Esta conocida y popular frase, puede ser llevada a cualquier plano de la vida y no se muestra desubicada.
En este caso se está percibiendo notoriamente, y como un juego maléfico promovido por los intereses que albergan quienes pretenden erigirse en intérpretes de aquello que aspira escuchar, leer o ver la sociedad o parte de ella, está generando un clima de inestabilidad social.
Pocas veces se ha puesto tan en evidencia que la política está metida en todo el quehacer de la ciudadanía. Para mal o para bien, con diferentes interpretaciones, se puede apreciar que todos los medios de una manera u otra juegan y movilizan, interpretan o se convierten en voceros de quienes están en un escenario que está intentando preparar el esquema para definir las elecciones que se avecinan.
Y no solo compete al orden nacional, que se ha convertido en un “conventillo” de proporciones inusitadas, sino que, dada la injerencia que hoy han materializado los gobernadores, por diferentes circunstancias, también forman parte del tablero de ajedrez que se mueve según resulte la intencionalidad de quienes los interpretan.
No siempre se ajustan a la realidad y normalmente se toman como referencias episodios que alguna vez fueron noticia y que las reflotan aderezándolas con sucesos de actualidad, que sirven y valen para estar entre los que “las saben todas”.
Naturalmente aparecen los informantes, los bien y mal intencionados, o los despistados de siempre que son útiles a los manejos de quienes pretenden se vean “fantasmas” y “desórdenes” donde solo existen posicionamientos diferentes que resultan útiles y necesarios a la hora de sentarse a una mesa de negociación.
Si el legislador Pichetto se entrevista con la vicepresidenta Victoria Villarruel se puede vincular al entredicho de la fórmula presidencial y es “tener la precisa”, cuando en la realidad no supera los umbrales del chisme barato que confunde a la ciudadanía.
Se puede ser periodista agudo, inteligente, para emitir la pregunta en un marco de respeto, o un arriesgado, arriesgada, que escuchó volar una mosca y sale presurosa/o a buscar el “matamoscas” sin prever que solo desinforma, crea dudas y, creemos, no le hace bien a la profesión que ejerce. Más allá de las disculpas que se piden.
Que en La Pampa el gobernador se haya reunido con intendentes peronistas para delinear acciones futuras ante la proximidad de etapas electorales y que no hayan sido de la “tenida” tres intendentes, dos de ellos representantes de los distritos electorales más importantes de la provincia, sirve para el comentario, también para aquellos a los que les gusta analizar y encontrar la “aguja en un pajar”, o solamente los malintencionados que juegan a destruir. Pero no da para más.
Realmente, podemos tener una opinión sobre el suceso, pero eso no nos brinda el argumento suficiente como para sostener que “un dirigente vació de contenido político el encuentro” -asado mediante-.
Puede ser cierto, no lo sabemos. Se puede suponer: sí, nadie impide que puedan pensar alternativas, pero afirmarlo como lo hizo el portal La Política Online, suena aventurado o mal intencionado.
Estos son solo algunos de los episodios que se van materializando en diferentes escenarios donde se procura contemplar todos los sucesos que ocurren en el vertiginoso andar político que le impone el presidente Javier Milei a su mandato.
Todo aquello que se hace en esos escenarios, conformados a los efectos de ir armando los equipos para los próximos procesos electorales, es materia de diferentes juicios de valor de periodistas, analistas políticos y ciudadanía, de acuerdo al sentido ideológico que los anima.
Pero se está dando la deformación producida por los intereses y los hacedores de estrategias disruptivas que procuran aprovechar las oportunidades que les brindan sus actitudes para ver si logran llevar “agua para sus propios molinos”.
Es la moneda de dos caras que siempre se utiliza como mecanismo para sacar un beneficio.
La realidad es la que manda y la sociedad deberá -ya que está en una etapa de aprendizaje de nuevas propuestas políticas- saber separar “la paja del trigo” para evitar ser, inconcientemente, útil a propósitos no buscados.
El tejido social cruje y el viento sopla cada vez más fuerte. Hay que prestarle atención.



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