SÁBADO 25 de Marzo de 2023
 
 
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Música y achaques

Según un estudio realizado por la Universidad Northwestern (Illinois, EE.UU.) y publicado en la revista científica ’PLoS One’, aquellos que, además de escuchar música, también la practican tienen más posibilidades de mejorar los problemas de oído al llegar a la vejez.

Los que a lo largo de su vida se han dedicado a tocar un instrumento parecen tener una serie de ventajas en, al menos, dos funciones importantes que se deterioran con la edad: la memoria auditiva y la capacidad de oír y mantener una conversación en un ambiente ruidoso.

Para realizar esta investigación, se estudió a 37 personas de entre 45 y 65 años. De ellos, 18 aprendieron a tocar algún instrumento de niños y habían continuado con él durante toda su vida. Tanto a ellos como a los que no eran músicos se les realizó una serie de pruebas para analizar qué eran capaces de oír en un ambiente con ruido, cuál era su memoria auditiva y también la visual.

Los que habían aprendido a utilizar un instrumento desde pequeños superaban al grupo de los que no eran músicos en todas las pruebas menos en la memoria visual, cuyas respuestas eran muy similares. Un dato que considera relevante ya que las dificultades para entenderse que tienen los mayores en determinados lugares es una queja común. Además, este impedimento les puede llevar al aislamiento social y la depresión.

Mantener el cerebro “en forma”

Cuando se estimulan durante toda una vida a las distintas partes del cerebro que intervienen en una actividad, por ejemplo la música, esas zonas están más entrenadas, es como si tuviesen más reservas, por lo que cuando llegan los déficits de la vejez, a ellos les aparecen más tarde o no los tienen.

Además, no sólo ocurriría con los músicos. Aquellos que se han dedicado a actividades relacionadas con el lenguaje, al llegar a mayores no presentan problemas relacionados con esta faceta, por lo que no les cuesta, por ejemplo, los ejercicios de comprensión.

La música interviene en todas las dimensiones neuronales, por lo que la mejora de estas personas no es únicamente un efecto de control del volumen, más bien han incrementado su capacidad para extraer patrones sonoros relevantes, incluyendo el sonido de sus propios instrumentos, armonías y ritmos. Es como un pintor, que está en sintonía con los atributos visuales de la pintura.

Se ha comprobado que los niños que estudian música, que tocan un instrumento sin que les fuercen a ello, son chicos más despiertos. Si se dedican a ello, esta característica se acentúa.

Eso sí, no vale todo tipo de música. La buena, la que ayuda a personas enfermas y a aquellos que quieren relajarse o concentrarse es la clásica. Otro tipo de música, como el heavy, puede tener más onda pero, según los expertos, no consigue los mismos beneficios.

Dr. Juan José Penna

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