VIERNES 29 de Marzo de 2024
 
 
Compartir
Twittear
 

“Tengo por bien sufrido lo sufrido”...

Conversaba con un grupo de amigos sobre todo lo que debió soportar el seleccionado argentino de fútbol para alcanzar el triunfo final. La expresión más frecuente era “¡Qué manera de sufrir...!” recordando en especial el primer partido contra Arabia Saudí, el alargue frente a Países Bajos y la final ante Francia.

Les comenté que lo que cuesta mucho se disfruta más y que como contrapartida solemos no valorar lo que obtuvimos sin esfuerzo. Después de todo uno ve con mayor claridad sus merecimientos si fue capaz de superar en cada trance, las dificultades, incertidumbres, sustos y molestias.

Tal vez la afirmación de Gandhi resulte un colmo: “La satisfacción radica en el esfuerzo y no en el logro. El esfuerzo total es la victoria total...”.

Parecido a lo que dijera Lloyd Jones en cuanto a que “Los hombres que intentan algo y fracasan son infinitamente mejores que aquellos que intentan no hacer nada y tienen éxito”.

Sin embargo estas definiciones podrían sonar a resignación para las aspiraciones sin límites de los argentinos, siempre tan exitistas.

Fue entonces cuando recordé aquél sereno soneto de Francisco Luis Bernárdez que nos repetíamos en nuestra juventud y que ojalá les sirva a ustedes tanto para apreciar una actitud frente a la vida como el talento literario del romántico poeta.

Ojalá que de paso nos sirviera para perdonarle al año terminado las penas y disgustos que pudiera habernos causado y para suponer que el que ahora comienza ha de traernos justas recompensas.

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
 

Por Hugo Ferrari - Especial para LA REFORMA

Escriba su comentario

Tu email no sera publicado.