Muy pocos conocen la realidad de los acontecimientos que determinaron que el presidente libertario Javier Milei decidiera dilatar el viaje a los EE.UU., situación que determinó una reprogramación de agenda.
El relato va sobre rieles y Trump espera la llegada de su “amigo” argentino para en una reunión de las denominadas “bilaterales” acordar y precisar las formas del préstamo de 30 mil millones de dólares que asfaltarían el camino del gobierno “violeta” hasta las elecciones del 26 de Octubre. Es lo que han dejado trascender funcionarios del gobierno libertario.
Pero en política, ya sea nacional o internacional, resulta extremadamente difícil mantener todo en un absoluto secreto, siempre alguien habla, no con el ánimo de perjudicar o entorpecer, sino que dice la verdad y eso conlleva a modificaciones en los planes.
Donald Trump tiene sus inconvenientes internos que conspiran con algunas negociaciones que otros funcionarios han iniciado. Por ejemplo, de pronto trascendió que el gabinete del presidente norteamericano está dividido entre técnicos y MAGA por el préstamo a la Argentina.
El asesor Stephen Miller y la secretaria de Seguridad, Kristi Noem, cercanos al movimiento MAGA, quieren rescatar a Milei. El secretario de Estado Marco Rubio y su par del Tesoro Scott Bessent, tienen reparos. Nada está asegurado y la presunta bilateral también quedó pendiente provisoriamente hasta que puedan darse respuestas concretas sobre el pedido de Argentina.
Por otro lado, existe suspenso en la entrevista con Kristalina Giorgieva dado que a pesar de las negociaciones que los funcionarios argentinos del sector económico realizan con sus pares del FMI, no han podido llegar a un acuerdo para flexibilizar los compromisos de una deuda que -según los entendidos- es impagable y requiere otros resortes que sean aceptados por el Tesoro de los EE.UU.
Existen reparos en el staff del país del norte, que cuestionan una ayuda como la pretendida por Argentina cuando -sostienen- se abandona a Ucrania, Taiwán o Corea del Sur, aliados clave en tableros estratégicos de la geopolítica.
Un panorama donde reina la incertidumbre, más allá de las buenas relaciones, pone en tela de juicio que todos los anuncios que se realizan deberían estar concretados, y no ser solo deseos enmarcados en los planes que elabora el presidente Milei y su equipo económico.
En los últimos días han sido turbadoras las publicaciones de los principales diarios de Estados Unidos, todas de carácter negativo, hablando de los casos de corrupción que complican a Karina Milei.
Estos sucesos que están siendo analizados por la Justicia y que no se reparan con las expresiones presidenciales, desmintiendo y achacándoselas a la presión de la oposición desestabilizadora que ejercen los “kukas”, han provocado discusiones internas entre la administración de Trump sobre qué hacer con Milei.
En el Departamento del Tesoro, las objeciones tienen un tratamiento más técnico, basándose en la conducción de la cartera de Economía en Argentina. La inoportuna e imprudente frase de José Luis Caputo: que venderá “todos los dólares que hagan falta” para defender el valor de la moneda americana en el techo de la banda, es rechazada tanto por el Tesoro como por el FMI.
Este posicionamiento es la antítesis del relato que se conoció de distintas fuentes provenientes del gobierno de Milei. Todo aquello que ha trascendido desde Washington marca claramente el por qué de la determinación de modificar la agenda y demorar el viaje. Nada está asegurado y de concretarse tendrá condicionamientos muy severos en términos financieros.
De todas maneras y según informaciones provenientes de los EE.UU. el mercado reaccionó al crucial apoyo financiero comprometido por el Tesoro de EE.UU. y al anuncio del gobierno argentino de suspensión de retenciones. Estos dos contenidos, más las afirmaciones del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien aseguró que el departamento que conduce analiza alternativas para socorrer al Gobierno de Javier Milei, abrió una válvula de oxígeno a la economía libertaria.
La realidad argentina está colmada de dudas y reina una gran incertidumbre dada la fragilidad de los contenidos de una política que arrancó a velocidad insospechada y que al cabo de casi dos años de gobierno ha comenzado a deteriorarse, demostrando que “no todo lo que brilla es oro”.
Pensar, con un egocentrismo desmesurado, que el cambio drástico y disruptivo en lo económico-social había terminado, asegurando que estamos iniciando el tránsito hacia la recuperación, fue un relato que duró muy poco y puso al descubierto que el quebranto interno-microeconómico nunca fue alcanzado por las medidas transformadoras y solo hubo un rebote financiero en la apertura de los mercados. La macroeconomía, que poco tiene que ver con el contenido social-humano y mucho con aumentar los capitales de las grandes empresas e inversiones externas.
Hoy, con Javier Milei en EE.UU., se inicia este periplo que procura un salvataje para que el país no se termine de romper y lograr una estabilización que les permita a los “violetas” llegar con oxigeno al 26 de Octubre. Para lo que no hay respuestas, es para el “después”.
Eso deberá esperar.



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