DOMINGO 07 de Diciembre de 2025
 
 
Compartir
Twittear
 

¿A dónde nos colocó Javier Milei?

Un interrogante que, según se puede recoger de las declaraciones que se han conocido en otros medios, tanto nacionales como internacionales, tiene diversas y muy antagónicas interpretaciones.

Para algunos sectores, el presidente libertario a través de la gestión desesperada realizada por el Ministro de Economía, quien fue enviado de urgencia a Washington para establecer con Scott Bessent un sistema de “salvataje” que evite que la versión Argentina del “Titanic” termine de hundirse, entregó lisa y llanamente la soberanía ante el operativo del manejo económico y financiero del país recibido del Tesoro estadounidense.
Enfrente, como en el sistema jurídico, está la otra biblioteca donde analistas, especialistas económicos y partidarios celebran haber sido salvados por el presidente Donald Trump y sienten que pueden, con otro ánimo, enfrentar las elecciones legislativas nacionales del próximo 26 de octubre.
La incursión monetaria del Tesoro y la labor de entrecruzamientos con Bancos radicados en Argentina no tiene precedentes y señala la intromisión de un país extranjero en la economía interna.
Esto es una lectura que se desprende de la acción concretada por Luis “Toto” Caputo con la anuencia presidencial acordando con el plan elaborado por Bessent y su equipo, en donde tiene activa participación e injerencia el JP Morgan de notable influencia en el mercado financiero mundial.
El secretario del Tesoro norteamericano es el hombre en el cual el presidente republicano Trump ha depositado la confianza negociadora para lograr determinados objetivos en Argentina, uno de ellos, tal vez el principal, es el asentamiento norteamericano para frenar al gigante asiático China, que hoy tiene una importante estructura instalada en el país.
El anuncio de Bessent así lo refleja cuando expresó que “el Tesoro compró pesos en una audaz jugada para contener el dólar y ayudar a Milei en la elección”.
De esta manera se inicia un operativo de transformación en el ámbito de la economía, que pondría a la Argentina en una situación de dependencia absoluta, suceso que quedó palmariamente demostrado cuando trascendió que Milei ya se comprometió a sacar a China de este territorio.
El operativo, según dejó trascender el funcionario norteamericano: “Es apoyar el régimen de tipo de cambio flotante de Argentina. Hoy, el Tesoro utilizó su cuenta en Santander para comprar pesos. También confirmamos la existencia de una línea de swap de 20.000 millones de dólares para respaldar la estabilidad”.
Las críticas también se hicieron oír y dada la personalidad de alguno de los que hicieron conocer su opinión merece atención, tal es el caso del premio Nobel de Economía, Paul Krugman, quien expresara que: “el secretario del Tesoro está ayudando a sus amigos en los fondos de cobertura tras las fallidas apuestas en la Argentina”.
Otro de los aspectos señalados por el conocido y prestigioso economista fue: “No existe un escenario plausible en el que incluso US$20.000 millones en préstamos estadounidenses salven la fallida estrategia económica de Javier Milei. El núcleo de esa estrategia, es lo que se llama ‘estabilización basada en el tipo de cambio’. Es decir, sostener el peso en un intento por reducir la inflación”, pero como señala Maurice Obstfeld, ex economista jefe del FMI, “América Latina es un museo de fracasos en estabilizaciones basadas en el tipo de cambio”.
Descartando los posibles contenidos ideológicos que alejen suspicacias -aunque naturalmente las hay- no fue la única voz escuchada en torno a la intención de Donald Trump de hacer pie en Argentina, como centro estratégico para esta parte del mundo.
Es evidente que la primera intencionalidad de concentrar el poder no solo económico, sino comercial y financiero, alejando el riesgo que significa el avance que ha logrado China compitiendo espacios de poder, quedó clara cuando Bessent adelantó que el desmantelamiento del poderoso país asiático de todo aquello que ya está asentado es el compromiso asumido por el presidente Javier Milei.
Argentina está soportando una etapa de controvertidas acciones en lo político, económico, financiero y social. El plan elaborado por Javier Milei se centra en lograr un liderazgo para esta parte de América, y lo sustenta en entregarse a una relación con uno de los poderosos del mundo, quien no repara en ningún mecanismo cuando se trata de devolverle a los EE.UU el poder sobre el resto del planeta.
Desde que asumió, Donald Trump ha intervenido en todos los conflictos y litigios que se están desarrollando, procurando erigirse en el gran mediador y en cada episodio positivo realzar su figura como el más poderoso del orbe.
Mientras esto sucede puertas afuera de los Estados Unidos, interiormente está librando una dura lucha política con el sector Democrático que entiende que se están cometiendo errores que resultarán negativos para el crecimiento y desarrollo de los estadounidenses.
No obstante, esta circunstancia mantiene el derrotero de sus objetivos, habiendo logrado un principio de acuerdo entre Israel, Hamas y Palestina. Mantiene abierta las negociaciones para la paz entre Rusia y Ucrania y procura alcanzar una línea de entendimiento con Xi Jimping.
Puso barreras para la inmigración descontrolada, fundamentalmente la mexicana, la procedente de África, y de medio oriente, imponiendo condicionamientos muy severos en aras de controlar el espectro laboral que había sido, en determinadas y muy puntuales tareas, ocupado por los migrantes afectando el tejido social de los norteamericanos.
Hoy en circunstancias muy especiales donde Argentina está transitando por una nueva experiencia política, generada en un liberalismo extremo, consecuencia del anarcocapitalismo, practicando una filosofía política y teoría económica que aboga por la abolición de los estados centralizados, en favor de sociedades sin Estado, donde los sistemas de propiedad privada son impuestos por agencias privadas, se genera el ámbito propicio para los objetivos de Trump.
Un cambio que está deteriorando a la sociedad y ha comenzado a sentirse en las reacciones de repudio que dejan en evidencia la realidad por sobre las promesas no cumplidas y ponen en riesgo la institucionalidad del país.
Difícil predecir a esta altura si el gesto de Trump no generará un nuevo escenario de conflicto, donde se ponga en juego el nacionalismo frente a la entrega.
Mucha tela para cortar de aquí al 26 de Octubre. El lunes 27 comienza una nueva historia, cuyo argumento no se conoce en detalle. Se habla de cambios gubernamentales y de enfrentar el medio mandato faltante con nuevos objetivos. Todo es perfectible y puede cambiar según el resultado electoral.

Escriba su comentario

Tu email no sera publicado.