Es una situación controvertida y que no deja de sorprender. El presidente argentino Javier Milei sale -tras la frustración del acto del 9 de Julio en Tucumán- a embestir sin reparo alguno a los gobernadores abroquelados -por primera vez- ante el avance libertario sobre las libertades y economías de las provincias.
Sin lugar a dudas, cada vez que pretendamos analizar algunos de los movimientos que realiza el presidente, deben observarse los efectos que se producirán y en qué aspectos es ganancioso Milei.
Si nos centramos en el objetivo inicial, sin lugar a dudas que nos alejamos de la realidad que se procura. En verdad -hasta ahora- Javier Milei no ha podido someter a un gran número de Estados provinciales -entre ellos La Pampa - y está intentando ahogarlos económicamente como una forma de alcanzar el poder absoluto.
El Presidente respondió a los reclamos de los gobernadores por más fondos y advirtió que si el Congreso rechaza el veto a la ley de movilidad jubilatoria, judicializará la decisión. expresando: “Los mandatarios provinciales quieren destruir al gobierno nacional”. Esa es su posición ante un reclamo que infiere darle a las provincias parte de aquello que se les ha restado para alcanzar el superávit.
Se pone en tela de juicio las motivaciones que determinaron la no asistencia del presidente al acto en Tucumán. Se le están dando diferentes interpretaciones que surgen de dos aspectos centrales: el climático y la no asistencia de la mayoría de los gobernadores. Solo dos confirmaron su presencia, además del dueño de casa. Lo real solo ellos saben.
Las acusaciones del libertario-anarcocapitalista hacia los gobernadores no son calmas ni razonamientos analizados, teniendo en cuenta los aspectos que señala que, de aceptar el reclamo de los mandatarios del interior, se afectaría su paradigma: el superávit fiscal y déficit cero.
Sostiene que: “La recaudación a los gobernadores les viene creciendo entre el 7 y el 8%. No corresponde lo que piden. Partieron de una situación de equilibrio y la recaudación creció ese 8%, entre otros motivos, por el IVA. Quieren destruir al gobierno nacional”.
En una entrevista con uno de los periodistas que favorece con los encuentros donde expone, de acuerdo a un evidente cuestionario acordado, responde a una de las preguntas sobre la presión de los gobernadores en el Congreso: “La intención de ellos es romper todo, porque si La Libertad Avanza se convierte en La Libertad Arrasa, ellos tienen un problema: se tienen que jubilar”.
La pelea continúa y sin lugar a dudas aún faltan varios episodios más, mientras se da continuidad al programa de lograr que el Estado asuma un rol secundario en la reformulación que se pretende del país, en el cual la actividad privada deberá pasar a reemplazarlo en las actividades que son privativas del Gobierno.
Nadie piensa sensatamente que pueda darse esta posibilidad, porque estaríamos ante un escenario de privatización de servicios, salud, educación, obra pública, hacerse cargo de la actividad que desplegaba Vialidad Nacional ya eliminada, lo mismo que la reducción del INTA, INTI, CONICET, y el sistema educativo superior.
Por otro lado, mientras elabora las formas de un sistema tiránico, pero de derecha, sigue sumisamente los dictados que orientan la relación con Trump.
Todo estaría indicando que el presidente republicano condiciona la relación a que sean aceptados los términos de la relación político-comercial instaurada en los EEUU. Situación ya aceptada por el presidente argentino.
Habrá eliminación a cero de aranceles para productos estadounidenses que ingresen al país y se ajustarán aranceles de los que exporte Argentina con destino a los EEUU. Un negocio extraño, si se quiere impropio de un economista.
Trump cierra un acuerdo de aranceles con Argentina por tres razones geopolíticas que Milei garantiza a Estados Unidos. El líder republicano convalidará un pacto arancelario diferenciado con el gobierno libertario porque podría asegurar un canal de productos y bienes estratégicos hacia EEUU frente a una ruptura comercial con China.
Que un país emergente, condicionado por una situación económica desequilibrante, que en un año y medio de gobierno no ha logrado superar ni encontrar los mecanismos que nos permitan ingresar en los mercados internacionales, es jugar con el futuro del país.
Se evalúan posibilidades y futuro. Hasta ahora nadie ha dado seguridades en torno a los caminos emprendidos. Abundan los que sostienen que hay que esperar, ante un mundo convulsionado y en un franco cambio político, comercial y productivo.
Javier Milei, con su “bingo” personal que involucra a 46 millones de habitantes, que son -por ahora- solo espectadores-, procura resultados que están en carpeta y no se han materializado en beneficio de la ciudadanía.
La realidad sigue superando al relato. Nadie percibe cómo sopla el “viento”.



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