Un viejo y tradicional refrán popular que pretende señalar que nadie puede arrogarse tener un comportamiento transparente, ser absolutamente impoluto y no haber cometido nunca alguna acción improcedente o incorrecta...
La frase “no orinan agua bendita” es una expresión coloquial que se usa para decir que nadie es perfecto, que todos cometemos errores. Implica que no hay nadie que sea totalmente sin defectos o que siempre actúe de manera ideal.
El significado es similar a la frase “todos tenemos nuestros defectos” o “nadie es perfecto”. Se usa para señalar que incluso las personas más religiosas, formadas intelectualmente o con buenas intenciones pueden equivocarse o fallar.
Por ejemplo, se podría decir: “Aunque sea muy preparado, no orina agua bendita, también se ha equivocado en algunas decisiones”. No por hacer manifestaciones de un profundo fervor por determinadas tendencias se puede sostener que mantiene una pureza inigualable.
Esto viene como referencia para analizar, desprendido de toda connotación ideológica, las conductas de nuestros hombres y mujeres que se desempeñan en la política.
Están los que llegan al poder, los que merodean alrededor de quienes tienen la “manija” y aquellos que alguna vez fueron elegidos para estar en la cima y rifaron la oportunidad creyéndose únicos, privilegiados, los señalados por la historia para eternizarse en el poder único.
Le cabe a todos, nadie puede sentirse ajeno a esta situación que hoy, y desde hace muchos años, se vive en la Argentina y a la que siempre se le encuentra justificantes.
Cuando aparece alguien cuya estructura de vida ha estado circunscripta a la mayor transparencia que podía lograr, una gran parte de los que se sintieron más “vivos” lo vulneran hasta que logran su objetivo destructivo.
Esto ha venido sucediendo a lo largo de varias décadas, generándose una escuela política donde los más “ligeros”, los que adolecen de escrúpulos, ven en la actividad pública una manera de enriquecerse rápido.
Esas acciones se vienen materializando en los últimos años y, según los entendidos en materia política, son las causantes del deterioro que ha venido sufriendo el país.
Distingue esta etapa que todos se acusan entre sí y los daños que se han producido siempre fueron culpa del otro. La realidad nos señala que hay culpas compartidas, porque quienes hoy son responsables llegaron al poder utilizando como argumento que venían a ser mejores que los anteriores.
Hoy tenemos un escenario donde el Poder Judicial está cerrando un ciclo donde -según los elementos probatorios- se registraron hechos de corruptela de una enorme magnitud económica.
Hay condenas ratificadas, y otras en vías de serlo, que conllevan a los culpables a cerrarles las posibilidades de volver a ejercer cargos públicos, esto al margen de lo fallado en calidad de años de prisión, que algunos no cumplirán por estar -por edad- con posibilidades de mantener la condición de domiciliaria.
Mientras esto agita el escenario nacional y sepulta muchas ambiciones de volver, se registran otros episodios que dejan claramente explicitado que son muchos los que no “orinan agua bendita”.
El partido gobernante ha sido protagonista de diversos episodios, algunos que implicaron al presidente de la Nación, Javier Milei, como el caso de la criptomoneda Libra, que aún intentan sepultarlo, sin que la Justicia se haya expedido sobre el tema.
En lo concerniente a la intencionalidad de convertir a La Libertad Avanza en un partido con incidencia nacional, con sus propios candidatos, que tiene como presidenta del partido a la hermana del presidente, Karina Milei, quien junto a Santiago Caputo -por otro andarivel- y Sebastián Pareja, como armador de estructuras, van procurando ganar espacios en territorios provinciales y están apareciendo posibles candidatos cuyos historiales dejan mucho que desear.
La prueba la tenemos en La Pampa, donde el internismo “aliancista” está provocando una confrontación que ya tiene ribetes judiciales, por caso el referido a la denuncia que opera en el fuero federal contra Nicolás Boschi, titular de la UDAI local de ANSES, todo por una investigación por la supuesta falsificación de una firma en una ficha de afiliación al partido La Libertad Avanza (LLA).
Esta situación tiene sus orígenes en la feroz interna que se ha desatado entre los posibles candidatos que pretenden amparo de Karina Milei y ser los gestores del partido en territorio pampeano. Nada claro y todos peleando por el “hueso”.
No es el único escenario, porque otros sectores han puesto en evidencia que ante la posibilidad de encaramarse en algún segmento del poder, pretenden implosionar a sus partidos buscando con ello tener opciones.
Esta realidad es la que se vive en todo el país, lo han reflejado episodios acaecidos en Santa Fe, Salta, y otros Estados provinciales que se han mostrado proclives a generar una fuerza oficialista que compita contra los partidos provinciales que tienen vigencia en sus territorios.
Pero como dice el refrán “Todos, o la gran mayoría, tienen un muerto en el placard” y las diferencias provocan que salgan a la luz, más temprano que tarde.
Deberíamos pensar seriamente si el “verso” de la “Ficha Limpia” no es una necesidad, si realmente se pretende provocar un cambio profundo en la sociedad.
El tiempo y las “denuncias que aparecen” lo irán revelando.
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