SÁBADO 13 de Diciembre de 2025
 
 
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“A Dios rogando y con el mazo dando”

Según la interpretación que una gran mayoría otorga a este dicho es: “Cuando deseamos algo, está bien encomendarse a Dios, a la Providencia, pero haciendo a la vez todo lo que esté en nuestra mano por lograr lo que pretendemos”. En este caso, a las “fuerzas del cielo”, con cada vez más ajuste y achique.

No es una situación antojadiza, ni que se esté malinterpretando, todo lo que el gobierno anarcocapitalista de Javier Milei está llevando a cabo para lograr sus objetivos, es la cruda realidad.

Se puede coincidir en muchos aspectos en aquellos puntos que señala el gobierno, tienen necesidad de un cambio. La eliminación de las “prebendas” políticas; la desaparición de la intermediación en la atención de las necesidades que una parte del tejido social argentino está requiriendo.

Conformar un ámbito laboral que contemple las necesidades del trabajador con toda amplitud, pero sin que esto signifique mantener un estamento de poder sindicalista que se ha anquilosado en el manejo de los sectores del trabajo e imponen condiciones, muchas de las cuales tienen un profundo significado económico, que debe ser eliminado.

Aparece como injusto, una clase dirigente millonaria y una de laburo empobrecida que debe pelear continuamente por mejorar sus salarios, enfrentando a las empresas, que no siempre pueden responder a las urgencias y necesidades de quienes peticionan.

Esto, y muchas otras circunstancias que dan marco al -por ahora no consolidado programa de gobierno del presidente libertario-, tiene profundas antinomias que deben ser contempladas para evitar daños irreversibles. Ya no en el tejido social, sino a empresas, emprendimientos y PyMEs que hoy se enfrentan a decisiones económicas que son sentencias de cierre en poco tiempo.

Se habla constantemente de los fundamentos del “RIGI” como la “panacea” de un futuro económico que serán pilares en el despegue de Argentina. Primero aclaremos el “RIGI” es: “El Régimen de Incentivos a Grandes Inversiones (está incluido en el título VIII del proyecto de ley que aprobó la Cámara de Diputados y en algún punto es una línea roja para el Ejecutivo”.

La medida, que es uno de los motivos más discutidos, con el impuesto a las ganancias, determina que se “Crea un régimen especial que implica modificaciones importantes en estatutos impositivos, aduaneros y cambiarios”.

El gobierno, con esta medida, pretende atraer proyectos de inversión superiores a los 200 millones de dólares y fomentar la llegada de capital extranjero y fondos nacionales, en este caso de los que se consideran están guardados, porque no resulta rentable ponerlos en ningún negocio, empresa o creación de un nuevo emprendimiento.

El tema está mereciendo profundas discusiones y disidencias notorias entendiéndose que, facilitar a los fondos de inversiones posibilidades de menores cargas impositivas, otorgando la libre disponibilidad de fondos gananciales pudiendo sacarlos del país, ponen en riesgo la industria local en todo los sectores, muchos de los cuales ya comenzaron a tomar medidas previendo que este articulado de la Ley Base tenga votos positivos y pueda poner en funcionamiento, sin contemplar, paralelamente, la protección de los emprendimientos locales.

Ya se conoció que industrias de Rosario despiden hasta un tercio de los trabajadores por la apertura de importaciones. La decisión del gobierno nacional de reducir los aranceles de importación para heladeras y lavarropas, golpeó al corazón de la industria de línea blanca, con fuerte presencia en el Gran Rosario.

Por esta situación, sumado al abrupto freno de la actividad en el primer trimestre del año, las fábricas ya achicaron un 30% su plantel de trabajadores -entre contratados y efectivos - y eliminaron turnos de producción.

Este fenómeno ya está siendo objeto de análisis y tratamiento para establecer las formas en distintas provincias del país. De concretarse el objetivo del gobierno de Milei y poner en marcha este capítulo de la Ley, se estaría ante un problema interno de profunda gravedad social, que ha sido advertido por legisladores, gobernadores que ven en esta apertura del mercado en favor de capitales de inversión extranjeros, claras ventajas sobre las inversiones internas, lo que sería una salvaje depredación del sistema de trabajo empresarial del país.

Los fabricantes de electrodomésticos aseguran que con la reducción de aranceles quedan “muy desprotegidos” contra otros mercados, especialmente China y Brasil. “No estamos contra la importación, pero si esto se realiza sin esperar que la industria se reactive no vamos a poder competir”, según expresó en declaraciones periodísticas Roberto Lenzi, vicepresidente de la Cámara Argentina de Industrias de Refrigeración y Aire Acondicionado (Cairaa).

El tema es de extrema gravedad, ataca las condiciones de comercialización con una extrema liberación de la comercialización y ahora sustentado en los nuevos mecanismos arancelarios hecho que abre las puertas a mercados muy poderosos en el mundo tales como China y Brasil, ambos con un intercambio muy importante con nuestro país y que ahora quedaría resentido por las diferencias que se producirían ante la introducción de por ejemplo electrodomésticos, neumáticos, repuestos para automotores entre otros, que anularían la posibilidad de la producción local ante la diferencia de competitividad.

Una situación extremadamente difícil, que debe procurar subsanarse a través de la única metodología que permitiría que Javier Milei pueda desarrollar su programa de gobierno: acordando políticas ecuánimes, que fundamentalmente contemple lo local y procure compatibilizarlo adecuadamente con las posibles inversiones del primer mundo.

Para cumplimentar este requisito, hace falta aceptar que no se puede destruir, sino fortalecer con políticas sanas que contemplen toda la sociedad y no solo a los que se muestran como “los amigos”.

¿Lo verá Javier Milei?

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