Uno de los mensajes enviados por el estafador fue dirigido a un periodista de La Reforma, quien se mostró “interesado” con el objeto de ganar algo de tiempo y comunicarse con el funcionario judicial con la finalidad de alertarlo de la situación.
En la comunicación telefónica, Pellegrino contó que ya estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo y confirmando que no era él quien estaba vendiendo la moneda estadounidense.
El estafador arrancaba la comunicación -por lo menos en el caso conocido- saludando por el nombre de pila del “contacto” y venía la pregunta que para cualquiera que no estuviera absolutamente desprevenido era por demás de sospechosa: “Te quería preguntar si vos tenés alguien de confianza que quiera comprar dólares”.
El interlocutor, entonces, preguntó por el precio de esos dólares, ante lo que recibió la siguiente respuesta: “Tengo 2.500 dólares, con que me lo paguen $ 1265 (ndr: ayer el oficial cerró a 1.370) ya me sirve porque los pesos los necesito por transferencia”.
Para finalizar aclara: “son azules cabeza grande”.