El sector, que emplea a más de 65 mil personas en la Argentina según datos de la Federación de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (FOESGRA), y tiene en La Pampa una presencia significativa.
En ciudades como Santa Rosa, General Pico y General Acha, como en el resto de las localidades, los playeros y encargados de playa son la cara visible de una actividad que no se detiene ni los días feriados, ni en los fines de semana.
“Estamos al servicio del cliente a toda hora. El trabajo es exigente, porque se trata de manejar dinero en efectivo, estar atentos a la seguridad y al trato con la gente. No es solo cargar combustible”, cuenta un trabajador de una estación ubicada sobre la Ruta Nacional 5, en las afueras de Santa Rosa.
Entre las principales preocupaciones del sector se encuentran los salarios y la estabilidad laboral. Desde el sindicato remarcan que los sueldos deben acompañar la inflación y que las condiciones de seguridad son clave. El trabajo con nafta, gasoil y GNC implica riesgos, lo que obliga a capacitaciones constantes y protocolos estrictos.
En La Pampa, además, la distancia entre localidades y rutas extensas convierten a las estaciones de servicio en puntos estratégicos, no solo para los automovilistas, sino también como espacios de encuentro social. Muchas de ellas ofrecen servicios adicionales como minimercados y paradores, lo que amplía el rol de los trabajadores.
A pesar de los desafíos, los empleados destacan el vínculo cercano con los clientes. “Hay automovilistas que paran siempre en el mismo lugar y uno termina conociéndolos. Eso hace más llevadero el turno”, relatan.
El futuro del sector también plantea interrogantes: la expansión de vehículos eléctricos y las políticas energéticas podrían modificar el modelo actual. Sin embargo, en provincias como La Pampa, donde la geografía obliga a depender del transporte automotor, el trabajo en las estaciones de servicio sigue siendo indispensable y una de las fuentes laborales más estables.
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