pero me llevo los mejores recuerdos tanto de equipos de gestión, compañeros y alumnos”.

 

Recordó que “me iba a dedo a trabajar a los pueblos y he llegado a dormir en el depósito de una escuela, ya que no había pensión ni departamentos para alquilar, así que con una temperatura bajo cero, lluvia, calor de casi 40° pleno diciembre en la ruta, a la escuela se iba igual”. Describió esta vivencia como “una experiencia inolvidable”, donde “conocí mucha gente, muchas historias de vida y eso me hizo amar y valorar más aún mi profesión”.

 

Al recordar momentos gratificantes, la docente señaló: “Se me vienen muchos a la mente, pero hay algo que me supera: la mirada de amor y el abrazo auténtico de un niño/a, es lo mejor que me puede pasar”. Para ella, la clave para mantener una conexión significativa radica en “la mirada, pero una mirada de amor; también escucharlos, generar el vínculo afectivo desde el primer día es fundamental. Y el abrazo: para un niño un abrazo es sanador, para un adulto también. Una vez un alumno percibió mi tristeza y me dijo: mis abrazos curan”.

La docente distinguida también ha sido testigo de los cambios significativos que han ocurrido en el ámbito educativo a lo largo de sus 31 años de carrera. Uno de los aspectos más destacados es la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en el aula. “Yo soy de las seños que hacía la planificación a mano en una gran hoja cuadriculada, no había ni computadora, ni celular, ni WhatsApp. Así que continuamente me estoy aggiornando y me desenvuelvo bastante bien; sobre todo, aprendo mucho de los niños, ellos son nuestros mejores maestros y nos van marcando por dónde es”, expresó.

 

María Eugenia compartió su perspectiva sobre la enseñanza y el vínculo con los alumnos, destacando que no da consejos, pero menciona que utiliza unos “MARUTIPs” que le resultaron efectivos. Para ella, es esencial generar un vínculo afectivo con los estudiantes y mantener una comunicación constante con las familias. Resaltó que el respeto y el trabajo en equipo son fundamentales, además de nutrirse y apoyarse mutuamente con sus compañeras. Una de sus recomendaciones más entrañables es no olvidar a la niña interior: “que se disfracen, que bailen, que jueguen mucho con sus peques y que disfruten de la profesión más hermosa”.

 

En relación al reconocimiento recibido por parte del Ministerio de Educación, María Eugenia confesó que no se lo esperaba. “Todas mis compañeras son impecables; creo que todas se lo merecen. Cuando escuchaba a la señora Ministra hablar sobre el adjetivo y el sustantivo, me impactó mucho. Pensé: ‘Ay, qué interesante, a quién le tocará’, pero nunca imaginé que sería yo”. Describió su reacción como sorprendente y agradecida, considerando este reconocimiento como un “broche de oro” al final de su carrera.

 

 

 

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