MIÉRCOLES 24 de Abril de 2024
 
 
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‘Espejitos de colores’

Cuando leíamos las proyecciones oficiales sobre la cifra que han calculado disfrutó -y nos alegramos por ello- de este feriado XXL-extra largo, se nos supone que tras esta promoción que se realiza, se procura vendernos una ‘irrealidad’, que no podemos dejar pasar por alto.

En una población -según el censo 2022, aún no con cifras definitivas, pero calculadas que superan los 46 millones 500 mil personas- que menos del 1% tenga disponibilidad económica para trasladarse a los centros de veraneo y disfrutar en razón de tener fuentes de recursos suficientes, no es un dato halagador, sino que muestra el quebranto interno que tiene la Argentina.

Vemos realidades, índices de indigencia, pobreza, desempleo; lo que nos indican estudios de departamentos especializados de universidades, tal como otros institutos de carácter social, que 1 de cada 3 niños no come y 3 a 4 de cada 10 según la región no concurren a las escuelas. Estos datos de enorme felicidad porque tres millones de personas disfrutaron del feriado extra largo, nos provoca enorme tristeza.

Volvieron, como los primeros descubridores de América, y traían ‘espejitos de colores’ con los cuales pretendían los viéramos buenos. Venían a ‘civilizarnos’, a darnos futuro. Si algo les resulta conocido: ‘VINIERON A DESCUBRIR AMÉRICA, ellos, los de ahora: ‘VOLVIERON PARA SER MEJORES’.

Con el tiempo las verdaderas intenciones aparecieron. El objetivo era ‘someternos’, mantenernos, de ser posible contentos, con prebendas, que en este caso fueron de carácter político y si algo tiene de parecido: ‘compraron la voluntad de más de tres generaciones’ que perdieron la cultura del trabajo y se fueron pasando de abuelos a hijos, nietos y otros, que se podía vivir sin trabajar.

Pero, aunque parezca repetitivo: ‘Realidad mata cualquier relato’. La Argentina de hoy no puede alegrarse ni sentirse reconfortada cuando un/una funcionaria manifiesta, que aumentan planes de asistencia social, cuando la ciudadanía lo que requiere para alcanzar el progreso que observan en otros sectores de la sociedad, es trabajo y facilidades para educar a los más chicos.

A veces escuchamos a los ‘movileros’ de medios capitalinos, que cumpliendo su función, salen a recabar en playas, costaneras de ríos, lugares como Bariloche o el sur del país: ¿De dónde son, cómo llegaron, cuántos días van a estar?, y ahí surge la pregunta: ¿ Les parece caro?, ¿Cuánto les cuesta comer al núcleo familiar la pareja o grupos de chicos /chicas que resolvieron juntarse y hacer más económica la incursión veraniega?. Aspectos que pretenden generar una masividad que de ninguna manera es real.

Un detalle que no debería pasar desapercibido. Hay sectores que tienen disponibilidad económica y no reparan en gastos, pero en su gran mayoría son ‘gasoleros’ y buscan la mejor forma de pasar estos días de relax que se merecen por haber trabajado para poder lograrlo.

Todo ese movimiento que un sector mínimo de la sociedad realiza, nos parece realmente bien. Pero debemos ser realistas y no perder de vista que estos números nos están mostrando la enorme decadencia socioeconómica que muestra nuestro país.

Alguien nos decía: ‘Siempre hubo pobres y estas diferencias existían desde que el mundo es mundo’. No podemos dejar de darle la razón. Pero de ninguna manera significa mirar para otro lado cuando nos están -permanentemente- intentando vender una existencia que nos traslada a un mundo de extrema felicidad, que por ahora estamos lejos de alcanzar.

Anhelar ese estado que sostiene la teoría del psiquiatra suizo Carl Jung: ‘...los sueños traen mensajes desde el inconsciente. La mente y el cuerpo son una unidad, y así como el cuerpo biológico mantiene su homeostasis y se auto-regula, de igual manera el inconsciente y la consciencia se equilibran recíprocamente’. Pero además para Jung el inconsciente o, mejor dicho, la capa más profunda de la psique inconsciente de cada individuo -el inconsciente colectivo-, tiene un carácter transpersonal, está conectado a todo lo que existe’.

Más claro: todos pretendemos un mundo mejor para nosotros y nuestros seres queridos. Queremos brindarle algo superior, y ‘soñamos’ que podemos darles crecimiento y futuro para que resulten, sus vidas, mejores que las nuestras.

Por eso sugerimos, seguir ‘nuestros sueños’ y alejarnos de los ‘espejitos de colores’ que pretenden vendernos para mostrarnos un país, que por ahora, está lejos de constituir el mañana venturoso que anhelamos para nuestros hijos.

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