SÁBADO 27 de Julio de 2024
 
 
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¿Y ahora?

Una buena pregunta que deberían estar haciéndose la mayoría de los argentinos, no solamente los que están conformando el núcleo duro de LLA, sino aquellos que se encasillaron como opositores-colaboradores y dialoguistas.

Habíamos señalado que las reuniones “negociadoras, componedoras, acuerdistas”, o como quieran denominarlas, habían logrado con 55 firmas, firmar un dictamen, raro, dado que solo había coincidencia de 34, los otros firmaron por obsecuencia partidaria y evidenciando poco nivel legislativo.

Pero que todo resultaba inútil si el visto bueno del “rey” no estaba. Y se dio, más allá de los débiles argumentos que pretende exponer la cara visible del gobierno, el ministro del interior Guillermo Francos, único con “cintura política” que sabe moverse en el “barro”, pero que se frustra cuando el presidente libertario manifiesta su disconformismo con lo convenido, tras arduas y prolongadas reuniones.

Se escucharon expresiones de diverso calibre, algunas realmente desopilantes, que se vertían en medios afines donde, les tiraban “centros” para que se lucieran, ante un logro, que finalmente no es tal, cuando, tras bambalinas se estaba fraguando un dictamen “blue”, con las salvedades del primer mandatario.

De esta manera, propios y ajenos, aunque no lo digan, se deben sentir manoseados, vilipendiados, ninguneados, por un personaje que inopinadamente llegó a la presidencia de la Nación, por el efecto cascada de un sector que perdió la chance de competir y no encontró mejor manera que tirarle un salvavidas al que menos bronca le tenía.

Fue un juego disputado entre cuatro o cinco personajes, manejados por quién operó desde afuera, atento a que no tiene respaldo ciudadano, Mauricio Macri y obtuvo una victoria, a espaldas de la ciudadanía en general. De esta manera se da forma concreta a la figura del liberal Javier Milei.

Y así llega al “Sillón de Rivadavia” un candidato que gritaba, hablaba con su perro muerto, y que a sus cuatro canes llama “mis hijos”. Cuya autoridad emana del visto bueno de “El Jefe”, su hermana, Karina Milei. Sin estructura, sin representantes en las provincias, y con escasísimos legisladores. Era sin lugar a dudas un salto al vacío, dado solamente para obtener una victoria electoral a lo “pirro”.

A los golpes, con idas y venidas, nombres que aparecían y a las 48 horas ya no estaban más, algunos, en menos tiempo, eran descartados. Una suerte de “ta-te-ti” con 46 millones de argentinos que miraban un escenario confuso, alterado, que amenazaba con “romper” todo un reconstruir una nueva Argentina. Todo muy raro y hasta difícil de entender, pero sin los atributos de “Nostradamus” era difícil predecir. Había que esperar.

Vamos para los dos meses de gobierno -si es que puede llamarse gobierno-. Hemos visto de todo con un solo hilo conductor: “Todo aquello que Milei no apruebe, es un esfuerzo inútil”.

La gran pregunta y dentro del marco de respeto que corresponde a la investidura presidencial: Javier Milei, ¿qué había hecho en la política? ¿Qué solidez surgía de sus promesas de salvar al país? Las idas y venidas, los controversiales mensajes que materializaba cuando exponía sus ideas, arrojaban muchas dudas.

La realidad es una sola y hoy está presente y a casi sesenta días de atribuciones presidenciales, nada está firme; nada se ha consolidado y el país se disparó económicamente al punto que pocas cosas tiene un valor estimable, sino el que pone el mercado que dispone los precios.

Un comando unificado, que se cree un enviado, sobre el cual están las “Fuerzas del cielo” que lo protegen y que no admite concesiones, errores y que alienta ser la única verdad, a la deben responder 46 millones de habitantes.

Ante ese marco tan distorsionado, surgen las tremendas contradicciones que observadas desde la “platea” -cara, por cierto- donde estamos los argentinos de a pie, permite ver cómo se desconocen mecanismos legales emergentes del funcionamiento de un Poder como el legislativo.

Así surge el tan mentado “dictamen blue”, que pretende corregir y hacer valer por sobre el ya firmado por 55 legisladores y que tiene posibilidades de ser tratado en una sesión plenaria de la Cámara de Diputados.

Reuniones secretas que se realizan fuera del ámbito legislativo son una clara señal que se pretenden arreglos espurios para lograr los objetivos propuestos.

El gobierno del presidente Milei sigue pretendiendo convencer a la sociedad que ellos no negocian, que aceptan sugerencias y que las analizan, por si realmente mejoran las normativas que buscan sanción.

Pero está claro que el funcionamiento y las operaciones que realizan están contrariando esos conceptos. La denuncia de la Coalición Cívica, que se estaba en presencia de una “banelco mileista” pareciera tener certezas.

Lo que se hace en las “sombras” indica que el objetivo no señala buenas intenciones. Se supone que si se concreta la denuncia de la CC estamos ante un escándalo que, sin lugar a dudas, debilitaría el gobierno libertario.

Irrealidad, fantasías, un cuento de Julio Verne, no conciudadano, es Argentina hoy. Mañana no sabemos.

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