Entre la incertidumbre acerca de los próximos vaivenes de la economía, y la ansiedad por hacer rendir los salarios al máximo de sus posibilidades, se despliegan estrategias comerciales llamativas en nuestra ciudad. Una de ellas es la de las ventas anticipadas. Y, aunque aún faltan más de dos meses para las celebraciones de fin de año, el pan dulce y las confituras ya pueblan las góndolas de un supermercado céntrico.
No se sabe cuánto aumentarán los diferentes artículos que componen la canasta navideña, pero es generalizada la convicción de que la inflación seguirá intensificándose. En consecuencia, para quien disponga de algo de dinero extra, la oferta de principios de octubre aparece como una buena oportunidad para ponerse a resguardo del encarecimiento en ese rubro.
Las góndolas también exhiben los primeros precios de las bebidas tradicionales, como la sidra y los frutales fizz.
Conservar o recordar las imágenes que ilustran esta nota podrá servir, a fin de diciembre, para hacer una comparación entre los valores registrados y el tiempo transcurrido. Tema de conversación, y tema de intranquilidad, la escalada de precios condiciona muchas de las actividades familiares. Las próximas celebraciones de Navidad y Año Nuevo no serán, lamentablemente, excepciones en el panorama general de las preocupaciones.
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