La pregunta esta orientada a encontrar una respuesta que nos satisfaga, no solo a nosotros, sino a toda la ciudadanía, que hoy ve, que el valor del mayor billete circulante, es comparable a los 100 pesos, que alguna vez fueron los más fuertes.
Nosotros ya hemos pasado por cambios en la cotización de la moneda. Esos esfuerzos a la larga unos, otras en períodos mas cortos, fueron un notable fracaso, que lo único que hizo fue ocultar la pobreza en la que estaba cayendo la sociedad.
Tuvimos desde el 5 de noviembre de 1881 hasta el presente en la Argentina 5 cambios del signo monetario, con una vida promedio de 29 años, como la actual que rige desde el 1 de enero de 1992.
Austral, Peso Argentino,Peso ley 18.188, Peso Moneda Nacional, habiendo sido la primera variante el peso oro y plata como la primera en tener vigencia.
Las transformaciones monetarias comenzaron a surgir por obra de las autoridades del Banco Central, en consonancia con funcionarios de economía que ante la notable pérdida de valor adquisitivo de la moneda en circulación y la necesidad de morigerar la impresión masiva de billetes, pergeñaron esta transformación, aumentado su poder compra.
Para poder concretar estas mutaciones se creó en 1880 la Casa de la Moneda de la Nación, que fue la encargada de importar una tecnología moderna de origen francés que permitió emitir en 1881 los primeros billetes impresos en el país.
Así surge “el primer signo monetario que fue el Peso Moneda Nacional (m$n), creado en 1881, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, por la ley 1.130. El fin fue crear una moneda común para todo el territorio y unificar el sistema monetario”.
“El 1° de enero de 1970 hubo un cambio drástico en el país: apareció el Peso Ley 18.188 ($ ley). Este nuevo signo monetario vino a reemplazar al peso moneda nacional”.
En 1983, cuando se llegó a la impresión de un billete de 1 millón de pesos ley, se resuelve operar una variante y surge: “El Peso Argentino creado mediante el Decreto 22.707, durante la presidencia de facto de Reynaldo Bignone”. Un nuevo y cruento golpe al bolsillo de los argentinos.
“Durante el gobierno de Raúl Alfonsín se decidió una nueva permuta en la moneda oficial como parte del plan económico que pretendía contener la inflación. De este modo, el 15 de junio de 1985, a través Decreto 1096 de 1985, se estableció al Austral (?) como nueva peso nacional, siendo equivalente a 1000 pesos argentinos”.
“En el año 1991, durante la presidencia de Carlos Menem, se instauró la que es hasta el momento la moneda nacional vigente: el Peso ($) en reemplazo del Austral. De esta forma, el Decreto 2128 de 1991 estableció que desde el primero de enero de 1992 la relación de conversión fuese de 10.000 australes por peso”.
Un largo y penoso recorrido de la plata argentina, con el consabido empobrecimiento de la sociedad, que de un plumazo veía sumergirse gran parte de lo que había logrado a través de los años de manejar un dinero que se deprecio y arrastró gran parte de la riqueza económica del país.
Fueron, no cabe ninguna duda, herramientas que utilizó la política para ver si lograba superar el el quebranto socio económico en que había caído la Nación.
Hoy es lo mismo. Es una película que los más ‘viejos’ la vivieron en más de una oportunidad. Una variable creando una moneda de mas valor, en este caso 2000 pesos, pone de relieve que el poder de la inflación se esta fagocitando el valor adquisitivo.
Los entendidos en materia monetaria dicen que este nuevo billete que se pondrá en circulación en el segundo semestre del año en curso, ya fue superado, que debería haberse apelado al de 5000 pesos, con lo cual se ganaría más espaldas para soportar una inflación del casi 100 por ciento.
Todo estaría indicando que el billete de 2000 pesos nació viejo y que no resuelve ningún problema. <EM>De acuerdo a las informaciones que replican medios capitalinos, esta decisión se tomó por el posicionamiento de la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que no aceptó más que esta variante, desechando la del billete de 5000 o 10.000 pesos como se evaluaba en torno al presidente Alberto Fernández.
Volvemos a “tropezar con la misma piedra”, una inveterada costumbre de los argentinos, sin importar demasiado quien nos este gobernando. El quebranto económico nos esta llevando a medidas desesperadas, que irreversiblemente nos conducirán a un nuevo fracaso.
Es la realidad de una nueva frustración, que nos plantea la ausencia de crecimiento y futuro.



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