MARTES 08 de Julio de 2025
 
 
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¿Quien ganó y quien perdió?...

Es un interesante interrogante que vale la pena evaluarlo de acuerdo a las circunstancias que se están visualizando en el escenario político y social de la Argentina.

No se trata de una actividad deportiva sino de poder, más allá de las equivocaciones naturales que puedan surgir y de quiénes sostengan otros posicionamientos, desentrañar si hubo beneficiarios y/o perjudicados por el reciente fallo emitido por la Corte Suprema de Justicia.

No es entrar en la valoración del mismo, dado que eso es materia de quienes están formados en las bibliotecas jurisprudenciales, que de un lado sostienen el acierto de lo emitido y del otro argumentan aquello que, para ellos, es un desacierto judicial.

En las últimas horas hemos leído de todo y para conformar a mayoría de los gustos políticos, tanto a los que aplauden y celebran como una victoria, como aquellos que critican y se sienten vulnerados, al ver a su figura política sometida a una sentencia de prisión e inhabilitación perpetua para desempeñar cargos públicos.

En realidad nos gustaría conocer la opinión intima de quienes -aparentemente- manifiestan que se hizo Justicia y celebran el apartamiento de una figura política de los escenarios de las competencias electorales que se avecinan.

Pero nuestro interés está basado en la “intimidad” de sus opiniones y no las que publicitan para la “tribuna”.

Esta disquisición obedece a poner sobre una balanza equilibrada, qué convenía más: tener a la ex presidenta hoy inhabilitada a perpetuidad o jugando desde un cargo menor como diputada provincial en la tercera sección de la provincia de Buenos Aires.

Surge ahí la pregunta y en algunos casos respuestas. Para algunos muchas dudas sobre lo más conveniente políticamente hablando, para otros una sentencia que allana el camino hacia la extinción del kirchnerismo.

Si bien la presidenta del Partido Justicialista, sostuvo en sus últimas apariciones que “no importaba el lugar que ocupara, lo trascendente y útil era colaborar y aportar para el kirchnerismo-peronista”. El ser diputada provincial de un sector de la provincia de Buenos Aires le reducía sus posibilidades de aspirar a competir por cargos más importantes, su objetivo consistía en seguir estando, y lograba los tan ansiados “fueros”.

De alguna manera facilitaba al oficialismo, empecinado -puertas afuera- eliminarla definitivamente de la vida política nacional, tener expedito el camino para repetir funciones, confrontando contra quienes se postulan como funcionarios de primera y en realidad no cuentan con respaldo popular.

Esto ocurriría al concretarse el cargo menor con el aval de su núcleo duro, dejando sin chance a los que jugaran en otros opciones políticas en octubre o en el 2027.

Hoy el panorama ha cambiado. Si es cierto que pesa sobre Cristina Fernández de Kirchner una condena, una inhabilitación y que se están fraguando otros juicios en su contra, pero la realidad es que la “victimizaron” y le dieron un vuelo que nacionalmente ya no tenía o por lo menos estaba debilitado.

En el principal escenario del país está condenada e inhibida, pero fortalecida políticamente y en el primer plano. Ese es el resultado actual.

Es posible que halla quienes digan: “Sí pero no puede participar de futuras elecciones”. Vale recordar que lo mismo se dijo de Luis Lula da Silva y volvió fortalecido a ser nuevamente el presidente del Brasil.

La realidad se impone, por lo menos eso es lo que se percibe, de los sucesos que pretenden vea la ciudadanía.

Por naturaleza el ser humano tiende a inclinarse por los más débiles; los que hacen lo contrario son los menos.

En este caso el oficialismo representado por la estructura gubernamental que preside Javier Milei, el Poder Judicial en su conjunto, sectores del Poder Legislativo, fueron fortalezas que compartieron la decisión judicial.

Mientras que el común de la sociedad, los sectores mas desprotegidos que vienen peleándola contra las transformaciones a las que está sometido el país, salieron a defender a quien, inteligentemente, se percibe como la más débil.

Pero todo indicaría que de este “malabarismo” político, la que salió fortalecida volvió a tener presencia nacional y todos, nacional e internacionalmente, hablan de ella.

¿Quién ganó? Ninguna duda cabe, fue Cristina Fernández de Kirchner. Hoy nuevamente vista como la gran opositora y candidata. El gobierno, especialmente el “triángulo de hierro” debe estar lamentando la premura de la decisión “cortesana”.

Si el objetivo era, como dijo Milei: “poner el último clavo”, hicieron lo contrario y le dieron oxígeno para manejar en el futuro.

Hoy sigue siendo el rival temido. Aquello que se está viendo es reflejo de la realidad.

¿Habrá un plan “B” ?

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