MARTES 30 de Abril de 2024
 
 
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El gran circo...

Es Argentina, un lugar especial, donde todo está confundido, y como dice el tango ‘Cambalache’: ‘... Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador. Todo es igual, nada es mejor. Lo mismo un burro que un gran profesor’.

Enrique Santos Discépolo, era un visionario o un profundo conocedor de la idiosincrasia de los habitantes de este ‘bendito’ país, que no deja de asombrarnos.

Los entendidos, egresados después de la carrera de Ciencias Políticas, los politólogos, los hábiles relatores de lo que está sucediendo en el escenario que se ha montado, para el desarrollo de la política, se miran atónitos porque más allá de coincidir o no en sus evaluaciones, no se esperaban este desbarajuste de ‘todos contra todos’ y pocos por la sociedad argentina.

El presente muestra una dura confrontación, que se agudiza en la medida que se acortan los tiempos eleccionarios. Oficialismo por un lado genera sus estrategias buscando una consolidación en lo político que le asegure una buena elección. Mientras que la oposición, enfrente en esta grieta ciudadana, tiene todos los cañones apuntados a ver cómo obtienen mejores resultados con sus posicionamientos.

La Cámara de Diputados fue ayer, una clara muestra del profundo quebranto que tenemos en materia conductual. Hubo de todo y para todos los gustos. Nadie se privó de emitir juicios peyorativos para un lado o para el otro. Fue una clara muestra de incivilidad, que no sorprende porque la estamos viendo permanentemente. Pero cuyos resultados serán -no tenemos dudas- totalmente negativos.

El territorio nacional, salvo honrosas excepciones que las hay, es una ‘brasa ardiente’. Hoy los programas televisivos, o informaciones puntuales de páginas virtuales o redes sociales se nutren, especialmente, del mal clima que se está viviendo.

Robos, que hoy ya no son tan simples, porque se realizan portando armas y disparan, sin mediar acciones que lo ameriten. Innumerables acciones donde el protagonismo lo tienen menores, algunos recién ingresando en la adolescencia, que muestran un total desprecio por la vida.

El narcotráfico que está resultando un flagelo que se extiende cada vez más y está generando una fractura de gravedad extrema en el tejido social dada la posibilidad económica de ganar adeptos y servidores a sus objetivos de venta y distribución.

A este, ya complejo, panorama hay que sumarle las reacciones de los grupos sociales, organizados para tener fuerza en sus reclamos y lograr sus objetivos de una mejor subsistencia. Hoy una problemática que tiene notable incidencia en la motorización de la política dado que constituyen un voto ‘cautivo’ de quienes les engordan los planes.

Así observado el país, se nos muestra claramente como un caos al que, naturalmente, no colaboran para nada estas tenidas políticas que se convierten en tapa de todos los medios periodísticos del país.

Todo hace presagiar que lo que se viene a futuro es mucho peor. Y no nos estamos refiriendo solo al estado socioeconómico sino a esta confrontación entre oficialismo y oposición que va adquiriendo matices de una ‘sorda guerra fría’ donde todo vale.

Porque mientras la clase política se pelea, en los distintos estamentos del poder, ya sea ejecutivo enfrentando al judicial y naturalmente ahora metido en el medio, el legislativo, nos estamos perdiendo conocer en detalle los movimientos del sector económico nacional que está procurando arribar a acuerdos con el organismo internacional de crédito, que hoy pone condicionamientos al futuro de nuestro país. O sea más ajuste.

La inflación sigue siendo la ‘vedette’, nadie puede asegurar costos, ni vender sin ‘cubrirse’ las espaldas porque la ausencia de estabilidad de la moneda tiende a llevarlo inexorablemente al quebranto financiero.

Mientras en este circo ‘romano’, sin leones pero con muchos gladiadores, vivir se está convirtiendo en una proeza.

Todo este clima, nos advierte que lo peor todavía no llegó. Diciembre, siempre ha resultado un mes de extrema conflictividad. Llegan las fiestas navideñas y la culminación del año y todos pretenden -con absoluta justicia- pasarla mejor de lo que han venido soportando hasta el presente.

Un juego macabro, del cual nos estamos olvidando, atraídos por las contiendas políticas de los que quieren llegar al poder. Un final, que no promete ser demasiado feliz.

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