DOMINGO 14 de Diciembre de 2025
 
 
Compartir
Twittear
 

En riesgo de perder más vidas humanas... 

Los últimos datos estadísticos que hemos podido conocer dejan en evidencia que se está produciendo un considerable incremento de accidentes con pérdida de vidas en distintos lugares de la provincia de La Pampa, fundamentalmente General Pico y Santa Rosa.

No escapan a estas evaluaciones, referenciadas en sucesos acaecidos en años anteriores, Realicó, Eduardo Castex, General Acha, y otras localidades que, aún siendo de menor densidad poblacional, muestran un crecimiento en el parque automotor, fundamentalmente motociclístico, que está fundamentando el motivo del aumento producido.
Hay normativas. Han incrementado exponencialmente, para bien, los controles en calles y rutas; se hacen cursos informativos y especialistas en materia de tránsito vehicular aparecen con continuidad en diferentes medios de comunicación, alertando sobre el riesgo existente cuando se desconocer las normas que rigen para un tránsito ordenado.
Existe un crecimiento notorio del parque automotor en general, fundamentalmente en el transporte de dos ruedas. Las posibilidades de acceder a ese medio crecen considerablemente en razón, de planes y operativas a las cuales accede una gran parte de la sociedad que requiere de los mismos para trasladarse a sus lugares de trabajo, transportar sus hijos a establecimientos educacionales, deportivos, entre otros motivos que justifican que a una hora “pico” del día las calles de la ciudad se conviertan en un “infierno” descontrolado, donde todos van apurados y nadie respeta a nada ni a nadie.
Este es un tema que hemos tratado en reiteradas oportunidades, lo mismo que lo hacen otros medios de comunicación, programas de streaming, redes sociales, que a diario reflejan la multiplicidad y gravedad de los accidentes que ocurren.
Existe, por otra parte, un síndrome que está reflejado en las reacciones callejeras, que señala que una gran parte de la ciudadanía sale a la calle mal anímicamente, portando la “mochila” de problemas a los que hoy está sometida y su estado anímico no le permite entender que el error es parte de la vivencia humana y que ser condescendiente con quien lo comete es comenzar a sentirse integrante de una sana comunidad que convive respetando y siendo respetada.
Pero esta circunstancia no es lo más común, por el contrario, prima la otra actitud y eso deviene en discusiones, insultos, agresiones, entre otras manifestaciones de un salvajismo propio del “sálvese quién pueda”.
Tanto se agreden entre ellos como lo hacen con la autoridad que cumple con la función de contralor. Los mismo es que sea hombre o mujer, imperando un desborde de agresividad contenida que rompe con las elementales reglas de convivencia ciudadana.
A este panorama grave y en aumento, se debe agregar el resultado, callejero o de rutas, de tanto descontrol; son vidas que se pierden, o en el mejor de los casos, personas que salen gravemente lesionadas y deben ser asistidas en ámbitos hospitalarios hasta que logran recuperarse.
Estos lamentables sucesos constituyen una preocupación constante de las autoridades del área que perciben que, aún habiéndose incrementado los controles y ajustado los procedimientos, el problema sigue creciendo y amenaza con ser incontrolable.
De acuerdo a los datos del Comando Radioeléctrico, en el 77% de los siniestros viales intervinieron motocicletas. En cuanto a las víctimas fatales, hubo un aumento respecto a años anteriores, suceso que estaría en estrecha relación con el crecimiento del parque motociclistico.
Este aspecto, señalado por las autoridades de control, engloba varias circunstancias que no deberían ser soslayadas cuando se evalúa cómo mejorar las acciones del contralor del tránsito callejero.
Se procede correctamente al profundizar el otorgamiento de licencias nuevas, o las que se renuevan. Es sabido que se preocupan -y está bien- con la gente mayor que debe responder a requisitos médicos y técnicos que aseguren que no constituyen un riesgo a bordo de un determinado vehículo.
Estas medidas son también aplicables a los jóvenes adolescentes, que acuden en procura de lograr su primera licencia para moto o auto. Están física y mentalmente preparados para enfrentar el desafío que es hoy transitar por cualquier arteria de una ciudad, llámese General Pico, Santa Rosa, Buenos Aires o cualquier ámbito del país, aunque realmente no pareciera, si nos dejamos llevar por las estadísticas.
La tarea no resultará fácil y mucho menos de corto tiempo, pero hay que emprender el camino para reconstruir la convivencia ciudadana, estado social del que se desprenderán las normas más adecuadas para lograr el equilibrio que hoy se está necesitando.
El esfuerzo lo valdrá, porque un país no solo se engrandece por contingencias de orden económico, financiero y del mercado: la parte vital la construye la sociedad y a ese cambio se debe apuntar.

Escriba su comentario

Tu email no sera publicado.