SÁBADO 13 de Diciembre de 2025
 
 
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Un ‘carancheo’ inexplicable

Difícil expresarle a la ciudadanía que se olvide del verso y el relato, para que observe detenidamente a la clase política en todo lo que hace y dice para lograr sólo el objetivo de: llegar al poder, no importa cómo.

En razón de ello es que entendimos que el término ’caranchear’ se ajusta a lo que está sucediendo en estos momentos en los sectores que no reparan en las formas de: ‘Atacar a una o más personas. También se suele emplear como métodos a traición’.

Cuando se llega a extremos verbales insospechados para defenestrar al que enrolado en el mismo segmento político -en este caso PRO-, a través de sus expresiones y acusaciones, provocando un desgaste que incida en las posibilidades electorales que muestra para enfrentar las PASO, es que las cosas no están bien.

Lo que está sucediendo entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich es una clara demostración que su objetivo está alejado de la gente en general. Utilizar al máximo la sociedad como el medio para alcanzar el fin propuesto que es llegar a disputar la presidencia del país, es la estrategia.

Hoy somos espectadores de una pelea que ha llegado a su máxima tensión con una escalada verbal, sin diálogo ni mediadores. Sin limitaciones, con un cruce violento de ambos, que pone en evidencia que la unidad y el consenso que predican está lejos y no es más que un relato que procura convencer al futuro votante.

El jefe de Gobierno dijo que la exministra de Seguridad “propone el mismo modelo que ya fracasó en el país”, dejó de lado que él nació de la misma raíz política que no es otra que la de Mauricio Macri.

La respuesta de Patricia Bullrich no se hizo esperar y lo manifestó a diversos medios de la Capital Federal, dejando en claro que: “Me parece de una enorme bajeza moral, oportunismo y falta de ética que Larreta, que se jacta de haber trabajado 20 años con Macri, haga cualquier cosa con tal de conseguir un voto”.

Completó su respuesta a los inoportunos dichos de Larreta, expresando: “Hay límites en una campaña, es un ventajero total, no puede decir algo así de quien fue su jefe político durante tanto tiempo. Me parece muy deleznable”.

Esta tenida, que no difiere demasiado de lo que está sucediendo en el sector oficialista de Unión por la Patria, señala que en estas elecciones la ciudadanía es un objeto utilizable, porque se hace necesaria para lograr mayoría en un acto electoral.

Pero en realidad es un vergonzoso ‘ninguneo’ que está siendo advertido por muchos sectores de la sociedad independiente, que tienen un voto decisivo, procurando elegir siempre al que consideran el mejor para sacar al país de sus problemas.

Es una situación que no deja de plantear que: los intereses están alejados de la realidad que se vive en Argentina. Se esgrimen los problemas reales, como indigencia, pobreza, inflación, falta de trabajo, quebrantos en el sistema educativo, lo mismo en salud, económicos, desfinanciamiento, entre otros, como argumentaciones, que les sirven para convencer al soberano, pero lo que se ve, permite percibir que de esta manera sólo alejan la posibilidad de resolverlos.

Los temas que gravitan en perjuicio de los argentinos, debe ser encarado con una política de acuerdo y consenso, para poder desarrollar y aplicar políticas de Estado, que sean irreversibles y en las cuales exista total coincidencia. Evidentemente esto está lejos de lograrse.

Esta situación ha generado enormes desconcierto entre las filas de sus seguidores, que entienden que enfrentados y divididos van a una PASO, donde quedarán muchos heridos y resentidos, que indudablemente pueden disminuir el poder electoral, en las generales de octubre.

El único que parece percibirlo es el actual gobernador de Jujuy, candidato radical que acompaña en la fórmula a Rodríguez Larreta, que trata por todos los medios a su alcance, de poner paños fríos al enfrentamiento; aunque es difícil predecir qué poder pueden tener sus palabras, cuando en su mismo territorio, el radicalismo, tiene disidencias muy profundas que resultarían difíciles de salvar, al resignar los principios sustentados en la Convención de los ‘boinas blancas’ donde se dejó asentado, que esta vez era su turno y no reiterar el ser segundos.

Todo el panorama se muestra confuso y alterado. En el oficialismo Massa, sustenta su futuro en el acuerdo con el FMI, que podría darle el respaldo para competir con chance. En la oposición todo dependerá de que depongan armas, aunque por lo que se ve, ninguno está dispuesto a resignar posturas.

En los próximos días, se presume ya en campaña, podrán tenerse más claros los escenarios que competirán y aparecerán las encuestas que, sin llegar a ser exactas, podrán revelar los cambios de un electorado que hoy, de ninguna manera tiene definido el voto.

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