Son para observarlos desde el “balcón”, se entrecruzan y arman un escenario o varios en los que quedan reflejadas las ambiciones de poder que existen en los sectores políticos que hoy conforman el espectro nacional.
Todos miran a Javier Milei a quién muchos otorgaban pocas chances de darle continuidad a su gobierno. Eran abundantes las voces que predecían -a excepción del 56.7 por ciento que lo había votado- que su actitud disruptiva tenía un final a corto plazo.
Hoy tratan de encontrarle una explicación a una permanencia que por momentos pareciera debilitarse y en otras ocasiones muestra una fortaleza capaz de arrasar con todo aquello que se le oponga.
Las actitudes casi dictatoriales, que a sectores disgusta a otros satisface, pone de relieve que el país, en líneas generales, es “hijo del rigor” y esta sujeto a que estrategias bien elaboradas, logren éxitos en cuestiones que, en otras oportunidades, fueron fracasos rotundos que provocaron un deterioro sustancial en el poder gubernamental.
Es evidente que Javier Milei es un hábil jugador que disfruta y siente un raro placer en arriesgarse y siempre estar al límite. Si se quiere es, como decía un viejo y experimentado político, “Si sabés animarte y no tenés vértigo al caminar por la fina línea que marca el precipicio, siempre tenés posibilidad de ganar”.
El “triángulo de hierro” esta dotado de esta cualidad, que puede gustar o no, pero que a ellos les está dando óptimos resultados.
Amenazaban con las explosiones sociales, la rebelión gremial, la reacción de sectores productivos y empresariales que procurarían mantener sus status. El avance regulatorio del sistema educativo, fundamentalmente el universitario que pronosticaba una reacción generalizada, que se debilitó casi hasta desaparecer. La lucha contra las prepagas y el deterioro del sistema de salud, entre otras reformas se suponían bombas a punto de estallar.
El achique del Estado Nacional que buscando superávit fiscal y déficit cero, le pegó a las provincias, recortando transferencias, suprimiendo obra pública, provocando que estén al borde del colapso, dado que pese a los ajustes internos, no pueden responder a las exigencias económicas de los servicios que prestan, muchos de los cuales ya los han empezado a cortar.
Todo en el entorno interno, donde el gobierno libertario avanza hacia objetivos que le permitan concretar sus planes de Desregulación y Transformación del Estado, privatizando, desprendiendose de empresas que le resultan deficitarias o concesionando servicios a los efectos de poder mantener sus paradigmas gubernamentales, es una premisa que no se negocia.
Para lograr estos fines y abonar el terreno para los futuros movimientos que, dicen tener en cartera, Javier Milei busca conciliar acuerdos con sectores políticos a los que en realidad no respeta, pero necesita.
Ante esta eventualidad ya hay quienes, habiendo aportado hasta ahora, su colaboración, ya perciben que son como las “bombachas mojadas”, cuando molestan se cambian, son material descartable.
Lo mismo sucede con los colaboradores que se dicen libertarios, pero deben ser sumisos, esclavos sin voluntad propia y obedecer al único que tiene el poder: “el trío de hierro”. Sino son material prescindible.
Si bien aparece como un intento de marcar la futura “cancha” colaborativa Macri ordenó suspender las negociaciones con el gobierno y exige un acuerdo público con Milei para frenarle la ley que limita los DNU.
La bancada de Ritondo evalúa abstenerse en la ley de DNU. “Sin nosotros y sin decretos, el Congreso puede ser un calvario para el gobierno”, expresan entre los legisladores del PRO, quienes hasta ahora habían sido fieles en responder a las gestiones conciliatorias y negociadoras de Javier Milei, Santiago Caputo y Guillermo Francos.
Esa postura preocupa a la Casa Rosada, que está acotado en sus decisiones dada la fecha fijada para que finalice el período de sesiones ordinarias.
En estas gestiones de recuperar la colaboración “macrista” acelera su contacto el asesor estrella Santiago Caputo, quién está buscando las formas de asegurar a los “87 héroes” que defendieron el veto presidencial contra los jubilados. Hasta ahora, el posicionamiento de los opositores-dialoguistas, parece ser muy firme y rechazan cualquier arreglo que no constituya un acuerdo entre Javier Milei y Mauricio Macri.
Las cuestiones parlamentarias son, hoy, el “talón de Aquiles” del gobierno mileista. Las opciones son negociar y acordar, ambas contrarias al pensamiento del presidente libertario.
Desde ahora hasta la culminación del año legislativo y sin la posibilidad ya anunciada de no llamar a extraordinarias, Javier Milei puede llegar a tener una situación de conflicto muy difícil de resolver.
A esta altura los aprietes, las estrategias montadas serán inútiles si como dijo el ex presidente Mauricio Macri a sus diputados: “Dejen correr el reloj. Los apurados son ellos, no nosotros”.
Escriba su comentario