VIERNES 20 de Junio de 2025
 
 
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Una sutil manera de tiranizar...

En diversas circunstancias hemos hecho notar que el “triángulo de hierro”, que constituye la fortaleza ideológica del gobierno mileista, procura a través de estrategias coordinar una forma de imponer el poder en forma tiránica.

Es evidente que se está poniendo en funcionamiento el abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad, que en este caso está enmarcado en todo el andamiaje del Estado que encabeza Javier Milei.

La tiranía (del latín tyrannus, “gobernante ilegítimo o un solo hombre”, y a partir del griego tyrannos, “rey soberano, gobernante de una polis” en el sentido que se dio al término en la Grecia Antigua), era el régimen de poder absoluto, de ordinario unipersonal, instaurado mediante mecanismos que, en muchos casos, eran disimulados como acciones que tendían a mejorar el estado de la sociedad.

Los argentinos sufrimos una lamentable experiencia con el advenimiento de la “Revolución Libertadora”, que tomó el mando del país para mejorar el status general de la ciudadanía, pero encubiertamente fueron instaurando un régimen dictatorial, totalitario, donde se fueron perdiendo progresivamente las libertades individuales y fue un un régimen que costó un precio muy alto en vida humanas.

En aquella oportunidad fue un “golpe de Estado” y todo fue objeto de imposición -militar en ese caso- sacando de circulación a quienes sostenían ideas diferentes, clamaban por libertades perdidas y notaban que estaban intentando acotar el pensamiento libre a un nuevo orden manejado, donde dejó de existir el libre albedrío para someter a la ciudadanía al despotismo tiránico.

Esto lo vivimos, algunos lo soportaron de la mejor manera posible, otros se plegaron concientes que pasaban a ser herramientas de un poder manifiestamente autoritario, pero compartirlo fue parte de su esencia. Y quedaron los que nunca se resignaron, se pusieron nombres para distinguirse y buscaron una salida, la que ellos entendían era la única para volver a tener plena libertad.

Esto significa que para los más entrados en años hay significativos comportamientos de las esferas del poder que se asemejan a los que ya fueron vividos.

Nadie pone en tela de juicio que el gobierno nacional es unitario, dado que su poder se centraliza en una sola persona, el presidente de la Nación, pero se sienten respaldados en sus libertades individuales, en la conformación estructurada desde la Carta Magna, donde los poderes se estiman en un trípode constituido por el Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Todo ese andamiaje, bajo los paradigmas encerrados en la explicación del liberalismo, anarcocapitalismo, todo convertido en poder libertario, ha iniciado la tarea sutil de convencer al pueblo que el camino está signado por los mandatos de una sola persona y que no existe el derecho de opinar y/o pensar diferente.

El periodismo integralmente -no solo el tradicional sino redes sociales, streaming, páginas web, radiales, televisivos-, son o deberían constituir la voz que reclame por las injusticias que acometen a la sociedad. Eso no está ocurriendo.

Cercenar esa voz, es comenzar a silenciar al pueblo, dejando solo habilitados a quienes se presten al juego tiránico de expresar, elogiar y señalar, acomodando sus efectos, a todo aquello que tiene como objetivo realizable el gobierno.

Comenzar por una nimiedad -pero no tanto- cuando le indican a los periodistas que son aceptados en las reuniones de prensa que realiza el vocero presidencial cómo deben ir vestidos, sin pensar que es atentar contra la libertad individual. Es una manera de cercenar derechos individuales.

Cuando el presidente aparece de campera de cuero o mostrándose con diferentes atuendos, para nada criticables, Manuel Adorni pone en conocimiento del periodismo afectado a la información en La Rosada que deben ir de saco, corbata, dejando explicitado que él es quien les dice como deben vestirse.

Esto viene de la mano con la notable ofensiva que desde distintos ámbitos del gobierno, comenzando por el presidente, se ha iniciado contra algunos medios de comunicación.

El titular del ejecutivo habla de libertades individuales contenidas en los fundamentos del liberalismo, pero se aplica para aquello que el presidente considera es coincidente a sus objetivos.

Todos mecanismos estudiados y enmarcados en una estructura psicológica definida, donde no existen espacios para los libres pensadores, para las iniciativas personales o grupales que estén a distancia de las que promueve el libertarismo. Esas actitudes, que van apareciendo cada vez con mayor contundencia, están modificando el contenido de las libertades explicitadas constitucionalmente.

Hoy vemos un sorprendente sometimiento que se traduce en aceptar como válido todo aquello que emerge del pensamiento presidencial.

Debe empezar a considerarse que se está alimentando la “rebelión de los mansos”. Un grito de libertad, un grito en contra de aquellos que pretenden esclavizarnos, un grito contra aquellos que no respetan el “derecho humano”.

Vale la pena pensarlo...

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