La jornada, que se desarrolló en las instalaciones del predio del Centro Tradicionalista “El Pihuelo”, desde las primeras horas de la mañana, contó con la presencia de mil personas de todas las edades, tanto de Trenel como de la zona.
 

También, con la participación de jinetes y apialadores, provenientes de otras provincias como San Luis, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y zona sur, entre otras. 

En un recorrido por el predio, se visualizaron más de diez stands, con artesanías, bijouterie, y venta de indumentaria y elementos necesarios para la monta de caballos, entre otras.

En uno de los extremos del predio, se encontraba “la cantina”, con una oferta gastronómica típica a precios accesibles, que incluía los tradicionales pastelitos. 
Como se acostumbra año tras año, los alrededores del campo de jineteada “René ‘Pocho’ Olivieri” contenían a las familias y amistades que procuraban obtener una buena vista para el espectáculo de caballos y jinetes.

Pialada, jineteada y reconocimientos

En primer lugar, se realizó la “pialada” de animales vacunos, de la que participaron 50 parejas de apialadores, para luego concretar la primera instancia de monta, de grupas especiales “sureras”.

Con un corte de mediodía, en el que hubo carne asada, choripanes y empanadas, se retornó con la monta de bastos con encimera lisa y la monta en crines. 

Hacia el final, y previo al despliegue de la jineteada de montas especiales (con jinete y caballo elegidos), se efectuó el reconocimiento a uno de los miembros fundadores, Ángel Barbero -ya fallecido-, con el descubrimiento de una placa, sobre la base de un monolito que se completa con otras que a lo largo de los años buscaron distinguir y homenajear la labor de los pioneros del Centro Tradicionalista. 

Además, se reconoció a Carlos “el Puntero” Lucero, por sus 50 años como animador-payador de este tipo de fiestas gauchas. 

Por último, se realizó la premiación a jinetes de las diferentes categorías, que rondó los $630.000. 
 
Alegría 

En declaraciones a este medio, uno de los primeros integrantes y actual presidente de la institución, Luis Gallarato, se mostró agradecido por el acompañamiento de tantas personas y por el cálido día en que se desarrolló el tradicional encuentro.

El festival de Doma, Tango y Folklore, organizado por el Centro Tradicionalista “El Pihuelo” cumplió ayer 32 años de historia en Trenel, cuya continuidad sólo se vio interrumpida por la pandemia en 2020.

Previo a 1991, año en que se conformó la institución, este evento de elocuente importancia para la identidad trenelense era iniciativa del Club Agrario de la localidad. 

“Yo era chico, tenía 18-20 años y ya en esa época andaba montando y comencé a colaborar con el Club, y ahí tengo el recordado del ‘Pocho’ Olivieri, de ‘Juancito’ Ardenghi, del ‘Cacho’ Alzamora, que me dijeron ’vamos a trabajar’ y ahí empecé”, rememoró Gallarato. 

Entre los fundadores del Centro, además del homenajeado y de los mencionados por Gallarato, también se destacan los nombres de Carlos Balduzzi, Rubén María Oddi, Néstor Campagno y Juan Campagno.

Hace dos años este festival fue declarado de ‘interés municipal’. Y, según contó el presidente de “El Pihuelo”, tienen “planeada una gestión para que sea, también, provincial”. 

“La Municipalidad siempre nos acompañó, en lo que es el mantenimiento del predio, sobre todo para el día del evento”, resaltó Gallarato. 

A lo largo y ancho de todo el campo de doma se encontraron trabajando tanto varones como mujeres. Pero esta vez no se contó con jinetes femeninas, a diferencia de otras ediciones de esta fiesta.

“Hace unos años que empezamos a traer apialadores de afuera”, como también para la jineteada, porque “en Trenel no quedan quienes continúen con esta tradición”, explicó el presidente de “El Pihuelo”.

Por último, y visiblemente emocionado, Gallarato manifestó: “La alegría mía es esto”.
Lucero: “Mi segunda familia”

Carlos Omar “el Puntano” Lucero debutó el 1º de mayo del ‘73 como animador de escenarios gauchos en Vértiz y, desde allí, recorrió tanto el paisaje pampeano como el de otras provincias a las que fue convocado a ser parte de estos festivales. 

Ayer, con 71 otoños en su haber, cumplió 50 años en esta actividad que le valió el reconocimiento de “El Pihuelo”, y a quien “el Puntano” agradeció la placa distintiva.

“Esto es una gran satisfacción y los reconocimientos se hacen en vida, porque en el cajón ya uno no los puede apreciar”, deslizó. 

“Es en estos momentos donde apreciás el cariño de la gente y de las amistades cosechadas en estos cincuenta años”, agregó seguido de ello.

Muchas veces fue el dueño del micrófono en los Festivales del Centro Tradicionalista, “casi uno de los fundadores, cuando todavía lo organizaba el Club Agrario”, informó.

Hoy, “donde me llaman voy” -declaró- “porque mi primera familia es el hogar y mi segunda familia es esta”, refirió con su mano señalando al campo de jineteada.