Según relataron los afectados, los eventos -que incluyen cumpleaños, fiestas de egresados y casamientos- comienzan a las 20 y se extienden hasta las 5 de la madrugada, con música alta, gritos y animadores que impiden el descanso de quienes viven a pocos metros. El salón, denuncian, no tiene aislación acústica y las ventanas dan directamente a sus viviendas, lo que agrava aún más el problema.
Los vecinos apuntan directamente contra el municipio capitalino por permitir el uso del espacio sin controlar el cumplimiento de las normas vigentes. En mayo, presentaron una nota al presidente del centro, José Muñoz, pidiendo que cesen las fiestas. La respuesta fue negativa: alegaron que cuentan con habilitación municipal y que el alquiler no se suspendería.
Frente a esta respuesta, el reclamo fue elevado al Director de Comercio y Servicios, Maximiliano Cheli, a través del expediente 1309/25, solicitando la revocación de la autorización. Pero hasta ahora -aseguran los vecinos- la Municipalidad no emitió una respuesta formal, ni tomó medidas concretas.
Una intervención del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) logró una pausa temporal de dos meses, pero las fiestas se reanudaron el 27 de julio, lo que llevó a una vecina a realizar una exposición policial. Sin embargo, la Policía argumenta que no puede actuar porque se trata de un espacio habilitado por la comuna. A su vez, los inspectores de ruidos molestos de la línea 147, según denuncian los vecinos, reconocen que hay salones sin la debida aislación que siguen siendo autorizados. Es decir, que los representantes de la comuna se acusan mutuamente.
“La Municipalidad es responsable por acción u omisión. Es quien habilita y no controla, quien autoriza y después se desentiende”, expresaron con indignación los residentes. También cuestionan la inacción del secretario de Comercio y Servicios de la comuna, Maximiliano Cheli, que aún no intervino en el conflicto.
El malestar se multiplica entre quienes se sienten ignorados por el Estado municipal. “¿Cómo es posible que el interés particular se imponga al descanso de toda una comunidad?”, se preguntan. Mientras tanto, la convivencia en Colonia Escalante se deteriora y la sensación de desamparo crece.
“La Comisión Directiva del Centro de Jubilados alquila el salón para la realización de eventos y espectáculos diversos los fines de semana: cumpleaños, cenas-baile, bingos, despedidas de egresados, fiestas de fin de año, etc. Las instalaciones no están diseñadas y equipadas con aislación acústica, porque no fueron pensadas con ese propósito. Por ello, el desarrollo de estos eventos genera un nivel de ruidos y vibraciones que afecta nuestras actividades diarias y el descanso por la noche. El nivel de ruidos es tal que los días que hay eventos no es posible dormir”, indicaron en la nota que tiene sello de recibida en la Municipalidad de Santa Rosa. Además, destacaron que muchos vecinos trabajan los fines de semana y no pueden descansar a la noche por los ruidos luego de su jornada laboral.
Los vecinos aseguran que algunos de los espectáculos comienzan a las 8 de la noche y terminan a las 7 de la mañana. “¿Están esos eventos y espectáculos vinculados al objetivo original por el cual fue concebido el espacio? No, por supuesto. Nunca fue concebido como club o discoteca bailable. Por eso, ni su diseño ni su infraestructura está equipada para amortiguar el impacto de los ruidos y vibraciones”, se quejaron.
“¿Cómo es posible que el Municipio haya concedido esta autorización sin tener la afectación colectiva de los vecinos? ¿Cómo es posible que no se haya atendido al impacto ambiental por la generación de ruidos y vibraciones?”, finalizan diciendo los vecinos en su queja a la comuna.
Actualmente, según la habilitación municipal, pueden ingresar 307 personas y los sonidos no deben superar los 90 decibeles. “Son unos pocos vecinos que se quejan”, dijo José Muñoz, presidente del centro de jubilados. Expresó que tienen “los papeles en regla” en la municipalidad. “Y no es que hacemos bailes todos los sábados o domingos. Se controlan los decibles. El centro de jubilados estaría cerrado si no ingresara el dinero por los alquileres del salón”, concluyó.
Agencia Santa Rosa
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