Milei abrió su discurso recordando el mandato que recibió: terminar con la inflación y sentar las bases para un crecimiento sostenido. Consideró que tras un año y medio de políticas orientadas al orden fiscal, monetario y cambiario, “la inflación se ha desplomado”, pasando de una tasa interanual del 300% al 25%, y anticipó que para mediados del próximo año podría desaparecer. Aseguró que, en este periodo, 12 millones de personas salieron de la pobreza, entre ellas 2,5 millones de jóvenes, y que la indigencia disminuyó del 20,2% al 7,3%.
El Presidente entendió que el camino iniciado exigió sacrificios y admitió que no se resolvieron todos los problemas heredados. Señaló que sería sencillo acompañar cualquier iniciativa de gasto del Congreso y desentenderse de las consecuencias, como hicieron sus antecesores, pero afirmó que “su tarea es garantizar el bienestar de los 47 millones de argentinos”, aún al costo de ser señalado como “cruel”.
“No hay ninguna posibilidad de que yo permita que esto suceda. No vamos a volver atrás. No vamos a volver al pasado. No vamos a volver al sendero de la decadencia. Y al Congreso le digo: si ustedes quieren volver atrás me van a tener que sacar con los pies para adelante”, sentenció.
Medidas
Milei anunció las dos nuevas medidas que tomará para blindar el equilibrio fiscal y la política monetaria. Primero, firmará una instrucción al Ministerio de Economía para prohibir que el Tesoro financie el gasto primario con emisión monetaria y, de manera formal, quedará vedado solicitar dinero prestado al Banco Central.
Segundo, enviará al Congreso un proyecto de ley para penalizar la aprobación de presupuestos nacionales con déficit fiscal. La regla fiscal exigirá equilibrio o superávit y toda modificación deberá estar respaldada por recortes equivalentes. La iniciativa incluirá sanciones para los legisladores y funcionarios que no cumplan con las nuevas normas.
El presidente confrontó duramente al Congreso, al que acusó de impulsar leyes que aumentan el gasto público sin un respaldo financiero claro. Mencionó la reinstalación de la moratoria previsional, el aumento del salario docente y las pensiones por discapacidad y señaló que estos proyectos significarían un gasto adicional del 2,5% del PBI. Aseguró que esto implicaría un fuerte endeudamiento o mayor emisión monetaria, lo que desembocaría en inflación y empobrecimiento.
El jefe de Estado consideró que detrás de las iniciativas parlamentarias hay una motivación de “poder” y no una real preocupación por el bienestar de jubilados, docentes o personas con discapacidad. “Esto se trata de una clase política que hace dos años perdió el poder y van a hacer cualquier cosa con tal de recuperarlo””, explicó.
La exposición concluyó afirmando que la confrontación entre su “fuerza imparable” por cambiar la economía y el “objeto inamovible” de la “adicción política al gasto sin respaldo” tiene próxima resolución en las elecciones de octubre.
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