La labor colectiva de los Roperos Comunitarios que se encuentran distribuidos en distintos puntos de la ciudad ayudan a una gran cantidad de familias a paliar la difícil situación económica que muchas de ellas atraviesan.
De esta manera, la labor social que llevan adelante estos espacios aporta soluciones bastante inmediatas a través de la distribución de indumentaria y calzado, dos elementos que han incrementado sus costos y a los que resulta difícil acceder, sobre todo para las familias de muchos integrantes, especialmente las conformadas por varios niños y niñas.
La Reforma tomó contacto con Fabiana Díaz, del roperito ‘Granito de Arena’, ubicado en calle 119 entre 6 y 4, quien contó que “hace más de ocho años que, junto a mi hermano, estamos ayudando a la gente con la entrega de ropa, no solo en la ciudad, sino que recorremos distintos pueblos de la provincia” y añadió “pero hace un año que instalamos el ropero físicamente en mi casa para que la gente que necesita ciertas prendas pueda venir a buscarlas”.
Actualmente el lugar cuenta con ropa para toda la familia y abre cada quince días, los miércoles desde las 15:00 hasta las 17:00, “pero si hay alguna mamá que necesita urgente algo, o nos solicitan indumentaria de otros espacios solidarios, como el Voluntariado del hospital, preparamos la ropa, la acondicionamos y la entregamos en el momento que sea requerida”.
Respecto de las donaciones que permiten que este espacio funcione de la manera que lo hace, la entrevistada indicó que “recibimos de Red Solidaria, del colegio Nuestra Señora, y de diferentes personas que saben de la labor que llevamos adelante asistiendo a más de 40 familias que se acercan cada vez que abrimos las puertas del roperito” y continuó “mirar por el prójimo y dar sin esperar nada a cambio es lo que nos llena el alma, el poder ayudar a quienes más lo necesitan”.
También en este sentido agregó que “cada vez son más personas las que vienen a buscar ropa, sobre todo calzado, actualmente a la gente ya no le alcanza el dinero ni para comprar la comida, mucho menos para la ropa; varios solicitan ropa de cama, toallas, todo tipo de cosas”.
En relación a esto, Díaz comentó que se hacen envíos de distintos elementos a las localidades de Conhello, América, González Moreno, Speluzzi, Rancúl, Arata, La Maruja y los asentamientos que se encuentran ubicados en la ciudad de Santa Rosa. Además trabajan en red con iglesias, escuelitas de fútbol, comedores, merenderos, entre otros.
Ropero “Rincón de luz”
Daniela Manchento lleva adelante la labor solidaria de asistir con una gran variedad de prendas a quienes se acercan al espacio ubicado en calle 329 bis Nº 365 del barrio Rucci, en donde desde hace siete meses ayuda a varias familias no solo con indumentaria, sino también con mercadería.
“Los días jueves, de 16:00 a 18:00 y los domingos, de 10:30 a 16:00, quien necesite algo, de cualquier barrio o punto de la ciudad, es bienvenido al roperito para que podamos ayudarlo; en estos lugares uno conoce muchas historias y vemos la realidad diaria de cada persona que se acerca”, relató Manchento y puntualizó que lo que más busca la gente “es ropa de niños, calzados, incluso nos piden ropa interior”.
La entrevistada puso mucho énfasis en asegurar que “la situación económica de la mayoría de las madres que vienen al roperito es realmente muy mala, y a eso se le suma los problemas que muchas viven en sus casas; a veces vemos mujeres que realmente están desesperadas porque no llegan ni a mitad de mes”.
También refirió que en varias ocasiones el roperito se traslada a la plaza del barrio, en donde muchos se acercan a llevarse lo que necesitan, “pero cuando lo exponemos a la comunidad de esa manera, notamos que hay personas que a pesar de que tienen la imperiosa necesidad de buscar alguna prenda, muchas veces los detiene la vergüenza, sobre todo en el caso de gente que nunca había necesitado nada y hoy, por la situación económica, no llegan a vestir a toda la familia; la verdad es que duele mucho lo que estamos viviendo”.
Ropero ‘La Esperanza’ y ‘Abrigando Corazones’
Graciela Díaz es la referente del roperito comunitario ‘La Esperanza’ que desde hace cinco años se encuentra acompañando a varias familias del barrio Indios Ranqueles, en la calle 504 Nº 1871. En el diálogo que mantuvo con este medio, aseguró que “la situación está muy complicada, al punto de que las familias tienen que elegir entre comer o comprarse ropa, la demanda de calzado, sobre todo para niños y niñas, es muy alta; es uno de los años más difíciles que nos ha tocado, nos gustaría hacer mucho más, pero hacemos lo que podemos”.
Por su parte, Mariana Hidalgo, de ‘Abrigando Corazones’, el espacio solidario de calles 28 y 7 coincidió en todos los dichos de las anteriores entrevistadas y manifestó que actualmente “solo estamos abriendo los martes porque estamos muy escasos de ropa, nos hace falta todo tipo de cosas, estamos pasando un momento muy difícil, igualmente viene mucha gente, con muchos chicos para vestir” y cerró “hace seis años que hacemos esto y este es uno de los momentos más complicados, recibimos ropa de gente que sabe que con ese gesto ayudamos a otros, pero no con tanta frecuencia como antes”.
Donaciones
Es necesario apuntar que las referentes los Roperos Comunitarios están solicitando a la comunidad que donen todo aquello que no usen y se encuentre en buen estado para asistir a las familias que concurren a estos lugares. El pedido concreto es de ropa para toda la familia, calzado para niños y niñas, ropa de cama, toallas, medias, y todo lo que pueda colaborar a que otras familias puedan encontrar una solución ante la imposibilidad de adquirir este tipo de elementos, que son indispensables para tener una buena calidad de vida.
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