DOMINGO 14 de Diciembre de 2025
 
 
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¿Paranoia o peligrosa realidad?...

>La paranoia es un trastorno mental caracterizado por desconfianza y sospechas excesivas e irracionales hacia los demás, a menudo, interpretando sus acciones como malévolas. Se manifiesta como delirios de persecución.

Por el contrario la realidad se define como la existencia efectiva y verdadera de algo, lo que ocurre en la práctica, en oposición a lo imaginario o ilusorio.
Son dos sintomatologías presentes en el quehacer de la sociedad argentina, -fundamentalmente- en todo aquello que tenga referencias con las alternativas políticas de los diferentes sectores nacionales.
El comportamiento divergente del presidente Javier Milei, con manifestaciones que generan incertidumbre, inseguridad, está alimentando esta situación que, se ha extendido, en razón de las contingencias que surgen de la proximidad de nuevos procesos electorales.
La psicosis persecutoria pareciera haberla internalizado la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien se siente perseguida, vigilada y escuchada, por el organismo que depende del asesor Santiago Caputo.
La franca postura opositora que ha evidenciado la presidenta del Senado de la Nación con el quehacer del gobierno al que pertenece y que tiene como cabeza principal al libertario Javier Milei, ha ingreso en una nebulosa donde abundan agravios, sospechas, intrigas, que plantean un futuro frágil en lo institucional.
El -podríamos llamar- temor, de la compañera de fórmula libertaria, se ha transformado en una obsesión que, con frecuencia sienten quienes están en algún riesgo y buscan pruebas para apoyar sus sospechas.
Tienen dificultad para ver que su desconfianza puede ser desproporcionada para su entorno. Los síntomas comunes incluyen: preocupación porque los demás tengan motivos ocultos.
Esta circunstancia tiene aspectos que conducen a generar un análisis de las acciones presidenciales; un jugador nato, con alternativas que van cubriendo todas las opciones, o por lo menos aquellas que se dan en un tiempo, alejándose del común que opera en relación al mañana.
Milei ha demostrado que cuando planifica elabora un sinnúmero de alternativas que, en la medida que se agotan, fracasan o se frustran, tiene las otras opciones. Es la diferencia que lo coloca en situación de privilegio ante sus ocasionales oponentes.
La instrumentación implementada por Victoria Villarruel, en el Senado de la Nación, deja en claro que está en una etapa de la paranoia persecutoria. Sospecha que la espían y blindó el Senado con un anillo de inteligencia y seguridad.
La vicepresidenta instrumentó un férreo control policial y de inteligencia en un clima de extrema desconfianza por la pelea con Milei y en especial con Santiago Caputo, que controla la SIDE. El jefe de Seguridad del Senado, Claudio Gallardo, realiza de manera sistemática operativos de barrido en búsqueda de micrófonos ocultos en el despacho de Villarruel, que ya son el comentario obligado entre senadores, asesores y trabajadores de la casa.
La tarea del barrido y control se realiza una vez por semana y esto ha generado que el síntoma y la sensación irracional y persistente de que los demás te persiguen o de que eres objeto de una atención intrusiva y persistente está “pegando” fuerte entre los legisladores, asesores y empleados del Senado.
La contienda política que ha roto toda posibilidad de acordar entre Milei y Villarruel, está provocando un sisma partidario que debería preocupar a La Libertad Avanza, más allá de considerar que -según encuestas y consultores políticos- la figura de la vice presidenta no entraña riesgo electoral, dada su escasa incidencia en la ciudadanía.
Aquello que ya han comenzado a contemplar muchos analistas es la tendencia militarista que subyace en la figura de la vicepresidenta, dada su génesis y formación profesional. La gran pregunta es ¿Le responden las fuerzas militares?. ¿Se sienten representados por la figura de la titular del Senado?.
Simples especulaciones, que no habría que obviarlas. La experiencia sufrida y con un alto costo de vidas humanas, desaparecidos y aún perdidos, deberían ser motivo de atención.
Si bien hoy estamos en democracia, cuando se derrumban los valores morales y desaparecen las barreras del respeto y la convivencia se comienza a transitar una vía de inusual violencia muy peligrosa.
Hay que tener memoria.

 

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