Bien vale recordar el porqué de esta frase tan conocida, según expresa su contenido: “No se debe dejar de ser uno mismo con sus defectos y virtudes para complacer al otro”.
No es nada parecido a los sucesos que se están viviendo en la política, tanto nacional como provincial. Se muestran juntos y están revueltos.
Aquello que se materializa en los diferentes escenarios provoca sorpresa, fundamentalmente porque en muchos casos, ya se han visto estas acciones políticas tendientes a debilitar a sus mismos sectores, con cuyos mandos naturales no coinciden para, sin jugarles en contra, no participar y restar colaboraciones necesarias para el conjunto.
Esto se da, fundamentalmente, cuando los egos y la soberbia se sobreponen a la sensatez, buen criterio, y dejan expedito el camino para que los opositores vean abierta la posibilidad de ganar posicionamientos.
Esta base falsa de poder se comienza a resentir cuando la ciudadanía, que normalmente ha venido respondiendo a determinados conductores, se siente huérfana de apoyo y debe resolver de acuerdo a su criterio, donde juegan otros aspectos que superan el ideológico.
En oportunidad de acercarnos a las contiendas electorales aparecen los que “las saben todas”. Tienen buen verso, usan temáticas que plagian y adornan con elaborados conceptos que surgen de las estrategias que tienen planificadas y ponen en funcionamiento de acuerdo a la credibilidad de quiénes los escuchan.
Nadie se resiste al concepto de ”Vos sos el ganador”. Para ratificar esas expresiones, que normalmente las vierten ante un reducido núcleo que rodea al sindicado como candidato, exponen datos y referencias que saliendo de sus bocas parecen sentencias inapelables pero que, cuando abren las urnas, todo era parte de una argumentación que tiene un buen precio.
La realidad ha demostrado que, salvo en contadas excepciones, quienes son cabezas pensantes de encuestas, consultores, analistas políticos, entre otros “pensadores de la política”, vuelcan fundamentalmente en el caso de las provincias, evaluaciones y resultados que están lejos de la idiosincrasia del votantes del interior.
Tal vez -aunque hace rato que no pegan una- puedan acercarse en más o en menos, cuando hablan de las grandes urbes adonde se ven en la necesidad de armar equipos, recorrer barrios y zonas céntricas, por caso Buenos Aires, provincia y conurbano bonaerense, donde algunos distritos tienen más habitantes que el gran Rosario, superan Córdoba y muchas otras provincias del interior del país, en donde aventuran resultados que poco tienen que ver con la realidad de un electorado que no conocen.
Es un negocio y como tal debe observarse. Están formados adecuadamente para elaborar y planificar una acción, pero si prescinden de los organismos locales para instrumentarlas, es solo una manera de ganar más plata.
Esto es lo que se ha venido viviendo en los últimos tiempos, se ve y escucha por diferentes medios periodísticos cómo hacen hincapié en los resultados de encuestas que se realizan sobre un mínimo porcentaje de la población y que se proyecta generalizando un resultado que no tiene en cuenta elementos que particularizan las zonas de la Argentina donde no es lo mismo un ciudadano - ciudadana de Recoleta o Palermo que el riojano, jujeño, pampeano o salteño.
Sí es cierto que estamos todos juntos en el mismo barco, pero no “revueltos” en la misma olla. Esas diferencias se plasman en las urnas que a posteriori, el día lunes se intenta justificar.
En La Pampa, se están dando circunstancias que llaman -pero no tanto- la atención de la sociedad que se identifica con uno u otro sector político. En todos los niveles hay discordancias y una “sorda” pelea por ganar posiciones ante las próximas elecciones de medio término y posicionarse para el 2027.
Se unen, o pareciera que lo hicieran. Se juegan acercamientos que no resultan creíbles y se han comenzado a “poner huevos en diferentes canastas”. Un oficialismo que procura unidad para tener opciones -que no serán tan fáciles como algunos analistas las consideran- donde están jugando las buenas imágenes- con el poder oculto que intenta mellarlas para seguir vigente.
Diferentes “asados” ponen de manifiesto que no estarían todos en el mismo corral. Se dicen que irán juntos, pero ya no son muchos los que creen esa versión. Nadie olvidó las “planchas” anteriores que costaron perder efectos políticos y tener que relegar cargos. Sin olvidarnos que no hace mucho un veterano dirigente expresó que: “Ellos no tendrán candidatos para Septiembre”. El gran interrogante es: Sin nombres, ¿jugarán o harán la plancha?
La realidad es una sola, subestimar al oponente, aún a quienes dicen que irán juntos, pero no “revueltos”, es un grueso error político que puede tener un alto costo.
Las rivalidades persisten. Pensar que se las saben todas y pueden manejar un electorado es un equívoco que ya ha tenido su costo político. Bajen soberbias y comiencen a escuchar el viento...



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