DOMINGO 14 de Diciembre de 2025
 
 
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El “toma y daca” del sistema político...

Siempre existió con mayor o menor moderación, según las necesidades de quienes montados en ese escenario procuraban alcanzar no solo el objetivo que se proponían con sus proyectos sino mantener la hegemonía del poder.

Durante los dos años transcurridos del gobierno de Javier Milei, dadas las circunstancias de la debilidad evidenciada en el Poder Legislativo, les fue necesario alcanzar negociaciones y acuerdos para lograr sus fines; no todos porque muchos fueron recortados, pero en la maraña de posibilidades el libertario se hizo de “Facultades delegadas” por el término de un año que le permitieron evitar los tsunamis que prohijaban los sectores opositores.
No obstante el aprovechamiento de estas posibilidades, montadas sobre estrategias donde las promesas acordadas se podían cumplir o quedar solamente en eso: promesas vacías de contenido, fueron atomizando los colaboradores incondicionales, que respondían al PRO y otros sectores, considerados dialoguistas, que cedieron porque fueron convencidos que la “ola libertaria” se extendía y que el “tren pasa una sola vez”. Después solo hay fracaso y frustración.
Los ámbitos más cerrados de la oposición no lograron ver con claridad la “avalancha” libertaria y se enfrascaron más en la infructuosa pelea -conveniente para el mileismo- de hablar de la ex presidenta, desatendiendo la urgencia de conseguir nuevos nombres que reemplazaran a quien condenada comenzó a debilitar su poder.
Imposibilitada de volver, pero con su “rara” astucia política pudo mantener un núcleo duro al que le prometía un futuro que no existía nada más que en sus elucubraciones de un liderazgo perdido.
Una gran parte de la sociedad fue la encargada de correr el telón de la realidad. Alguien dotado de los vaivenes de la política podría decir: “Es el fin de un proceso imbécil”.
Los sucesos acaecidos tras el proceso electoral de medio término materializaron un proceso que se veía surgiendo de una ciudadanía que reniega de los ajustes, aprietes y transformaciones del libertarismo, con esa rara mezcla del anarcocapitalismo, pero ya había decidido que volver atrás no estaba en sus planes. Y de esta manera le abrió las puertas a Javier Milei con una nueva oportunidad por dos años, el término de su mandato.
Aquello que se diluye, que muestra un tremendo debilitamiento, que tiene a sus principales mentores presos o en juicios que pueden tener como corolario condenas muy severas que los aparten del juego de la política en forma definitiva, es el kirchnerismo.
La génesis peronista latente que podría, si sus dirigentes apelan a la inteligencia, lograr nuevamente respaldo social, esta en gestación.
Hasta ahora el empoderamiento obtenido por la figura presidencial y su partido -aún sin robustez- La Libertad Avanza, le están permitiendo con sus “ambulancias” salir en la búsqueda de los heridos que en un plano de incertidumbre política no saben para qué lado jugar. Son fáciles de convencer, porque además no son demasiados firmes en sus convicciones ideológicas y piensan más en mantenerse al calor del poder que constituirse en una sana y constructiva oposición, siendo la opción de un alto porcentaje de la sociedad que se abstiene a volver al pasado pero no reniega de su ideología.
Hoy los escenarios están montados sobre las conveniencias de negociar para el futuro. Es un “te doy si me das”. El vulgar “toma y daca”, expresión que significa reciprocidad en un intercambio, un trueque simultáneo de favores, ideas o acciones, como “dar y recibir”.
La gran pregunta es: ¿Cumplirán lo pactado?, dado que en el interregno de los dos años aún faltantes de gestión, mucha agua correrá debajo del puente.
Pero lo cierto es que todos están aprendiendo rápidamente el “arte fenicio” de la negociación y por lo que se observa son pocos los que permanecen fieles a sus consignas y pensamientos. En realidad, resulta difícil establecer si es bueno o malo cambiar de “barco” en forma continua para no ser arrastrado al hundirse.
En razón de estas disquisiciones es que asistimos a los intercambios que señalan un nuevo frente político que intenta consolidar el presidente Javier Milei, aprovechando el desconcierto y la extrema debilidad que están demostrando los sectores opositores más enconados, por caso el peronismo, kirchnerismo y la extrema izquierda.
Según se ve -aunque no podemos asegurar que resulte una situación que se extienda en el tiempo-, hoy las cartas del triunfo las tiene Milei y su equipo. Aspecto que le brinda la posibilidad de apurar gestiones legislativas y poder -en extraordinarias- concretar, fundamentalmente el Presupuesto, la reforma fiscal, la modernización de la reforma laboral -cuyos borradores ya circulan por distintos sectores-, la Ley de Glaciares, Impuesto a las Ganancias y actualización del Código Penal. Paquete primario que les permitirá avaluar hasta dónde alcanzan los acuerdos negociados con gobernadores y fuerzas legislativas que se han ido acercando al poder de los “violeta”.
El primer proceso de la estrategia, en términos más formales, que decide quiénes cooperarán o no en las futuras determinaciones políticas, está en su fase primaria. De los resultados dependerá fundamentalmente la suerte de los “negociadores oficiales”.
La “ruleta” comenzó a girar y ahora la está manejando Javier Milei.
El futuro es una incógnita.
 

 

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