LUNES 15 de Diciembre de 2025
 
 
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Las elecciones ¿son mágicas?...

Sin lugar dudas son la mejor solución para satisfacer los reclamos sociales, no desbarajustar la economía interna y dejar, para más tarde, los tonos agresivos y acciones que perjudican a sectores no demasiados “obedientes”.

En realidad son especiales para mostrar el lado bueno, conformista, tienen algo de mágico.
Es un juego que se presta a las formas que utiliza el presidente libertario-anarcocapitalista Javier Milei. Primero utiliza el palo y castiga sin piedad, pretendiendo mostrarse intransigente y en un todo acorde con su plan de gobierno de Desregulación y Transformación del Estado, buscando instaurar el libre mercado cueste lo que cueste y cuando ve que tiene enfrente programas electorales, que pone en riesgo la línea política de su hermana Karina Milei, pega el volantazo y se siente el liberador de la opresión que ha venido postergando al sector afectado, en este caso el campo.
Resulta difícil de entender e interpretar el libertario. Habría que conocer en profundidad y con certeza los canales de educación familiar que fueron dando forma al hoy economista, con ínfulas de constituirse en el “líder latinoamericano” y de ganar en peso y prestigio que le permita sentarse a la mesa de los grandes del primer mundo y negociar en igualdad de condiciones.
Pero el tema hoy son las prerrogativas que surgen en razón de estar en las puertas de las elecciones. Javier Milei desarrolla con justeza el papel del malo, denostador, insultador serial, hasta que logra la grieta por donde se filtran los que quieren prenderse de la “teta” del Estado, por caso el actual presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, suceso que favorece a sus planes.
Logra el objetivo y satisface a una parte del sector agropecuario, dado que no todos comparten el pensamiento “elitista” de la Sociedad Rural Argentina y difieren en un procedimiento que lo sienten -tal como es- extorsivo, especulador para lograr los votos de ese ámbito de la extrema derecha.
Pero no han sido muchos los que, festejando la “aflojada” mileista que irrisoriamente celebraron Milei y Luis Caputo, señalan que todo está bien. La realidad indica que en el fondo quedaron los defenestrados sociales, los jubilados, las personas que sufren diferentes discapacidades y son repudiadas por el gobierno del libertario.
También miran azoradas las provincias que acuden con reclamos genuinos y que plantean problemas reales, como el de las “rutas nacionales” convertidas en trampas mortales por la ausencia del Estado Nacional que se desatendió de sus cuidados y mantenimiento; sin dejar de considerar que está dejando caer el sistema previsional; que se lesiona gravemente el ámbito universitario y busca privatizar el sistema de salud, a costa de mucho esfuerzo por formar profesionales médicos.
Y esto es el mayor reflejo porque existen otras medidas oficiales que apuntan a la asistencia social, olvidándose que muchos de esos porcentajes de pobreza e indigencia, y ahora la desocupación, conforman parte de una política de desguace y achique que afecta al aparato productivo nacional.
Son tan dañinos los gobiernos prebendarios como aquellos que se olvidan que existe un tejido social muy deteriorado al que deben atender.
Pero hay una realidad concreta, el presidente Javier Milei lo ha mencionado en reiteradas oportunidades: su objetivo es eliminar el Estado y darle esa responsabilidad al sector privado, sin haber sopesado adecuadamente las posibilidades de un país emergente.
Este factor se aleja de mecanismos que puedan reconstruir las PyMEs que se cerraron e instaurar un sistema de producción e industrialización de la materia prima que reclama el primer mundo y que lo haría competitivo.
Esto está vigente, es realidad palpable en todo el país, por eso resulta obsceno que ante la inminencia de una compulsa electoral, se repita -con otro sonido pero los mismos efectos- aquello que ha merecido la crítica de Milei, tratando a los políticos que la hicieron de “casta corrupta”.
Pero en ese escenario estamos. No se puede borrar con el codo aquello que se escribió con la mano. En algún momento sucederá la “vendetta”, ante la similitud de procedimientos con aquello que tanto repudian.
Ahora hay sonrisas y mano abierta. A futuro: ¿Volverán los ajustes, las retenciones disfrazadas y la “motosierra” estará pleno? Quién lo sabe.
Hará falta memoria para enfrentar lo que se viene.

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