VIERNES 07 de Febrero de 2025
 
 
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Todo se rompe, todo cambia...

La reunión planificada por la CGT, para establecer conductas con respecto al paro del día sábado, mostró claramente que el trabajo atomizante del presidente Javier Milei, le ha dado óptimos resultados.

Las estrategias del “Triángulo de Hierro” que conforma el presidente Javier Milei, su hermana Karina Milei, Secretaria General de Presidencia, y el asesor “estrella”, Santiago Caputo, buscando detonar las organizaciones que fueron en algún momento herramientas de gobiernos anteriores para lograr determinados fines, han logrado sus objetivos.

El primer embate estuvo dirigido a los intermediarios de las organizaciones sociales, que se cumplió mediante la instrumentación que realizara la Ministro de Desarrollo Social, Sandra Pettovello, quien desarticuló un sistema que desde hacía décadas venía manejando un “padrón electoral” que los partidos políticos utilizaban, a cambio de los famosos planes que hicieron “millonarios” a quienes se erigieron como los conductores. Hoy todos, o la gran mayoría, bajo la óptica Judicial.

La otra fórmula apuntó a lograr dividir a los gobernadores de provincias que no le eran afines a sus propósitos. En un primer momento se generaron reacciones de los mandatarios del interior del país y con identificación ideológica o necesidades comerciales y/o empresariales que compartían se unieron y formalizaron grupos opositores, con más o menos diálogo con funcionarios nacionales, para lograr detener o morigerar la acción de la “motosierra”.

Hubo gestiones, negociaciones truncas, nunca acuerdos -salvo los que se obtuvieron en forma privada- mientras se producía el desgaste propio de los intentos fracasados.

De esta manera se enfriaron los encuentros, hubo ausencia de diálogo y algunos, merced a lograr establecer líneas de cercanía con el gobierno, pudieron ir solucionando parte de sus problemas provinciales, accediendo a ceder votos que respaldaran los proyectos de Milei en el Congreso Nacional.

Si a estos manejos se le agrega que Javier Milei hizo suyo el mentado estribillo de “Hay que sacar a los funcionarios que no funcionan”, con el agregado de anular a quienes pretendan tener pensamiento propio, el juego se estaría completando y poniendo en evidencia que las estrategias mileianas dan resultado.

El último caso -que se conoce- sería el del legislador Ramiro Marra, quien en su momento se vanagloriaba de su estrecha relación con el presidente Milei y su hermana Karina, pero pese a su habitual desparpajo para hacer notar su poder libertario, pensó solo y votó a favor de un proyecto de Jorge Macri, Jefe de la Ciudad. Y así le fue.

El efecto no se hizo esperar y La Libertad Avanza, se supone contando con el aval presidencial, resolvió echarlo de las filas partidarias de todo el país. Hoy, por más que a través de la red social X tenga expresiones grandilocuentes, es un “paria político”, cuya carrera se terminaría cuando culmine su mandato.

Esto conforma parte de la estructura de poder que ha generado el “Triángulo de Hierro”. Quienes se salgan de las acciones que emanan del Ejecutivo, Secretaria General o del asesor estrella, están afuera del gobierno.

Es el poder por el poder mismo. Quienes eludan el “circulo áulico”, son descastados del grupo mileiano. Si contradecís, sos enemigo. Si no le caés simpático a Karina, sos “boleta”, y si no congeniás con el asesor estrella, la persecuta es intensa hasta que logran sacarte de circulación.

Es la metodología de romper para cambiar y desechar aquello que no se convierta en sumiso súbdito que a todo diga que sí. Si eso no se llama “autoritarismo”, cómo se define para encasillarlo adecuadamente.

La realidad indica que Javier Milei está instaurando una “suave, adornada, dictadura mental”. La explicación indudablemente la tienen quienes analizan y determinan psicológicamente, en qué parte del cerebro están ubicados.

De alguna manera los muy memoriosos han comenzado a sentir que, con otras característica, pero similares resultados y objetivos, Argentina esta forma de imponer autoridad lo vivió. Pensar, en algún momento de nuestra historia, era un delito. Hoy es lo mismo.

Vamos camino a una disrupción integral de los marcos institucionales que deberían regir las normas ciudadanas. Se está materializando un proceso en el cual vamos en dirección contraria a ejercer nuestros legítimos derechos de ser libres pensadores y no por ello ser sancionados.

Los hechos que se observan de la realidad que nos impone el gobierno libertario están definiendo una nueva sociedad, que no contradiga, que acepte lo que venga con resignación y solo tienen voz y voto aquellos que responden a los lineamientos ideológicos que el “Triángulo de Hierro” dispone.

Todavía hay quienes sostienen que en algún momento habrá una reacción social y en un escenario de confrontación intentando volver a recuperar los espacios perdidos.

Por el momento pareciera, sin que exista la “luna de miel” que siempre estuvo presente entre gobierno nuevo y ciudadanía, una firme decisión de darle más tiempo. Fundamentalmente porque todo lo que se amontona enfrente y trata de mostrar algo diferente, es más de lo mismo y son pocos los que quieren repetir fracasos.

Mientras el paradigma de la disrupción y motosierra continúen, Javier Milei tendrá ventajas.

Solo puede frustrar el intento presionar en exceso. Todo tiene un límite.

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