LUNES 15 de Diciembre de 2025
 
 
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“El túnel del tiempo...”

La política argentina es una versión aggiornada de la significación que alcanza la definición de un “túnel del tiempo”, donde se establecen mecanismos de ida y vuelta, procurando transformar la realidad, que no siempre ofrece alternativas positivas.

Algunos se pintan de un color político y enarbolan las banderas de una dignidad que, mal que les pese a ellos, no está presente y solo dejan percibir maniobras poco claras y oportunismo.
No tienen reparos en mostrarse fieles a las viejas y tradicionales políticas negociando -en su momento- con sectores de ideologías dispares y antagónicas o, como pasa en la actualidad, con los nuevos fieles seguidores de los “violetas” que se sienten consustanciados con las políticas de Javier Milei y son parte de la “tabula rasa”.
Estos procesos eleccionarios que se iniciaron midiéndose en cinco provincias para dirimir legisladores internamente, en setiembre lo hará el mayor distrito electoral del país la provincia de Buenos Aires, pusieron al descubierto -siempre existieron, pero más veladamente- las ambiciones desmedidas, que procuran alcanzar poder como una fórmula económica de pasarla bien con la plata del resto de la ciudadanía.
Jugar a ganar es la consigna, no importa cómo ni que artilugios se requieran. Tanto se venden a uno como a otro “postor”, lo importante es acertar con la elección y llegar.
Un formulismo que puso en el escenario principal del país la estrategia elaborada por Javier Milei y sus más cercanos colaboradores, para ganar: todo vale. Es algo así como “vender la dignidad personal” solo para lograr acomodarse entre las filas de los que pueden llegar al poder.
El presidente libertario-anarcocapitalista Javier Milei tiene una sola debilidad que lo limita: su hermana Karina Milei, a quien denomina “El Jefe”, ante quien cede posiciones y “juntos” elaboran formas adecuadas que les permitan mantener el mando.
Apareció el asesor estrella, Santiago Caputo, un personaje dotado y formado para pergeñar estructuras que le den nivel sin tener que arriesgar. Los hechos materializan los efectos del “come libros”, como lo definió su mentor, el ecuatoriano Jaime Durán Barba; hoy concentra uno de los brazos del poder manejando reparticiones y cajas de enorme volumen económico, sin ser funcionario.
Es un “líbero” que ha sabido tejer un entramado del poder público, donde las decisiones primero pasan por él y posteriormente se hacen realidad en los distintos estamentos del Estado. Y el único título que ostenta es ser el “amigo y consejero del presidente”. Es un fenómeno.
Karina Milei, que se presume inofensiva políticamente, maneja la “guillotina” del gobierno y solo basta repasar el casi centenar de cabezas que han rodado solo porque a ella no la conformaban o se prestaban a sus decisiones.
También pretendió hacerlo con Santiago Caputo, pero es evidente que en el entramado interno, el que no se ve, tiene un solo hilo conductor, que la obliga a ceder terreno y hacer salir a su hermano, el presidente Milei, al decir: “Es mi hermano, se acabo la interna”.
Pero en este “túnel del tiempo” nos hemos acostumbrado y ya se nos presenta como habitual que el clima cambie radicalmente, de un lado al otro, en apenas unos minutos.
Ya nada parece ser serio ni que obedece a un comportamiento digno que merezca tenerlo en consideración. Es lamentable, pero habla claramente de la decadencia y el deterioro que ha sufrido la sociedad de nuestro país en poco tiempo.
Basta solo recordar algunos pasajes de la obra de Ernesto Sábato, “El Túnel”, novela psicológica que “explora la mente de Juan Pablo Castel, un hombre atormentado por la obsesión y los celos, que culmina en el asesinato de María Iribarne”. Esto como parte de la ficción.
Pero en las consideraciones que mereció la obra del conocido y prestigioso escritor, “La novela se analiza desde diversas perspectivas psicológicas, incluyendo el existencialismo, el complejo de Edipo, y la fragilidad de la mente humana”. Un escenario bastante similar al que se materializa en la Argentina de hoy.
Todo eso vale, y hoy están sobre la mesa de estudio las acciones que parecen incomprensibles, pero tienen su marco de realidad y verdad, tal como viene sucediendo en la actual política nacional.
Son etapas que venimos viviendo, por momentos aceleradamente, y que no siempre nos permiten analizar lo que vemos, razonar aquello que sentimos, e impedir que nos lleve la vertiginosidad de los sucesos a equivocarnos en nuestros juicios de valor y en los contenidos de una transformación que, para lograrla, está deteriorando valores de la comunidad.
Cambios continuos, mezcla de ideologías que hablan de oportunismos. Ausencia concreta de honestidad intelectual y clase acelerada de “trepadores” profesionales, que han convertido al país en un gran circo.
Ya de este montaje del “túnel del tiempo” no salimos fácilmente. Nos llevan a los empujones intentando alcanzar una transformación, que hoy, estamos lejos de obtener.
Una realidad conceptual difícil de entender.

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