DOMINGO 14 de Diciembre de 2025
 
 
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Se deforma o populariza el lenguaje...

Primero aclaremos que no nos asusta ni llama demasiado la atención porque el que abrió las puertas de los exabruptos, insultos a diestra y siniestra, quien llamaba degenerados fiscales a los gobernadores y o legisladores; econochantas a colegas que diferían de sus conceptos sobre economía, el que hablaba de “pedo de buzo” para señalar que subían rápido fue nada más y nada menos que el presidente de los argentinos: el libertario-anarcocapitalista Javier Milei.

Los obsecuentes y genuflexos afines a sus políticas aplaudían a rabiar porque entendían que el primer magistrado era honesto y legítimo. Así pensaban y lo expresaban.

Para muchos integrantes de la sociedad argentina era una forma de romper las reglas de la ética y la corrección verbal planteando ejemplos que mundanamente se entendían y mostraban un léxico lunfardístico, impropio de quienes deberían ser ejemplos.

De golpe, y por efectos del fracaso electoral sufrido en la provincia de Buenos Aires, quienes lo asesoran y aconsejan con estrategias adecuadas que lleguen a la sociedad, integrada por sus propios seguidores y también por quienes permanecen en la vereda de enfrente, le sugirieron que cambie y se volvió irónico, suspicaz, dejando entrever que seguía opinando igual, pero sabiendo que no caía demasiado bien. En realidad eso se llama FALSEDAD IDIOMÁTICA.

La conversión dio resultados pero la semilla de poder decir lo que se quiere, entendiendo que son formas genuinas de ser, prendió. Hoy no hay límites ni para hombres ni para mujeres, mucho menos para los jóvenes cuyas rebeldías se manifiestan de cualquier manera.

Reiteramos, no pretendemos que nos vean como puritanos y no nos ponemos “rojos” cuando escuchamos verdaderas barbaridades que se dicen cuando se cruzan enervados confrontando en la calle, o en recintos políticos donde -se supone- debería guardarse recato y un marcado respeto, por lo menos por lo que representa un Poder del Estado.

Pero vamos de sorpresa en sorpresa. Un portal de noticias no demasiado considerado por el gobierno de Javier Milei, “La Política Online”, no reparó en considerar que el presidente argentino “fue al pedo a Oslo, no tuvo foto con Corina y Trump pegó el faltazo”, agregando que “El presidente cruzó el océano con su hermana, pero no pudo verse con la ganadora del Nobel de la Paz, que faltó a la premiación”.

Esta definición de lo que piensan muchos argentinos fue para señalar que el viajecito costó la friolera de 300 mil dólares y resultó unas minivacaciones que pagamos todos los argentinos, mientras que el país se debate en un escenario conflictivo a nivel social, económico, político y financiero.

Esto deberá evaluarlo la sociedad en pleno. Es presidente, pero debe medir sus actos para que los argentinos comencemos a notar un cambio.

La riqueza lingüística es cada vez menor y contribuye a la polarización. Un estudio de 300 millones de textos, publicados en los últimos 30 años en internet, muestran una simplificación del lenguaje que parece haber contribuido a la polarización social, también a una profunda deformación confundiendo el decir correcto con el vulgar, grosero o de mal gusto en general.

En verdad y siendo fiel a los ecos generados por este intempestivo viaje, el periodista Feimann de A24 reflexionó sobre la vuelta del presidente sin cumplir ninguno de los aspectos que se habían señalado que tenía en la agenda aprovechando su asistencia al justiciero Premio Nobel de la Paz, entregado a la política venezolana Corina Machado.

Pero nada de eso hizo. Fue una frustración que enojó al presidente argentino y resolvió volverse haciendo inútil un viaje que pudo ser parte del capital internacional que pretende obtener. Eso sí, con la nuestra.

Vale la pena repensar las obligaciones presidenciales priorizando actos que requieren, por su trascendencia, de la presencia del primer mandatario. Los hechos quedaron reflejados en que el proyecto de la Reforma Laboral esperaba ser firmado por Milei, para ser enviado a las extraordinarias legislativas. Acto que pudo ser cumplido luego de su arribo al país.

Ahora solo resta esperar los acontecimientos de la semana próxima, cuando se iniciarán los tratamientos en comisiones de los proyectos presentados en Diputados y en el Senado.

Todos en la “cancha” para empezar un partido difícil que no permite arriesgar ni aventurar resultados.

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