DOMINGO 14 de Diciembre de 2025
 
 
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“Maquiavelismo” a la Argentina

No pretendemos hacer una comparación, pero es evidente que el fundador de La Libertad Avanza, Javier Milei, futuro presidente de los argentinos, utiliza mecanismos políticos para lograr sus objetivos, que están muy cerca de lo que aconsejaba Nicolás Maquiavelo.

El filósofo florentino, fue considerado uno de los primeros teóricos políticos de la historia, ya que vivió en una época en la que los hombres comunes y corrientes comenzaron a poder tomar posiciones de mando por sí mismos. Su libro “El Príncipe”, fue una guía para los gobernantes sobre cómo obtener y mantener este poder.

Remarcaba que: “Un líder tenía que entender la moral pública y la privada como dos cosas diferentes para poder gobernar bien. Como resultado, un gobernante no sólo debe preocuparse por su reputación, sino que también debe estar dispuesto a actuar inmoralmente en el momento adecuado”.

Algo o mucho de estas situaciones está mostrando el comportamiento de Javier Milei y su círculo intimo. Todo es un juego -para algunos no exento de perversidad - donde se conjugan beneficios, con utilidad y descartabilidad.

Conceptos antagónicos, pero que podrían encuadrarse adecuadamente en las actitudes que se materializan en torno a la integración del gabinete del líder libertario.

Puede afirmar: “Los que yo nombro, están designados”, respuesta a un periodista, cuando le requirió quiénes estaban ya designados en su equipo de trabajo. La realidad indicó horas más tarde que esa afirmación no era cierta y voló Carolina Píparo, se cayó el hombre elegido para el Banco Central -Emilio Ocampo- y así sigue el listado de los que suben hoy y son bajados mañana.

Reeditando los principios del “maquiavelismo”: “Un gobernante debe recordar que todo lo que produce éxito se debe al poder. Para adquirir poder político puede utilizar cualquier tipo de medio”.

Dijo que la política es una lucha constante por el poder. Toda política es política de poder.

Estas “máximas” son recordadas y cumplidas al pié de la letra por Javier Milei, secundado por su hermana Karina, “El Jefe”, y, en las sombras, ya no tanto, Santiago Caputo, el llamado “arquitecto” que elaboró parte de la estructura que llevó al liberal a la victoria.

Difícil es predecir si estos manejos podrán o no darle resultados. No debe resultar raro que quienes hoy son los “elegidos” se sientan manejados como “marionetas” a las cuales, en algún momento, le cortan los hilos y se caen. Simplemente son utilizables.

Principalmente a la filosofía política que esboza Nicolás Maquiavelo se la suele identificar en la tradición del realismo político, que después se identificaría como la realpolitik. En su obra más representativa, “El Príncipe”, relata una serie de enseñanzas adquiridas mediante su experiencia diplomática y la lectura de autores clásicos.

Naturalmente que grandes pensadores políticos modernos han basado sus conclusiones en Maquiavelo, Robespierre , Montesquieu, por solo nombrar algunos, pero que todos aportaron, con enfoques diversos, a como se construye la figura del político.

En razón de ello hubo quienes, pese a sus formaciones intelectuales y humanas, no pudieron sobrellevar la pesada carga que significa ser un hombre público. Basta solo recordar a Arturo Humberto Illia, Fernando de la Rúa, Juan Carlos Pugliese, ex ministro de economía que se desmoronó cuando en su gestión dejó una frase que se ha olvidado, pero que materializa la política de los mercados: “Les hable con el corazón y me contestaron con el bosillo”.

Estos ejemplos señalan que no todos pueden ser gobernantes ni desenvolverse en ese ámbito. Las condiciones son especiales y requieren de templanza, audacia, jugar con la moral y lo inmoral en forma simultánea, no tener amigos, solo “medios” que sirvan o material descartable que se preste a sus objetivos.

Parecerían extremos del comportamiento humano, poco aconsejables en la vida diaria, pero utilizados y con óptimos resultados en la política. Ni bueno ni malo, solo política.

De esta manera esta construyendo Javier Milei y su círculo rojo, la estructura con la cual pretende enfrentar los desafíos de un país, quebrado, social y económicamente, a partir del 10 de diciembre.

Sería difícil predecir si podrá resultar exitoso. Sí lo vemos como una forma diferente de hacer política, con dientes apretados, sonrisas bondadosas, gestos moderados, nada que contenga realidad, solo una práctica de la actividad llevada a los extremos, que se podían apreciar en algunos personajes, pero no la habíamos observado estructuralmente.

“Así pues, Maquiavelo se constituyó como un filósofo diferente que vivió y sirvió al poder. Llegando a ponerse en duda incluso en el ámbito académico si se le puede conceder el título de ‘filósofo’. Aunque, a decir verdad, en su obra bien se pueden identificar sus apreciaciones personales sobre la naturaleza y el comportamiento humano, así como la apreciación de la realidad. Por lo que, en todo caso, Maquiavelo se constituye como un filósofo atípico, pragmático y partidario de la defensa de los intereses derivados de la ambición más grande del ser humano, el poder”.

Cualquier semejanza con la realidad argentina de hoy, no es casualidad, es causalidad de un líder, que de la nada construyó su poder. Es para tenerlo en cuenta.

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