Escuchar al presidente Javier Milei expresarse sobre distintas alternativas que en los planos social, económico, financiero, diplomático e internacional, se están viviendo en la Argentina, es como sentirse poco menos que integrándonos al mundo de fantasía de “Narnia”.
Salimos de la realidad y transitamos en los mejores espacios del mundo. Las palabras del libertario nos trasladan, por un momento, no demasiado largo, a un “paraíso” mileista que se está construyendo en su cabeza y que intenta reflejarlo para que la ciudadanía lo vea.
Se cae la pobreza y ya se ha recuperado un número millonario de habitantes que no tenía para comer, no podía brindarle a sus hijos la oportunidad de estudiar y progresar y ya miraba con “esperanza de Milei” un futuro. Lamentablemente no se ve.
La gente ha comenzado a tener trabajo en el mundo “narniano” del presidente. Las voces que se alzan indicando que aumenta el desempleo, que numerosas empresas se concursan, que cientos de Pymes ya no existen... Que el comercio ha decidido cerrar sus puertas ante la falta de ventas. Todo parte de un submundo que está alejado del proyecto del presidente y su equipo privado, es Argentina, la real.
Si algo sucede que perturba su tranquilidad y es motivo de comentarios y análisis en los diferentes medios de comunicación, porque parecieran señalar que existe mucha disconformidad social, aparece la terrible “sombra de los kukas” y se nota el intento desestabilizante que ejercen para evitar que su gobierno siga leyendonos “Los cuentos de Narnia”.
Su gobierno, el de Javier Milei, es un ámbito de paz y tranquilidad, donde el compañerismo, el trabajo en equipo, es constante. Estas reflexiones pertenecen al dirigente máximo de La Libertad Avanza. ¿Dónde estamos viviendo? Aquello que vemos es diferente. El relato es interesante pero irreal.
Presumiblemente el economista, que se considera apto para el “premio Nobel”, sostenga que el efecto de la prédica “kuka” y la presión del peronismo retrógrado están causando efectos negativos en una gran parte de la sociedad. Vive en su mundo privado donde siempre la culpa es del otro.
Sostuvo en un acto de profunda “sinceridad” que “se desaceleró fuertemente la actividad económica”. El reconocimiento realizado fue durante una entrevista con un medio capitalino que está a sus órdenes: “Admitió que la economía, tras mostrar signos de recuperación en el último año, experimenta una caída significativa en la actividad y en los niveles de confianza”.
Pero logró establecer los motivos que conspiran con su proyecto de crecimiento y cambio: “Milei explicó que la situación actual responde no solo a variables económicas, sino también a disputas políticas que afectan directamente el funcionamiento económico del país. La economía argentina se venía expandiendo muy fuertemente durante la primera parte del año, y venía acelerando hacia el ocho por ciento en algún momento. Pero del otro lado decidieron empezar a atacar y salieron a romper todo, básicamente lo que ves es un esquema de destructivo instrumentado desde el Congreso de la Nación”.
La culpa siempre es ajena a su gobierno. De ninguna manera responde a los errores que surgen de un plan económico que tenía fecha de vencimiento.
En su estructura gubernamental reina el acuerdo e impera el trabajo en conjunto. Reafirma que el “Triángulo de hierro” mantiene su poder. Especialmente es una fuerte armadura que impide vulneren a su hermana Karina, Secretaria General de Presidencia, a quien se sindica como cabeza de una organización que está señalada por distraer fondos de distintas maneras, suceso que se lo expresan en cada lugar adonde el presidente se ha presentado en los últimos días. Es el “mundo de Milei”.
Una realidad diferente que es ajena al entorno y maneja sus propias sensaciones, ignorando aquellas que rechaza, porque las considera nocivas para su forma de pensar y actuar.
No obstante, a su alrededor las internas están a la orden del día. Es un todos contra todos y el “sálvese quién pueda”. Milei las desconoce y, de esta manera, puede permanecer y mantener el ámbito ideal en el que se mueve.
Si hay deterioro institucional, para Javier Milei es una sensación que procuran materializar los “kukas” y la “casta corrupta”. El titular del Ejecutivo Nacional sigue viviendo en “Narnia”, su territorio privilegiado, lástima que el resto de los argentinos transitamos en un mundo real que nos plantea todos los días cómo hacemos para sobrevivir.
Para una gran mayoría, el resultado del 26 de octubre será una nueva oportunidad de ponerle freno al desquicio de un presidente que se siente “un Mesías”.
Será comenzar de nuevo y recuperar la esperanza perdida.



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