Una manera de enfrentar la vida lo constituyen las acciones que vamos realizando a lo largo de los años. En la medida que nos formamos, que hacemos experiencia se produce una natural transformación del ser humano, para bien o para mal.
Los argentinos nos hemos acostumbrado demasiado al “verso callejero”, lunfardeando: al invento y la mentira que se utiliza como una verdad y solo es parte de un andamiaje “cuasi mafioso”, que forma parte de una deformación de la realidad para transformar lo que vivimos en un relato que nos conforma, pero le llena los bolsillos al otro.
Cuando, durante el largo proceso de la campaña, se escuchaba al liberal, libertario, anarcocapitalista, que ya había abandonado la “farándula” mecanismo que lo catapultó a intervenir en la política, hablar de transparencia, honestidad, combatir a la “casta política corrupta” que había poco menos que enterrado al país con parte de sus habitantes adentro, utilizaba el mecanismo de la frontalidad, de la sutil franqueza, expresada en una dialéctica callejera que llegaba a todos los sectores. Y convenció, “había llegado el momento de cambiar y el 56,7 por ciento de la ciudadanía le dijo: sí.”
Un proceso difícil, si se quiere tortuoso, que mostró un presidente diferente: denostador serial, insultador que generaliza y procura constantemente escenarios de confrontación.
Que llama hijos a sus mascotas. Que le dice “El Jefe” a su hermana Karina Milei a quién le ha otorgado el poder de decidir sobre todo el entorno que lo rodea. Que se eligió un personaje cuya inteligencia y el manejo de estrategias que generan poder y hoy es el “monje negro” del gobierno, Santiago Caputo.
Un presidente que no considera a la gente por su capacidad y o formación profesional, sino por ser obedientes y sumisos. Poco menos que esclavos bien pagados, que son desechados cuando el libertario se siente incomodo.
Todo muy raro, más para el sillón del psicólogo o psiquiatra, que para el común de la sociedad.
Predicar con el ejemplo, y no practicar con el ejemplo. Es la expresión adecuada para indicar que los actos han de acomodarse a aquello que se dice o recomienda a otros. Un suceso que se viene repitiendo y ahora con mucha bulla por haber sido el presidente quién alentaba a la comunidad a invertir en moneda ilusoria.
Se podría llamar síndrome de: “Has lo que digo no lo que hago”...
Milei se excusa por haber promocionado una cripto que movió millones en minutos y se derrumbó: era una estafa. Según transcribe el portal de la agencia EFE , el presidente argentino escribió en la una red social: “Hace unas horas publiqué un tweet, como tantas otras infinitas veces, apoyando un supuesto emprendimiento privado del que obviamente no tengo vinculación alguna. No estaba interiorizado de los pormenores del proyecto y luego de haberme interiorizado decidí no seguir dándole difusión (por eso he borrado el tweet)”.
Es ¿Buen o mal ejemplo el del presidente?
Se desprenden una variedad de reflexiones sobre el particular ¿Puede el presidente promocionar un emprendimiento financiero privado? ¿Que responsabilidad Jurídico- Constitucional le cabe?.
¿Puede alguien suponer que no tenía relación alguna? Hay muchas más y fundamentalmente, los encuadres que han realizado profesionales constitucionalistas, que entienden que el comportamiento de Javier Milei está señalado explícitamente en la Constitución Nacional y en el Código Penal, como una falta grave.
El “emprendimiento” del que hablaba Milei era una “moneda meme”, como se le conoce en el mundo digital a aquellas criptomonedas que no cuentan con sustento económico real y se basan en capitalizar el entusiasmo que gira alrededor de un fenómeno o una persona en las redes sociales. En realidad un “CUENTO”.
Andrés Gil Domínguez, abogado constitucionalista y docente universitario, utilizó su perfil en la red X para cuestionar la maniobra realizada por Javier Milei, consideró que: “viola varias normas penales”. En tal contexto, el letrado “criticó la falta de respuesta institucional por parte del Congreso Nacional y el Poder Judicial”. Cabe aclarar que no fue el único.
Ahora surgieron los “defensores” y los “detractores”. La realidad es una sola, la acción de Milei tuvo repercusión internacional, eso lo refleja la publicación del influyente diario norteamericano The New York Times en su edición dominical que cita: “Líder argentino genera críticas tras el cráter de la criptomoneda que promovió”.
Sin lugar a dudas mal ejemplo y especialmente de quién se dice “impoluto”.
Con un “tufillo” a cosa arreglada apareció, quién se considera asesor del presidente argentino, “el empresario Hayden Davis”, titular de la empresa responsable del lanzamiento del token $LIBRA. Davis, quién aseguró que está trabajando con el mandatario. “Estoy trabajando con él y su equipo en una tokenización más grande”.
“Manotazos de ahogado que le dicen”...
Estos fallos, de los cuales no es el primero que ha tenido en año y dos meses que lleva de gobierno Javier Milei, deja varias preguntas que no encuentran respuestas: Si está tan formado económicamente: ¿Como puede ser esto un error? O también cabe presuponer que alguien le recita al oído como debe actuar, que debe decir y con quién se tiene que pelear. ¿Muestra inocencia o delata su verdadera personalidad?, ¿Es en realidad una gran farsa?.
Bueno en “Todos lados de cuecen habas” dirían lo más entrados en años y estas señalan que podríamos estar ante el gran simulador.
Ya comenzó a manejar su lado psicopático: La culpa es del otro. Podrán los argentinos ver la realidad o seguirán ¿aceptando el relato como válido, la victimización como el sistema de Milei o el narcisismo como trastorno de la personalidad.?
El tiempo lo dirá.
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