SÁBADO 13 de Diciembre de 2025
 
 
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Todo principio tiene un final...

Nada es eterno ni se invisibiliza con el correr del tiempo, sucediendo las cosas, sin que nadie las perciba como algo anormal.

En algún momento y bajo ciertas circunstancias, fundamentalmente de orden social, aparece el síndrome de la “recapacitación”, estado en el cual la sociedad o parte de ella, comienza a vislumbrar que no se puede vivir en constante pelea.
Este -por ahora- incipiente drama estÁ viviendo el sector del libertarismo que encabeza el presidente Javier Milei. Las acciones que se ven a diario, aquello que se filtra mediante la utilización de redes sociales, son realmente lamentables.
La utilización de la Inteligencia Artificial para crear las “fake news”, marcó un camino de confrontación que han comenzado a tener su “Waterloo”, como ocurrió en la lejana Bélgica y que muestra la caída de Napoleón Bonaparte.
No siempre se puede estar insultando a los que piensan u obran diferente. Es casi un imposible mantener en el tiempo posicionamientos intransigentes en una sociedad cosmopolita como es la argentina.
No en forma permanente se puede aceptar que existe un “Gordo Dan”, nombre con el que se conoce al amigo personal del presidente, Daniel Parisini, que “sugería” a Milei que sacara “los tanques a la calle”, cuando en el Senado de la Nación legisladores, elegidos por el voto del pueblo y representando a las provincias, equivocados o no votaron por tirarle un salvavidas a los jubilados y a la discapacidad, entre otras medidas que van a contramano de los proyectos mileistas.
Se ha establecido, en este último año y medio, un sistema destructivo que procura romper con todo aquello que -según Javier Milei- conspira con sus objetivos gubernamentales. Aunque resulte difícil de entender, muchas de esas acciones repudiables fueron gritos de victoria, cuando aquello que enarbolaban iba en contra de gran parte de la ciudadanía.
Se ha dado el caso donde el presidente Milei repetía, como si fuera una gracia, que desconocía y no era creyente de la instrumentación de la Democracia.
Mientras esta barbaridad sonaba como un sincericidio aceptado, una gran parte de quienes lo secundan se convertían en parte de las tropas que se dedicaban a denigrar homosexuales, atacar con virulencia a mujeres que enarbolaban libertades, muchas veces restringidas por la misma sociedad. Era la violencia por la violencia misma.
Pero esto que estábamos observando en diferentes escenarios que montaba Javier Milei, que se muestra en una constante de pelea que debería ser preocupante, comenzó a tener retrocesos y a ser contrarrestado porque, como dice el refrán, “A cada santo le llega su San Martín”. Así se dieron contundentes derrotas que el gobierno tuvo en el Parlamento argentino, que hicieron causa común para lograr un equilibrio socioeconómico que estableciera y reafirmara los fundamentos institucionales de la democracia que no quiere Milei.
Resulta imposible determinar si serán las primeras y/o las últimas. Lo cierto es que expresiones “políticas” del señalado como el mejor Jefe de Gabinete de la historia argentina, Guillermo Francos, están hablando de reconstruir el diálogo con gobernadores que les respondían y ahora hicieron causa común con el resto. Eso es aplicarle razonabilidad a la gestión política.
Es difícil saber si el presidente Javier Milei, ahora también enfrentado con su compañera de fórmula Victoria Villarruel, a quien llama “la traidora”, se llamará a sosiego y se quedará junto a sus “hijitos” en Olivos, dejando que la política bien tratada convenga lo mejor para el país.
Algo es contundente y debería ser un formal aviso para el gobierno libertario: Resulta un imposible mantener en el tiempo posiciones extremas, dado que como bien expresa el refrán popular: “Te acompañan hasta la puerta del cementerio, pero no entran voluntariamente”.
No negociar con nadie, no hacer ningún esfuerzo para lograr dialogar y sumarle la pelea con los gobernadores -incluídos los aliados- está marcando que algo no está bien y aquello que no regula acciones, razona y aplica la sensatez como herramientas de gobierno termina estrellándose en sus propios fracasos.
Lo pensará Javier Milei y su séquito, o insistirán tercamente en someter a los argentinos.
La realidad no está lejos de revelarse.

 

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