MARTES 08 de Julio de 2025
 
 
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Se desinfla el globo...

Tanta bonanza relatada, las permanentes expresiones de satisfacción porque la Argentina “por primera vez en su historia” y siendo “ejemplo para el mundo desarrollado” apuntaba a generar confianza en la sociedad; pero pasado el año y medio de gobierno comenzó a provocar desconfianza, se pretendía ver cuándo comenzaba la remontada.

Los sueños pergeñados en la mente de quien pretende convertirse en un líder considerado a nivel mundial, conformaba parte de una fantasía, que si salía bien, ponía al país en el lugar que alguna vez ocupó entre los reductos emergentes que luchan por alcanzar un desarrollo que los coloque en la estructura del primer mundo.

Eran demasiadas buenas cuando se escuchaban los relatos del presidente libertario Javier Milei y la reedición de una economía que ya tuvo su fracaso con el mismo mentor, Luis “Toto” Caputo. Se hacía difícil creer todo el relato.

Los cambios prometidos que surgirían de la puesta en marcha del plan de Desregulación y Transformación del Estado que pergeñó hace tiempo Federico Sturzenegger, mostraban cómo se lograba un Superávit Fiscal y se salía del Déficit presupuestario; pero puesto en ejecución generaron desempleo, desaparición de reparticiones públicas que, tal vez hubieran requerido un ajuste, pero no eliminarlas.

Se apretó a los Estados Provinciales, se pisó a los jubilados, se afectó severamente el sistema de Salud, se atenta contra institutos de investigación que sirvieron y sirven al país en su conjunto, por caso el INTA, la ciencia, al cercenar el desarrollo del Instituto de Ciencias e Ingeniería de la Computación - ICIC (CONICET/UNS).

Estos ajustes desmedidos han provocado que profesionales médicos reconocidos por su solvencia profesional y otros en plena formación y desarrollo hayan decidido buscar en otras partes del mundo posibilidades de futuro.

También está sucediendo con quienes se desempeñaron en el CONICET y más allá de los desaciertos administrativos que puedan haberse detectado, ellos cumplen una tarea que ha sido apreciada en distintas partes del mundo desarrollado.

Nadie afirma que todo estaba bien. Pero embestir el futuro de un país en forma disruptiva y sentirse poderoso porque desde su alto cargo, al que llegó por el voto de un sector de la ciudadanía que pretendía un cambio para mejorar, no para ser utilizados como trampolín para alcanzar liderazgos, ha comenzado a disgustar.

Hoy están observando que no avanzamos y que si se manifiestan confrontando, pasan a ser enemigos a los que Milei y su gente pretenden destruir.

El “globo” se infló basado en logros como la caída de la inflación, mantener el Superávit Fiscal, convertir un sistema de mercado controlado en un Libre instrumento para que todos puedan competir en igualdad de condiciones.

Para cumplir este propósito levantó aranceles a productos de importación y de esta manera generó sonrisas en quienes producen en el resto de los países que apuntan a un mercado con Argentina, pero a costa de destruir la Industria y el sistema de comercialización de aquello que se produce en el territorio nacional, a través de las Pymes, pequeñas y medianas empresas que conformaban la estructura que consolidaba la fuerza interior del país.

Los mercados internacionales comenzaron a vernos diferente y quienes se consideran grandes inversores y están siempre a la búsqueda de nuevos mercados lucrativos ya señalaban al territorio que “manejaba a su antojo” Javier Milei, era la próxima víctima.

Manejada la macroeconomía, centrados todos los cañones en mantener el equilibrio interno, evitando el déficit, parecía que se superaban los inconvenientes que otros gobiernos habían generado en Argentina, convirtiéndolo en un territorio endeudado, sin posibilidad de crecer y con escaso o ningún futuro.

Pero todo aquello que “brilla no resulta ser oro”, dice el viejo refrán. El andamiaje que levantaron para sostener la estructura del cambio comenzó a mostrar sus debilidades y la ausencia de mecanismos que las hicieran pasajeras.

La realidad ha comenzado a visibilizarse, la pauta la dio el reciente consejo de JP Morgan quien recomendó a los inversores reducir su tenencia de bonos en pesos y alertó por el “ruido electoral” en el mercado. Claramente una muestra de desconfianza en aquello que se planea económicamente.

Si bien hubo consideraciones positivas del primer banco de los EEUU, aconseja mantener calma las inversiones hasta que se vean superados los problemas que afronta, hoy, nuestro país; recalcando que “Esos temores se acrecientan dadas las expectativas electorales a futuro”.

Claramente el “globo” muestra pérdida de aire que, por ahora, no es más que una alarma, pero que debería ser considerada atento al desarrollo de la microeconomía para los próximos meses, si continúa en estado decreciente el nivel de consumo masivo.

Seguimos siendo un país de riesgo, pese a las charlas, conferencias y pretendidas demostraciones en el mundo de la economía, que realiza el presidente libertario.

La solidez “vendida” no es tal, por ahora es solo plataforma para las futuras elecciones.

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