MARTES 08 de Julio de 2025
 
 
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Un mundo convulsionado...

Según los equipos interdisciplinarios que están abocados al estudio del comportamiento de las distintas sociedades mundiales, se ha establecido, lo que han denominado: “variable generacional”, que promueve un profundo cambio cultural.

Un cambio cultural se refiere a la transformación de los valores, creencias, normas, costumbres y comportamientos de una sociedad o grupo social a lo largo del tiempo.
Estas variantes pueden ser lentas y graduales, o rápidas, disruptivas, y pueden afectar a todos los aspectos de la vida social, desde la religión y la política hasta el arte y la tecnología.
Una transformación cultural requiere tomar una mirada introspectiva de nuestra organización y hacer cambios que den forma a las políticas, compromisos, procesos y comportamientos, para que estos reflejen los valores y creencias de nuestras personas.
Las transformaciones dan origen a comportamientos y actitudes que van marcando las diferencias sociales y que conllevan a no aceptar al otro tal como piensa, hasta llegar al comportamiento “místico-religoso” donde los que obran y piensan diferente son enemigos a los se debe destruir para reordenar nuevas sociedades.
Según recientes estudios se han establecido parámetros que nos plantean que: “Desde hace algunos años se viene produciendo un cambio significativo hacia la solución de problemas sistémicos en la sociedad y las organizaciones mediante un cambio cultural intencional”.
“Recientemente, esta necesidad de respuestas prácticas y basadas en la evidencia para el cambio cultural se ve cada vez más respaldada por la evidencia de investigaciones recientes en psicología social”.
La Universidad de Sttanford está abocada en una de sus áreas de investigación a desentrañar este fenómeno que se muestra como objetivo y paradigma de un nuevo mundo, sujeto a una transformación psicológica que está sufriendo el plano de las nuevas generaciones, que trasladan sus rebeldías, antes naturales principios de un reencuentro con la realidad, a plantear que todo debe modificarse y lo anterior es historia que forma parte de un aprendizaje, que ya está llegando a sus últimas etapas.
Alguien dijo “el mundo está patas arriba y se están confundiendo los roles del poder, para convertirlos en simples manifestaciones de tiranías”.
Tenemos escenarios donde se manifiestan las nuevas ideologías centradas en liderazgos absolutos. Esto comenzó generando las diferencias entre países que se disputan supremacías.
De esta manera apareció imponiendo condiciones el primer mundo. Luego se ubicaron los emergentes y a continuación países en desarrollo, dado que los subdesarrollados fueron prácticamente sometidos por quienes se apoderaron de riquezas naturales y entronizaron el poder del mercado.
Hoy tenemos la guerra del medio oriente, donde ha medida que van midiendo fuerzas intentan apoderarse lisa y llanamente de sus territorios y convertir a sus poblaciones en súbditos de quienes pretenden impartir las reglas y normas de vida.
Lo está haciendo Rusia con Ucrania y tuvo continuidad en las acciones ocurridas en Franja de Gaza, donde disputan derechos de pertenencia Israel y los desprendimientos palestinos.
Los grupos armados que se consideran grupos guerrilleros, como Hezbolá y Hamás: se parecen en ser enemigos de Israel en Líbano y Gaza.
Países poderosos por sus fuentes de riqueza, por sus recursos energéticos, fundamentalmente el petróleo, son codiciados por los considerados más poderosos del primer mundo, principalmente Estados Unidos de América, quien comandado por Donald Trump pretende ser quien logre poner fin a las guerras, pero condicionando el futuro.
Todo el sistema social está transitando un contexto político, “convulsionado” referido a una situación de gran agitación, inestabilidad y alteración del orden social o político. Implica una ruptura de la normalidad, con posibles conflictos, disturbios o cambios abruptos en la estructura de poder.
Es la realidad que se vive, y aún no se sabe a ciencia cierta cómo serán los finales de estas confrontaciones donde participan los condicionamientos del mercado, las exigencias de liderazgos, los pretendidos cambios ideológicos y la transformación que materializa el notable avance tecnológico.
Los analistas e intérpretes de la política internacional no arriesgan juicios de valor, dado que son los primeros avances de los poderosos para colocarse a la vanguardia del mundo moderno.
La búsqueda del poder absoluto entraña serios riesgos por los excesos que se cometen en su nombre. Es de esperar que prime la sensatez.

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