JUEVES 02 de Mayo de 2024
 
 
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¿Cual será el saldo?

Es una pregunta que una parte de la sociedad, consultores, analistas políticos y económicos, se realizan ante las circunstancias que se van produciendo en el país, en razón de la aplicación del plan de ajuste del presidente Javier Milei.

Lo extraño de este suceso es que son pocas las coincidencias y según como analicen el estado del tejido social, son las respuestas. Una de las concordancias está determinada por los equilibrios que se producen en la macroeconomía, que plantea baja de indicadores que, puertas afuera del territorio nacional, están brindando credibilidad financiera.

El conocido y prestigioso economista Juan Carlos de Pablo sostuvo, en una entrevista realizada por el medio Infobae que: “Hay una caída significativa de la inflación y el país se ha vuelto creíble”.

Otros de los conceptos vertidos, por el profesor Juan Carlos de Pablo fue elogiar: “el camino de ajuste fiscal implementado por el gobierno de Javier Milei”, agregando: que “el Fondo Monetario Internacional (FMI) debería enviarle más dólares sin ninguna condicionalidad”.

Indudablemente esta observación, como la de otros prestigiosos economistas, basa sus opiniones en los resultados que aparecen en el escenario macroeconómico, “centrado en el desempeño de los cambios en la producción, la inflación, las tasas de interés, los tipos de cambio, y la balanza de pagos”.

Estos aspectos mayormente no encuentran opiniones divergentes, sólo variables de aplicación, pero apuntan a los resultados donde sí existen puntos de convergencia.

La gran duda y donde aparecen los desacuerdos es en el análisis de la “microeconomía”, “rama que se concentra en el comportamiento y el desempeño de los agentes económicos individuales dentro de la economía, como los consumidores, la familia, la industria, las empresas”.

Es en este aspecto donde aparece el “nudo gordiano”, expresión esta que refleja una dificultad que no se puede resolver; un obstáculo difícil de salvar o dificultosa solución o desenlace, en especial cuando esta situación sólo admite conclusiones creativas o propias del pensamiento lateral.

Y es precisamente a este “saldo” que nos referimos en el interrogante que tituló nuestra entrega. Recomponer el esquema económico puertas afuera y generar confianza que facilite la inversión externa, brindando seguridad jurídica, es, sin lugar a dudas, un paso trascendental que ofrecerá nuevas oportunidades de todo tipo y naturaleza.

Pero, en el “mientras tanto”, el país internamente se esta “demoliendo” y enfrentando, en procura de alcanzar niveles de subsistencia, un quebranto económico personal y familiar que pese a sus esfuerzos personales y familiares no alcanzan a revertir.

El ajuste practicado por las políticas económicas que pergeña el plan del presidente Javier Milei y que ejecutan, fundamentalmente, dos áreas Capital Humano, bajo la órbita de Sandra Pettovello y Economía y todo lo que se le ha sumado recientemente, con la conducción de Luis Caputo, gravitan en la vida de todos los argentinos.

A unos más que a otros, pero el achique ha provocado que se instaure el proceso de recesión con toda crudeza, resultando muy evidente y palpable una caída significativa de la actividad económica que lleva un número suficiente de meses, y que resulta visible en términos de producción, empleo, renta real, y otros indicadores.

Este lamentable suceso no ofrece por ahora un techo. Todo lo que se percibe es que día a día se agrava y son más los sectores sociales que van mostrando desigualdades estructuradas, que existen entre diferentes grupos de personas, los cuales se constituyen horizontalmente pero se diferencian verticalmente de acuerdo a criterios reconocidos y establecidos previamente.

Casi desaparecida, o muy vulnerada, una de las columnas que se constituyó en el tiempo en la estructura sólida sobre la cual crecía y planteaba opciones de futuro a la Argentina, nos referimos a la clase media. Aumento exponencial de los indicadores que señalan pobreza, indigencia y notable aumento del desempleo que engrosa alguna de las columnas sociales referenciadas. Todos son -por ahora- problemas sin resolver.

El dilema es la profunda caída del consumo que, como una “nefasta carambola”, es el detonante comercial, empresario y productivo, que pareciera no tiene limites.

El presidente Javier Milei lo ha dejado entrever en muchas de sus apariciones periodísticas. Lo disruptivo llevado al máximo y sobre lo que logre quedar, volver a levantar y provocar el cambio que pretende, desde su óptica anarcocapitalista sobre la cual plantea el cambio.

El saldo, que nadie se atreve a evaluar, sería negativo. Sólo quedarían las empresas cuyos recursos económicos les permitan darle continuidad a sus actividades y a quienes presten servicios en la misma.

Una gran mayoría que logró con esfuerzo construir emprendimientos que necesitan tiempo para consolidarse, indudablemente son los que no tendrán tiempo y su fin pareciera irreversible.

Si Javier Milei y su acotado equipo logran el achique del Estado a su mínima expresión, dejando todo librado a la libertad de mercado y a la libre competencia, resultaría muy aventurado pronosticar el “saldo”, pero sí es cierto que no habría lugar para recuperar el país, serían los pasos para una nueva Argentina que nacería desde cero.

Decir ahora si será mejor, no lo sabemos. Para muchos será de difícil continuidad y habrá quienes puedan y tengan tiempo para recomenzar; mientras que otros sólo deberán resignarse a un magro presente sin futuro ni para él ni sus hijos.

Sólo habrá que esperar para saber el resultado. El “tren” ya esta en marcha y avanza a gran velocidad y sin frenos.

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