“No podemos garantizarle la permanencia”, indicaba la misiva enviada por RH. Al día siguiente apareció otro correo para “descartar” el mensaje. Villarruel volvió a emitir un decreto con recategorizaciones sin incluir el anexo.
Victoria Villarruel avanza con sus nuevos asesores en las distintas esferas del Senado -algunas designaciones, más que polémicas y sensibles- y se apresta a finalizar con la ventana abierta para el retiro voluntario previo a la jubilación informada en junio pasado. El jueves último, un mail de Recursos Humanos de la Cámara Alta generó consternación y decepción a potenciales candidatos que prefieran continuar con su labor habitual, a través de una más que cariñosa frase reforzada con letras oscuras: “En caso de no adherir al mismo, no podemos garantizarle la permanencia en su puesto actual”.
Villarruel había imitado una acción realizada por la gestión macrista de Gabriela Michetti y activó un retiro voluntario para el “personal de planta permanente o temporaria al que le faltaren hasta cinco años para acceder a la edad mínima exigible en el régimen jubilatorio general vigente”, de 65 años en hombres y 60 en mujeres. Según el decreto presidencial 362/25 que rubricó la titular del Senado, los agentes deberán “contar con los años de servicios con aportes requeridos para iniciar el trámite” en cuestión.
Lo más llamativo de la propuesta aparece en el tercer punto del artículo primero del régimen, que aclara: “El personal de planta temporaria deberá estar afectado a alguna de las estructuras orgánicas estables aprobadas por las autoridades competentes del H. Senado de la Nación, con una antigüedad mayor a DOS (2) años”. Quien cumpla con dicho requerimiento -tan sólo más de 24 meses de trabajo efectivo allí- tendrá una chance más que amistosa para sumarse.
De nuevo al correo, que generó -durante la mañana del viernes- un océano de llanto en diversos despachos por quienes están cerca de los límites del régimen, pero no llegan adherirse. En el enternecedor texto se enfatizó: “Tenga en cuenta que, debido al proceso de reestructuración y redimensionamiento en el cual se encuentra el Senado para responder a la realidad del país, en el caso de no adherir al mismo, no podemos garantizarle la permanencia en su puesto actual. Esta oportunidad consiste en el cobro de una suma equivalente a una remuneración bruta, mensual, normal, habitual y permanente, más un adicional del 10%. Durante el período que dure el programa, los montos percibidos se actualizarán conforme a los aumentos acordados en paritarias para el personal”.
La cima del papelón se logró pasado el mediodía del viernes, con un nuevo email aclaratorio. Allí se resaltó: “Debido a una posible mala expresión del correo anteriormente enviado, la Dirección General de Recursos Humanos desea llevar tranquilidad, aclarando que la referencia de la movilidad en los cargos corresponde a la movilidad normal y habitual del Senado, y no a una situación personal de quienes no opten por el Retiro Previo a la Jubilación. Solicitamos descartar el correo anterior y tomar en consideración el presente texto”.
En paralelo continúan más acciones serpenteantes de la vicepresidenta. Por caso, volvió a firmar un decreto para recategorizaciones a ciegas, es decir, sin el anexo con los nombres o legajos correspondientes. Lo que convierte en penoso a todo esto, además del paso hacia atrás en cuanto a transparencia -la Cámara alta siempre estuvo a años luz de Diputados, que parece estar aún en otro siglo-, es la explicación que dieron desde el entorno de Villarruel.
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