Resultan los mecanismos de reestructuración de su staff gubernamental, un teorema que solo encuentra soluciones en la “genética” del presidente Javier Milei.
Comienza a ser un conjunto “variopinto” de políticos que han pasado por varios partidos, unos con mayor experiencia que otros, pero ofrece muchos “blancos” que son objeto del análisis de los analistas políticos, conocidos politólogos y consultores locales que ven alternativas demasiado diferenciadas en sus apreciaciones finales.
Hay una coincidencia: haber optado por Diego Santilli para el Ministerio del Interior, resulta un reemplazo acertado, sin meritar comparativamente el “amarillo” transformado en “violeta” y quien diera un paso al costado, Guillermo Francos, se le asigna un manejo del diálogo con la totalidad de las fuerzas políticas. Aspecto que le brindará opciones positivas para concretar negociaciones con gobernadores y legisladores opositores dialoguistas y colaboradores.
Para la mayoría, una nueva muestra del poder de Karina Milei, que de esta manera recorta el posible poder que se le asignaba al asesor Santiago Caputo, a quien se consideraba un “super ministro” que tendría bajo su mando más de una cartera, entre ellas la de Interior.
La realidad indica que el internismo en el marco del “triángulo de hierro” se está desdibujando ante la imperancia de la hermana del presidente y Secretaria General de Presidencia, Karina Milei, que va sumando cabezas que le responden incondicionalmente.
Se produce una apertura, y tras la frustración del resultado del encuentro Milei -Macri, esto pareciera ser una “carta” que está jugando el presidente en aras de establecer lineamientos de futuros acuerdos.
Nadie puede desconocer las estrategias y los manejos del presidente Milei y su mínimo entorno, fundamentalmente de Karina, sin lugar a dudas la funcionaria más empoderada del staff gubernamental, que juega con opciones y alimenta expectativas de participación de los sectores opositores dialoguistas. Esta situación puede evaluarse, pero no tiene certezas políticas.
Todo el panorama indica que el presidente Javier Milei y el equipo económico, bajo la tutela de Luis “Toto” Caputo, no han podido desactivar las “bombas” que están sembradas en estos próximos meses y que señalan las alternativas de una economía debilitada, con muchas alteraciones, que solo se sostiene sin estallidos por la ayuda del gigante americano, según las órdenes impartidas a Scott Bessent, por el presidente Donald Trump.
El clima interno que se maneja en el marco de la microeconomía y que no recibe las bonanzas de una macro encaminada, ni del superávit fiscal y el déficit cero, salvo en los indicadores que señalan una recuperación, hasta ahora muy poco notoria, sigue alterado por las circunstancias que rodean a futuros aumentos de servicios, crecimiento de precios en supermercados, un costo de vida que sube y que la gente lo padece pero no se lo explica.
La realidad de la consulta inicial sobre quiénes son los beneficiados por los “cambios” señala que a los sectores que se mueven en la política y que pujan por alcanzar niveles de poder, no derrama sobre la ciudadanía, ni sobre el comercio, la producción o las Pymes, entre otros estratos de la sociedad.
La Argentina sigue sin responder integralmente a los planes de crecimiento y desarrollo que, euforizados, pretenden transmitir tanto el presidente como integrantes de su staff gubernamental en integración.
El internismo partidario es parte de la cocina diaria de todos los medios de comunicación. Ningún sector es ajeno a los embates de los egos y ambiciones que señalan un sordo enfrentamiento entre quienes siempre transitaron por -supuestamente- la misma senda. Hoy se ve que era por conveniencia y no por creencia ideológica.
Resulta difícil analizar con certeza porqué Santiago Caputo, el asesor que mayor fortaleza muestra en el gobierno mileista compitiendo con Karina Milei, aceptó seguir siendo el ignoto asesor con influencias, carteras “gordas” y pegado a las faldas del presidente Javier Milei. Solo cabría una explicación: era lo que pretendía. Desde las sombras opera, mueve, acciona, arma o rompe, según sea la necesidad y nunca aparece. Se supone que son sus estrategias, no deja huellas.
De todas maneras, pareciera que el presidente libertario encontró una forma de generar el equilibrio perdido en el “triángulo de hierro”, donde, según sus genes, siempre debe existir una lucha por empoderarse, situación que a él le permite ser el árbitro.
Complejo terreno en el que se mueve el presidente anarcocapitalista-libertario Javier Milei, que hasta ahora le ha dado resultados. Generó atomización de partidos opositores, más allá de los colaboradores y todo gira alrededor de su persona. Logró “violetizar” los “amarillos” y generó una destrucción interna de un partido centenario como el radicalismo, que hoy están desperdigados, unos tratando de agruparse y otros prendidos a la “teta libertaria” para seguir militando en la política.
Una realidad que puede -indudablemente- tener otras explicaciones, pero por ahora es la que se ve, impera y ha ganado terreno en una Argentina sacudida por una nueva forma de hacer política.
De todas maneras, aún no tenemos claro a quiénes benefician tantos enfrentamientos y cambios.



Escriba su comentario