Durante los últimos meses se registró una caída sostenida en el nivel de faena, impulsada por la recomposición de los rodeos tras la sequía y la baja rentabilidad en la terminación de animales. Con menos hacienda disponible, las plantas trabajan por debajo de su capacidad y los márgenes industriales se vuelven cada vez más estrechos. Como consecuencia directa, varias empresas del sector aplicaron reducciones de turnos, esquemas rotativos y suspensiones temporarias para evitar un parate mayor.
En La Pampa, los frigoríficos reconocen estar enfrentando dificultades similares a las del resto del país. La menor actividad obligó a algunas plantas a negociar con el personal medidas de contención, como suspensiones pactadas y reducción de horas extras, con el objetivo de sostener los puestos de trabajo y evitar despidos definitivos. Sin embargo, referentes del sector admiten que la situación es frágil y que, si no mejora la disponibilidad de hacienda o los costos continúan en alza, podrían evaluarse medidas más drásticas.
Ha trascendido recientemente que algunas de las empresas frigoríficas radicadas en el territorio pampeano han acumulado deudas millonarias en dólares, inclusive ya se habría producido la suspensión de algunos servicios externos por los abultados montos impagos a los prestadores.
Todo esto repercute fuertemente en el humor social. Trabajadores del sector reconocieron -en diálogo con un periodista de La Reforma- que temen por su futuro laboral y prestadores externos a las plantas confiaron que ante los incumplimientos de las empresas se está rompiendo la cadena de pagos, por lo que los afectados no son solamente a los empleados directos de la industria frigorífica, sino también de otros sectores.
A nivel nacional, cámaras empresarias advierten que la caída del consumo interno -uno de los niveles más bajos en décadas- y la inestabilidad del mercado exportador profundizan el problema. China, principal destino de la carne argentina, mantiene precios deprimidos, mientras que mercados de mayor valor, como la Unión Europea y Chile, redujeron operaciones por factores económicos propios. Para los frigoríficos pampeanos con habilitación exportadora, esta volatilidad se suma a los desafíos logísticos y cambiarios, dificultando la planificación y generando incertidumbre sobre la continuidad de algunos turnos productivos.
Ante esta situación, el Gobierno de La Pampa activó oportunamente mesas de diálogo con empresas y gremios, y reforzó líneas de financiamiento para capital de trabajo y mejoras de eficiencia energética. Si bien estas herramientas ayudan a amortiguar el impacto, empresarios del rubro señalan que el problema es más profundo: la actividad necesita previsibilidad macroeconómica, reglas claras y un horizonte estable para evitar que los episodios de suspensiones se conviertan en cierres o despidos permanentes.
Pese al contexto adverso, la provincia mantiene fortalezas clave: un estatus sanitario destacado, trazabilidad consolidada y una articulación público-privada que históricamente permitió sostener el empleo incluso en ciclos críticos. Sin embargo, la industria frigorífica pampeana reconoce que transita uno de los momentos más delicados de los últimos años y que los próximos meses serán decisivos para definir si el ajuste laboral es transitorio o el anticipo de una reconfiguración más profunda en el sector.
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