Ya habíamos hecho referencia al “modus operandi” presidencial en ocasiones donde los conflictos arrecian amenazando con actitudes desestabilizantes y cuando internamente le toca decidir organigramas de trabajo y responsabilidades gubernamentales.
Es evidente que la distancia le agrega a ese escenario difícil, y por momentos convulsionante, matiz diferencial, atento a que todo aquello que se pueda resolver o acordar, queda en stand by, hasta que el “trío” poderoso Milei-Milei-Caputo, le pone el sí definitivo o lo rechaza de plano.
Esta planificación ya ha constituido un procedimiento que favorece a las decisiones presidenciales, pero deja en un estado de gran debilidad a las gestiones que los funcionarios que quedan, intentan resolver.
Si por caso son los aspectos que procura consensuar, en el plano de la política-legislativa, el Jefe de Gabinete Guillermo Francos, está en las puertas de decisiones importantes en torno a la discusión planteada con la Ley Bases que, procedente de la Cámara revisora, el Senado de la Nación regresó a diputados con correcciones, modificaciones y eliminación de determinados artículos, que se entendían deberían ser mejorados unos y evitados otros por los daños que podía llegar a causar ponerlos en vigencia.
El cerrar la puerta de las negociaciones, como hizo el funcionario Francos, abre una serie de interrogantes ante orden impartida desde el área de la Jefatura de Gabinete, que debe aprobarse el proyecto original, echando por tierra presunto consenso, que ahora parece nunca existió.
El ponerle un cerrojo a la Ley Bases y aprobarla tal como estaba originalmente habilita un nuevo ciclo de resoluciones presidenciales a través del ejercicio de aplicar las Facultades Delegadas realizando, Javier Milei, todas las reformulaciones legales que ese instrumento le habilita, como instaurar Impuesto a las Ganancias en la 4ta. categoría, manejando el mínimo no imponible; aspectos tributarios, privatizaciones a las cuales podrá acceder mediante diversos mecanismos, que operando diferente alcanzan el mismo propósito.
Es un violento cambio del paradigma gubernamental que tiene dos vertientes, la ejecutiva a cargo de Javier Milei, convertido en un liberal con la práctica anarcocapitalista, y la programática, que impondrán las reformas que contiene el trabajo de Federico Sturzenegger, sobre la reformulación de aproximadamente 3000 normativas que abarcan todos los ámbitos del Estado.
Este es el escenario nuevo que tiene in mente el titular del Poder Ejecutivo, alentado por su proyección internacional que ha alcanzado niveles impensados y nunca antes, proyectados, en otros estados presidenciales argentinos, señalando su objetivo de construcción de liderazgo mundial como eje del liberalismo integral, orientación que, con diferentes matices, se ha vislumbrado en las recientes elecciones europeas.
Este nuevo periplo marca la búsqueda de consolidar el proyecto que están señalando las acciones de Javier Milei, en procura del liderazgo y estadismo que lo pueden llevar a ser un referente en el mundo del liberalismo.
Para que estos periplos internacionales tengan un fundamento, que morigeren las críticas que señalan que tantos viajes sin agendas programadas donde se contemplen acuerdos, negociaciones y entendimientos a nivel del primer mundo, que puedan favorecer a la Argentina, el presidente argentino acompañado de una reducida comitiva va en busca de su proyección y de paso mantener alguna reunión de carácter comercial y/o económico.
Estas contingencias de salir al mundo, para recibir medallas y dar charlas políticas en reuniones del liberalismo europeo, son importantes y merecerían el aplauso unánime de la sociedad si no fuera que el país está sometido a los vaivenes de una economía errática, que amenaza con convertirse en el final para un importante sector productivo, industrial, que no puede resistir las dificultades económico-financieras a que está sujeto.
Irse, cuando en realidad el país está necesitando que el presidente se quede y resuelva los graves dilemas que enfrentan todos los sectores de la ciudadanía, es por lo menos cuestionable.
Pero hoy deberíamos preguntarnos: ¿Qué le interesa más, su proyecto personal o el cambio argentino?.
Por ahora está jugando con las dos opciones.
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