MARTES 08 de Julio de 2025
 
 
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“Tanto va el cántaro a la fuente que al final...”

El refrán popular, no por viejo y usado, deja de tener actualidad. Marca una contingencia que se da con frecuencia en los seres humanos que se sienten poderosos y dueños de las decisiones de quienes permitieron que llegara a ese nivel de autoridad, pero abusan, se exceden y finalmente resignan.

La ausencia de humildad, el excesivo egocentrismo y una estructura mental, que podrían considerarse diferente al resto de la sociedad, son factores que influyen en sus determinaciones y causales de los excesos.
Se podía presuponer que en algún momento del trayecto gubernamental del liberal, anarcocapitalista, Javier Milei, sus estrategias comenzarían a mostrar las debilidades en sus objetivos y como dirían los más viejos “Consistiría en la gota que rebalsó el vaso”...
Existen los personajes, fundamentalmente en la política, aunque también abundan en los sectores empresarios poderosos, para quienes no hay fracasos ni derrotas. Todo es parte de una contingencia que puede transformarse, si se tienen preparados planes “B”, “C” y se abusa del poder.
Cuando el presidente liberal Javier Milei, visiblemente enojado, sostenía que iba “a fundir a los Estados provinciales que no acataran sus medidas”, se supuso una amenaza, que llevaría a un extremo, pero que no traspasaría la raya de lo sensato. Pero para Milei la palabra “prudencia, cautela, no existen”.
En su realidad ficcional, de un claro sentido introspectivo, aquello que está delante y se muestra remiso a aceptar sus condicionamientos es un enemigo al que, en una estructura institucional -Democrática- siempre muestra fragilidades propias y es vulnerable a los avances de mayor poder.
Esto ocurrió con aquellas provincias que ubicadas ideológicamente en las antípodas del sustento liberal, intentaron mantener un equilibrio con el desplegado poder del Estado y negociar, acordar fórmulas que no generaran un quebranto entre gobierno nacional y provincias.
Algunos se sintieron atraídos por hábiles estrategias oficialistas y cedieron a los pedidos de apoyar las nuevas normas que pergeñadas en la Ley Bases, luego desplegadas a través de las facultades delegadas, otorgaban a la figura presidencial, el doble poder Ejecutivo y Legislativo, por un determinado lapso de tiempo.
Los escenarios se fueron transformando y se generaron: los conflictivos, los que convenían cuando Milei pretendía lograr algún objetivo. El uso incondicional del “veto presidencial” para decirle que no a todo aquello que proyectaban los legisladores, en un todo de acuerdo con sus mandatos provinciales y el país se convirtió en una “olla hirviente”, donde no se balanceaban las salidas, sino se proyectaban -únicamente- las que proponía el “triángulo de hierro”, eje sobre el cual se moviliza el gobierno mileista.
Hoy el gobierno oficialista está ante varios frentes, algunos de los cuales podrían llegar a cuestionarle su autoridad absoluta y reemplazar ese mecanismo por la frase: “Al país lo sacamos entre todos o se hunde con todos”.
Quieren volver a darle consistencia y poder al cuestionado “pacto de Mayo”, que suscribieron 19 gobernadores, aclarándose que fueron los “invitados por decisión presidencial”, siendo obvio que los que no estuvieron mantenían diferencias sustanciales con el gobierno nacional y que este había decidido excluirlos de los posibles acuerdos o negociaciones que, se entendía, podían surgir a partir de este formulismo.
Las cosas no fueron como se suponía. Más allá que sí existen estados provinciales que se han visto beneficiados y no les han faltado fondos para darle continuidad a sus labores gubernamentales, eso sí: siempre y cuando sus legisladores apoyaran todas las iniciativas de La Libertad Avanza.
Pero todo tiene límites y ante una situación de quebranto socioeconómico, que muchos estados Federales están soportando y acusan en sus proyectos de crecimiento; con retrasos sustanciales, por efecto de las políticas restrictivas nacionales, han comenzado a plantearse opciones diferentes para que se les otorguen los medios económicos coparticipables, que sin lesionar la estructura económica nacional, les permita a ellos afrontar sus compromisos internos.
Esto ya ha llegado a un punto de inflexión que debe sortearse con inteligencia, mediante acuerdos entre el gobierno Nacional y Estados provinciales.
Futuro hay si del carro empujan todos. De otra manera estamos muy cerca de un nuevo fracaso.

 

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