Platense venció 1 a 0 a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, con un gol de Franco Zapiola a los 26 minutos de la segunda etapa, y se metió a la final del Apertura 2025. El Calamar mantiene vivo su sueño y, tras eliminar a Racing en octavos, a River en cuartos y al Ciclón en semis (todos de visitante), buscará el primer título de su historia ante Huracán el 1 de junio en Santiago del Estero.
Este pudo haber sido el último partido de Miguel Ángel Russo como DT del perdedor, ya que es el elegido por Boca para sentarse en el banco. Como en el 2023, cuando perdió la final ante Rosario Central, el domingo irá al Madre de Ciudades en busca del primer título de su vida. Por eso la celebración, a pura emoción, llanto y desahogo.
La palabra imposible no figura en el diccionario de este Platense de Favio Orsi y Sergio Gómez. Venció a Racing en el Cilindro. Después eliminó a River en el Monumental. Y esta vez su víctima fue San Lorenzo, que con todos los problemas dirigenciales y económicos a cuestas fueron todo ímpetu, y por eso recibieron el reconocimiento de sus hinchas a pesar de la derrota. Un primer tiempo con más protestas que juego, con más infracciones que pases precisos, y con ninguna llegada clara en ninguno de los dos arcos. San Lorenzo y Platense marcaron, cerraron espacios y mantuvieron el orden, y así no dejaron lugar para la sorpresa en el Bajo Flores.
San Lorenzo también lo sufrió a Platense. Incómodo se lo vio siempre a Iker Muniain. Poco pudo hacer el vasco en esa primera parte sin diversión en las áreas, aunque con un visitante más firme, más estable en sus entregas. Para colmo, a los 15 minutos el Ciclón se quedó sin Ezequiel Cerutti por una lesión y entró Matías Reali. En el medio del Calamar, Leonel Picco y Rodrigo Herrera cortaron siempre.
Cuando la gente trataba de jugar su partido desde las tribunas colmadas, Platense pegó un gancho a la mandíbula. Un rato antes había salido Augusto Lotti y había entrado Franco Zapiola. El cambio salió bien. De un córner llegó el flojo rechazo de Orlando Gill con los puños y Zapiola le ganó a Elías Báez para clavar el gol con el arco vacío. Otra vez Platense sorprendió a un grande en su propia cancha. Otra vez supo esperar el momento de debilidad, el error, para no perdonar. Y aguantó en el final. Aguantó con Juan Pablo Cozzani tapando un tiro cruzado de Alexis Cuello. Y sacando cada centro que llovió al área. Cuando sonó el pitazo definitivo, el plantel del Calamar tuvo su festejo tan merecido como histórico.
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