Tras ocho días de tareas diplomáticas y logísticas, el Gobierno informó que terminó de traer a los ciudadanos que estaban en Medio Oriente. El procedimiento incluyó traslados prioritarios para menores, adultos mayores y personas con discapacidad
Con tres vuelos especiales autorizados por el gobierno israelí y organizados por las autoridades argentinas, se logró asistir a los connacionales que se encontraban en una zona de conflicto sin acceso a rutas comerciales de salida producto del cierre del espacio aéreo.
La operación se desplegó en tres etapas consecutivas a partir del lunes 23 de junio. Los vuelos de evacuación partieron desde Tel Aviv rumbo a Roma, en el marco de una autorización especial gestionada entre los gobiernos de Israel y Argentina, ante el cierre del espacio aéreo producto de la escalada militar.
El procedimiento se llevó adelante con criterios de priorización establecidos por el Gobierno argentino. Se brindó prioridad a niños, personas mayores y ciudadanos con discapacidades o condiciones médicas específicas, de acuerdo con un protocolo de selección “objetivo y transparente”.
Se evacuaron 22 adultos mayores de entre 75 y 93 años, 14 niños menores de 13, 7 menores no acompañados y 6 madres con bebés menores de 2 años.
Durante todo el proceso, el presidente Javier Milei sostuvo el respaldo político del operativo, que incluyó el involucramiento directo de la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, el canciller, Gerardo Werthein, y el ministro de Defensa, Luis Petri.
La conducción de las tareas estuvo a cargo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien lideró la estrategia general junto al asesor de Seguridad Nacional, Ricardo Ferrer Picado, y al jefe de Gabinete de la Cancillería, Ricardo Lachterman, responsable de la supervisión y ejecución operativa.
Desde la capital italiana, 201 de los evacuados completaron el trayecto hacia Buenos Aires en un vuelo especial de Aerolíneas Argentinas, con apoyo logístico de la Embajada Argentina en Roma.
Samuel, un chico de 19 años que volvió en ese vuelo, contó que viajó a Israel para estudiar y después se quedó seis meses trabajando: “Cuando me estaba por volver, cayó la guerra”. <EM>Además, explicó que debió refugiarse en búnkers en distintas oportunidades cuando sonaban las alarmas por los ataques de los iraníes: “Viví un montón de experiencias que, a lo mejor, la gente de acá no toma conciencia. Es muy loco regresar acá, la verdad que no caigo todavía de estar con mis padres, ver en un rato a mi familia”, señaló.
“Tuve miedo en estas últimas semanas. Yo trabajaba en un hotel y a cinco cuadras cayó un misil, y destruyó todo. Nosotros estábamos en el búnker y sentimos cómo tembló todo”, destacó Samuel.
“Estas dos últimas semanas fueron un infierno. Literalmente, me dormía a las doce y a las dos de la mañana sonaba la alarma y tenía un minuto para ir al búnker. Todo el mundo bajaba por las escaleras de emergencias. Estaba lleno. Sonaba a las dos, cinco, siete de la mañana, repetidas veces todo el día”, agregó.
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