Ya en el tramo final de la campaña presidencial, a escasos cinco días del balotaje, donde deben los candidatos poner, como dice el paisanaje: ‘Toda la carne al asador’, resulta notoriamente contraproducente tener confrontaciones internas.
Está dentro de los cálculos estratégicos que deben preparar ‘artillería’ para responder algún embate del sector opositor, pero se estima que los roces dentro del propio ámbito, no solo que no están contemplados, atento a que se supone todo medianamente arreglado, sino que muestra que el entendimiento promocionado está atado con hilo muy fino y que son acuerdos circunstanciales.
Esta situación comenzó a percibirse el domingo, en los momentos previos al debate de los candidatos, cuando se esperaba que entre los invitados del sector de LLA, se hicieran presentes sus socios del balotaje, gente del PRO e inclusive se había hablado de Mauricio Macri, lo que fue desmentido más tarde.
La total ausencia de dirigentes del PRO Patricia Bullrich, Petri, o varios más que conforman el ‘círculo rojo’ que acordó con el grupo libertario, prendió las luces de alarma en todos los que están cerca de la actividad política y manejan los internismos partidarios con algún conocimiento.
Un destacado dirigente de Juntos por el Cambio, mencionó que era una ‘mala señal’ puertas afuera que, quienes se habían asociado, tras los resultados de la elección de octubre, no se hicieran presentes, dejando explicitado que, según había trascendido: ‘No fueron invitados’.
Un gesto que en nada beneficiaba al liberal Javier Milei, dado que ponía en evidencia que no había ninguna fortaleza político-partidaria en ese acuerdo, logrado entre ‘gallos y medianoche’.
Una desconsideración que habla de la debilidad de lo pautado en esa reunión. Por otra parte nada que sorprenda a quienes conocen las reacciones del libertario, cuando algo no se ajusta a las pretensiones de su círculo más íntimo, fundamentalmente, a su hermana Karina, mentora de una candidatura que comenzó, poco menos que en broma, y culmina teniendo posibilidades de ser presidente.
Y el tema, aparentemente se agravó con el correr de las horas, mostrando una situación enojosa que, a esta altura, es difícil predecir qué alcances y efectos pueda tener.
El tema de las boletas puso más ‘nafta al fuego’, en tanto señalan a Mauricio Macri, no cumpliendo algunos de los aspectos acordados, en este caso un aporte económico, que según manifiesta el fundador de La Libertad Avanza, no cumplió y ha generado inconvenientes.
El silencio de Mauricio Macri que suena con inusual estridencia, está poniendo en marcha su estrategia de comandar o por lo menos de coparticipar en las decisiones del sector, situación que hasta ahora no ha podido lograr.
La extemporánea salida de Patricia Bullrich, manifestando que Javier Milei había sido el perdedor del debate no ha hecho más que agravar las diferencias que era predecible se produjeran.
Todos los que rodean a Javier Milei, procuraron encontrar justificativos para no aceptar que Sergio Massa, fue un claro ganador de la pulseada, mostrando experiencia, capacidad para este tipo de confrontación, conocimiento de todos y cada uno de los temas, mientras que Milei no pudo, ni supo cómo coartar los avances del candidato de Unión por la Patria.
Nadie duda, a esta altura, que ese acuerdo, que unos dicen es para integrar el gobierno y otros sólo electoral, es decir para sumarle los votos de un sector de Juntos por el Cambio, ya no transita con normalidad y las grietas son demasiado evidentes; lo que hace suponer podría llegar a tener incidencia en el votante, que se había sumado siendo fiel a sus convicciones políticas y hoy puede sentirse defraudado.
Si había un momento inadecuado para explicitar y hace trascender los desacuerdos, era justamente este. De alguna manera se está dando la razón a quienes sostuvieron que todo se hizo mal desde el principio. Fueron medidas inconsultas que rompieron una coalición que había soportado los embates de sus oponentes durante cuatro años.
Una simple maniobra de quien no aceptó quedar fuera del poder, Mauricio Macri, implosionó dejando a su principal socio -el radicalismo- con muchas diferencias internas.
Los roces entre el candidato a presidente y el fundador del PRO, aumentaron la bronca que venía acumulando Milei por las promesas incumplidas de Macri, cuando se enteró que la Cámara Nacional Electoral advirtió a los apoderados libertarios que no habían presentado las boletas necesarias para el 19 de noviembre.
Se intentaron acercamientos, e inclusive se hablaba de una reunión privada: Milei-Macri, no confirmada, donde aparentemente, según se menciona en diversos círculos, no habría terminado en buenos términos.
Estamos arribando a una fecha que da por terminados todos los conflictos y prevalecerá el candidato que haya podido transmitir a la ciudadanía que está en condiciones de afrontar los enormes desafíos que enfrenta la Argentina.
Como hemos reiterado en anteriores entregas, ahora el poder está en manos de la sociedad. Indudablemente de lo que surja de las urnas el 19 de noviembre, habrá un solo responsable, que tendrá el gobierno que elija, equivocadamente o no y serán los electores. Lo demás es futuro, hoy con más dudas que certezas.
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