Los representantes del programa a nivel nacional recorrieron ayer las instalaciones y se anoticiaron sobre las distintas actividades que desarrolla el espacio, un lugar al que asisten niños y niñas de hasta cuatro años, sus familias, mujeres embarazadas y personas gestantes en situación de vulnerabilidad social, en donde se los aborda a través del acompañamiento y de experiencias compartidas que promueven el desarrollo infantil integral.

Los contenidos que trabaja el programa, además de esto último, involucran prácticas de crianza: géneros y crianza; juego; educación sexual integral, primerísimos lectores; narración oral y construcción de identidad.

También se brinda acompañamiento perinatal, soberanía y seguridad alimentaria y buenos tratos en la crianza.

El coordinador regional patagonia del programa, que depende de la Subsecretaría de Promoción de Derechos del SENAF, Edward Cuña, dialogó con La Reforma y contó que “desde hace un tiempo se ha decidido abrir puntos estratégicos denominados ‘zonas de crianza’, para eso se establecen acuerdos y convenios con instituciones, unas del ámbito público y otras del civil y privado; en este caso, con la Vecinal San Etelvino se firmó un convenio para que puedan disponer de los materiales para que quede instalada esta zona que hoy es ‘Ojitos Curiosos’”.

Indicó además que parte de su función es “venir al territorio, acompañar a los equipos, apuntalar algunos objetivos, y evaluar las acciones que ya venimos desarrollando”, al tiempo que informó que “tuvimos una reunión con las autoridades de la Dirección de Familia del Municipio, para hablar de la articulación que se viene haciendo, hay mucho interés y sostén institucional, que realmente es necesario”.

En relación al espacio en sí, aseguró que “tiene un potencial enorme, con una cómoda instalación y gran facilidad para utilizar todos los elementos; hemos aportado nuevas cajas de libros infantiles, cerca de 400, para que puedan ser usufructuados por las familias, también sillas, juegos con distintos contenidos, materiales musicales, pelotas, aros, muñecos sexuados, juegos de encastre y motrices, y varios para el trabajo con bebés”.

“Hay un equipo técnico local, que es el que promueve junto a las facilitadoras del programa, todas las actividades a nivel comunitario y eso viene muy bien”, valoró.