DOMINGO 06 de Octubre de 2024
 
 
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Ni profetas, ni desubicados

Difícil saberlo. En más de una oportunidad hemos observado, visto y oído a un Javier Milei que se muestra cambiante, con facetas muy diferenciadas, pero evidenciando una astucia que no sabemos si es propia o prestada.

En realidad, ¿qué es un profeta? De acuerdo a las definiciones más conocidas: “Un hombre inspirado, que recibe una palabra de Dios para transmitirla al pueblo y a sus dirigentes respecto a una cuestión que siempre tiene que ver con la justicia social y la fidelidad a Dios (ambas cosas son inseparables)”.

Así se muestra el presidente argentino Javier Milei, transitando por sobre el resto de los humanos. Su palabra es sentenciosa y no admite que nadie -por lo menos que se conozca- pueda contradecirla. Aunque entre los más íntimos sostienen que “El Jefe” Karina Milei es la que elabora y diagrama posicionamientos, que resultan indiscutibles.

La exposición en el foro de Davos, tuvo algo cierto y real: nos colocó en las consideraciones y evaluaciones de lo que se puede considerar el “primer gran mundo”. Allí aparecimos desubicados.

No resulta una “cucarda” que nos permita mostrarla y sentirnos orgullosos de tenerla, porque las críticas, algunas muy duras, otras cargadas de ironías que duelen más que las expresiones que pudieron ser escuchadas, fueron de tal magnitud que deberían, seriamente, hacernos pensar cuál es nuestro objetivo y hacia dónde vamos.

El día después, en este caso, permite conocer las opiniones de quienes formaron parte del foro y especialistas en la materia que normalmente son los temas que se desarrollan y discuten en Davos. Tal el caso del senador nacional Martín Lousteau, quien entrevistado en un conocido programa televisivo expresó: “Yo conozco qué es el Foro de Davos; pertenezco a él y tengo muchos conocidos que me señalaron su extrañeza, algunos, otros su opinión negativa y, la mayoría, que entendieron que el presidente argentino estuvo desenfocado”.

Fundamentalmente en que consiste el Foro de Davos: “El Foro Económico Mundial (FEM), también llamado Foro de Davos, es una organización no gubernamental internacional con sede en Cologny, que se reúne anualmente en Davos (Suiza), y que sobre todo es conocida por su asamblea anual en esta localidad. Allí se reúnen los principales líderes empresariales, los más importantes políticos internacionales, así como periodistas e intelectuales selectos, a efectos de analizar los problemas más apremiantes que afronta el mundo, y entre ellos, la salud y el medio ambiente desde 1971”.

El evento, reunió a más de 100 gobiernos, las principales organizaciones internacionales y cerca de 1.000 empresas, así como líderes de la sociedad civil, destacados expertos, jóvenes agentes del cambio, emprendedores sociales y medios de comunicación. Davos 2024 fue una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos claves del mundo, marcado por las tensiones geopolíticas de los últimos años. Pero también por tendencias que definirán el futuro, como la descarbonización de la economía y la inteligencia artificial.

En ese ámbito donde está presente sino todo, lo más importante del mercado del mundo, el presidente argentino fue a decirles que “Estaban equivocados”, agregando para sorpresa de los presentes: “Occidente está en peligro”.

Realmente fueron algo más de 20 minutos que sorprendieron a más de uno. En realidad, alejado del “tiempo y el espacio” en el cual se estaba desempeñando. Era una trascendente oportunidad para que dentro de su esquema liberal pudiera mostrar al mundo poderoso, el que -nos guste o no- tiene el mando, no solo político sino económico, que Argentina proyecta y que necesitamos de ellos.

Por el contrario, el primer mandatario argentino, les dijo que estaban equivocados y que “cuenten con Argentina, para cambiar”. Se mostró contrario a una de las preocupaciones mundiales que es el “cambio climático” y cargó contra el feminismo. Si se quiere, todo fuera del contexto de lo que preocupaba al Foro de Davos.

Si la idea que se forjó en la cabeza del presidente argentino, era constituirse en el o uno de los conductores del nuevo mundo liberal, insertando su pensamiento en los que configuran las políticas de Estado en el sector más poderoso del orbe, quedó claro que la metodología utilizada fue errónea.

Así, minutos después de su alocución, los principales diarios del mundo se hicieron eco de las palabras del mandatario. El País, de España, señaló que Milei “abroncó a todos los líderes del mundo, especialmente a los organismos internacionales”. No importa el número, pero lo que se esperaba con expectativas se convirtió en opiniones negativas.

La única verdad es la realidad y ésta indicó que quien era recibido con entusiasmo en el corazón del capitalismo, el Foro de Davos, como un gran defensor del mercado, palabra sagrada para los ejecutivos que llenaban la sala principal, algo muy poco habitual cuando habla un político, cambió a medida que avanzaba en sus expresiones, evidenciándose una desaprobación generalizada, lo que nos señala que perdimos una gran oportunidad, si es que alguna vez la tuvimos.

En síntesis, de vuelta en el país, con más penas que glorias y a enfrentar las contingencias que deparan un DNU muy cuestionado y la Ley de Bases que no termina por ajustarse.

Hay que dejar de lado el relato y poner los pies en la tierra y comenzar a desandar el camino de recuperación que necesita Argentina. Ni profetas ni mentes brillantes: solo los que puedan ver la realidad.

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