Como dice el paisano: “Hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño”, casi una metáfora que, aquello que se muestra es el principio de un proyecto de largo alcance, dando la pauta de que lo señalado es una especie de adelanto de lo “grueso” que vendrá una vez se consigan los votos necesarios en las cámaras legislativas.

El titular del Ejecutivo nacional pidió que lo acompañaran en este nuevo esfuerzo que realiza el gobierno para alcanzar a delinear los trazos finales de la reformas que requiere la Argentina para comenzar a crecer.

Estas palabras llevan a presuponer que el plan mantiene exigencias que pesarán en la economía interna para alcanzar a definir y darle fortaleza a la macroeconomía, respondiendo a las exigencias del Fondo Monetario Internacional y a los contenidos de la “letra chica” del convenio comercial suscripto con los EEUU, que aún no se conoce y formarán parte del articulado de confidencialidad que normalmente encuadran estos acuerdos.

Se ratifica la decisión libertaria de concretar la reforma, modernización o reacomodamiento de la ley laboral, procurando alcanzar una actualización acorde a las circunstancias de las nuevas tecnologías y en procura de armar estructuras para incorporar a los trabajadores informales, como uno de los resortes requeridos para alcanzar suficiencia en lo que concierne a los fondos previsionales, hoy faltantes y en franco deterioro, afectando a la clase pasiva.

El Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, bajo el mando de Federico Sturzenegger, asegura, en nombre del gobierno, que: “Mientras continúa con las negociaciones por el Presupuesto 2026, el Gobierno ya tiene los borradores de las reformas laboral y educativa que enviará en los próximos días al Congreso, a los efectos que hagan las observaciones que consideren pertinentes, y de ser aceptadas por el presidente Milei, que se apruebe durante las sesiones extraordinarias, que serán convocadas para los meses del verano”.

La idea es que los períodos de vacaciones serán mínimos y estarán sujetos a las necesidades que tendrá el gobierno nacional de poner en marcha aquello que resta de la planificación original de la Ley Base y la selección que se realizó de normativas, leyes que, según el programa libertario, deben desaparecer -igual que las reparticiones que las operan - o ser suplidas por normativas aggiornadas al presente del cambio argentino.

Uno de los temas más cuestionados está basado en los trascendidos sobre la reforma laboral que analiza el Consejo de Mayo, que ya ha dado a conocer que existe un borrador avanzado sobre el cual Sturzenegger está trabajando junto al resto de los miembros del Consejo.

Dijo el titular del ministerio de Desregulación: “Tenemos la base, estamos compartiendo entre nosotros diferentes versiones de cada tema, pero no se pueden difundir, aunque algunas ya se filtraron”.

Se procurará una fórmula para transformar algunos aspectos de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT), los regímenes especiales y los procedimientos judiciales.

Los cambios no afectarían al empleo público, el trabajo agrario, el régimen de casas particulares, los vínculos comerciales regidos por el Código Civil y Comercial y a los servicios personales de transporte, reparto y mensajería mediante plataformas tecnológicas.

Sturzenegger afirmó a diversos portales de noticias que: “No es criterioso, y provoca una alteración injustificada de los diferentes sectores del trabajo que alertan sobre posibles avances sobre las seguridades laborales del trabajador”. Agregando: “Son inexactitudes que no responden -por ahora- a los contenidos que se están evaluando”.

Pero afirmó, tal como dijo el presidente Milei, que “la ley laboral como la reforma educativa serán cambiadas. No habrá en esto marcha atrás para el resto del mandato, a partir del 10 de diciembre, ya estarán incorporadas a las vidas del trabajador y de la educación”.

Esta vez el presidente Javier Milei jugó con la realidad, intentando morigerar el entusiasmo de quienes piensan que lo malo pasó. El “ajustarse los pantalones” fue una clara advertencia que a la sociedad argentina aún le falta un difícil camino para recorrer y sin saber a ciencia cierta si la receta es la adecuada para generar el gran cambio.